Mis amigos del intercambio o como yo los llamo: mi familia internacional

¿Sabéis cuando en las películas ponen una escena del presente y luego enseñan lo que había pasado doce horas antes? Pues hoy voy a hacer algo parecido, pero no del todo, porque en vez de en unas horas, todo esto pasó en más o menos un año.

Mi familia internacional

Ahora mismo, tengo amigos de todo el mundo con los que resulta difícil ponerse en contacto. A veces cuando aquí es de día, allí es de noche, por lo que yo estoy despierto y ellos no y viceversa. O a veces están de exámenes y yo de vacaciones, o al revés. Cuesta pensar que siguen siendo parte de mi vida actual, pero sé que de alguna manera lo son.

De toda la gente a la que conocí gracias al intercambio de Rotary International, hubo algunos con los que conecté más. La mayoría son latinoamericanos (de Brasil, Argentina, Ecuador y Chile), pero también los hay de Tailandia, Alemania y Turquía. Los conocí en un campamento de orientación que organizó Rotary. Como íbamos a estar un año estudiando en la misma zona, esa orientación servía para enseñarnos las normas, pero también para que nos fuéramos conociendo. Fue uno de los mejores fines de semana de mi vida. No teníamos cobertura porque estábamos en mitad de Wyoming. Todo lo que hicimos fue jugar a juegos en el bosque, comer nubes y cantar alrededor de una hoguera y hablar de nuestra vida.

(Mis amigos y yo en las montañas de Wyoming).

Eso solo fue el principio, porque desde ese momento empecé a salir con los que me caían mejor. Fuimos a los karts, al laberinto de maíz en Halloween y volvimos a quedar en diciembre. Otro finde inolvidable fue el que pasamos en Steamboat Springs, Colorado. Era un frío fin de semana de enero y Rotary nos llevó a pasar el día esquiando. También estuvimos bailando y cenamos en lo alto de la montaña. El paseo en teleférico fue increíble. Steamboat es un lugar muy pequeño, pero era precioso verlo todo iluminado desde arriba.

(Steamboat Springs, Colorado, de noche).

En aquel momento ya éramos muy amigos, por lo que decidimos planear nuestro propio finde, en vez de esperar a que lo hiciera Rotary. Fuimos a la bolera, a hacer senderismo y a Starbucks porque uno, necesitábamos café y dos, necesitábamos un sitio para hablar calentitos. Siempre se hacía duro despedirse.

Una vez en casa, mi siguiente viaje fue a Nueva York, con solo tres amigos. Pero no pasaba nada, en Nueva York conocí a ochenta personas más. No me hice íntimo de ninguno, pero estuvo bien hablar con ellos. La Gran Manzana era increíble, pero eso no es nada nuevo. Me encantó y estaba contentísimo de poder visitarla con gente de todo el mundo.

Lo más increíble del año fue el viaje a la Costa Oeste porque fueron dos semanas de viaje por carretera con mis mejores amigos. Quince días de risas, canciones en el bus, excursiones y bromas. Sentía que eran mi tercera familia, después de la biológica y mi familia de acogida. Con ellos podía ser yo mismo. Me conocen de verdad. A veces la gente ve mis fotos en Instagram, les dan Me gusta y se creen que solo con eso ya me conocen, pero la verdad es que seguramente nadie me conoce tan bien como mis amigos. Es un grupo perfecto a su manera. Todos somos diferentes, pero nos llevamos bien. Venimos de países y culturas distintos, pero nos aceptamos. El viaje terminó en San Francisco y pasó algo muy guay en el avión SouthWest de camino a Denver. Una de las azafatas nos dio la bienvenida a nosotros en especial y dijo que estaba muy contenta de tener estudiantes de intercambio a bordo. Fue genial y conseguí grabar un trozo.

(Algunos de mis mejores amigos y yo en la Ruta 66).

Antes de ir de intercambio...

Y aquí es cuando vuelvo atrás en el tiempo porque antes del intercambio jamás habría imaginado que conocería gente tan maravillosa. Sabía que conocería gente, pero no que iba a tener un grupo tan enorme de personas increíbles. Era todo lo que siempre había deseado. Conozco a mucha gente de todo el mundo, pero echo de menos tener un grupo grande. Sería genial poder quedar todos en el mismo sitio al menos 24 horas, sin normas y sin preocuparnos del transporte para poder vernos. Nos lo pasaríamos genial.

Gente que agradezco haber conocido durante mi experiencia como alumno de intercambio:

• Mi familia estadounidense porque mi año no habría sido lo mismo con una familia de acogida distinta;
• Mi familia internacional, porque repito que nunca voy a encontrar un grupo tan genial como este.

- Cristian