Mi experiencia en la Universidad de San Diego (California)
¡Hola a todos! Hoy hablaré de mi aventura en San Diego. Eran unas vacaciones de estudios de un mes. En ese momento, iba al Instituto de Ciencias de San Sebastiano al Vesuvio, en la provincia de Nápoles, y me iba muy bien con el inglés, por lo que mi profesor me propuso vivir esa experiencia. Éramos unos veinte chavales y asistiríamos a un curso intensivo de idiomas en la Universidad de San Diego.
Nos alojamos en el campus de la universidad. Era estupendo, enorme, inmenso, cuidado hasta el más mínimo detalle. Todo nuevo, con habitaciones muy espaciosas. ¡El único punto negativo era que cabía la posibilidad de encontrarse con serpientes de cascabel! En cambio, lo mejor era el desayuno. Había una sala gigantesca con mesas y sillas, donde podía servirte mediante self-service y probar tantas cosas como quisieras. Yo siempre he tenido predilección por las cosas dulces, sobre todo por la mañana y mi desayuno consistía siempre en ocho cruasanes y cuatro capuchinos.
Entre semana, íbamos a clases y el fin de semana íbamos a visitar los alrededores. Estuvimos en Hollywood y en Beverly Hills que son respectivamente un barrio y la ciudad de Los Ángeles. Parecía que estuvieras en otro mundo. Los americanos tienen fuertes delirios de megalomanía. El simple letrero de un carrocero se transforma en un coche impresionante milagrosamente enganchado al techo. Ten en cuenta el tamaño de la guitarra al entrar al Hard Rock Café.
Las calles están siempre abarrotadas de gente, a todas las horas del día y de la noche. Personalmente, no me gustaría vivir en ese caos. El tráfico es excesivo. Probablemente los niveles de contaminación son muy elevados. Las personas viven de las apariencias. Las relaciones que se construyen no son sinceras. Sin embargo, te recomiendo unas pequeñas vacaciones. Es emocionante ver la famosa calle con las huellas de los famosos.
Asimismo es alucinante mirar de lejos el imponente letrero de Hollywood.
No te pierdas la excursión a los Estudios Universal de Los Ángeles. La entrada es bastante cara. Cuesta alrededor de 100 euros, pero por dentro te sorprenderá. Te enseñarán muchos trucos utilizados en las películas, además de los sets de las películas reales. En ese momento, recuerdo que me llamó mucho la atención el set de la película King Kong, que era prácticamente del tamaño de una mesa de cocina, todo en miniatura. La película se hizo enteramente por ordenador. Increíble. No me lo habría creído si no lo hubiese visto con mis ojos.
Otro lugar que definitivamente vale la pena visitar y está ubicado en San Diego, es el parque acuático Sea World, donde hace unos años una orca se comió a su entrenador. Los espectáculos fueron hermosos, a decir poco, impresionante. La entrada cuesta alrededor de 60 dólares. En la página oficial puedes encontrar toda la información que necesitas.
Mi hermana y yo entramos en secreto en la zona de los delfines, al anochecer, y nos caemos cerca del cristal. Los delfines se acercaron y empezaron a salpicarnos. Se dejaron acariciar. Tuvimos la tentación de meternos en el agua a nadar con ellos, pero no lo hicimos. Por otro lado, copiamos los movimientos que habíamos visto hacer al entrenador durante el espectáculo y los delfines nos copiaron perfectamente. Fue muy divertido y emocionante.
Otro lugar que sin duda recomiendo visitar es el zoológico de San Diego, donde se puedes ver un sinfín de especies de animales, que no se encuentran fácilmente en los zoológicos italianos. El zoológico de San Diego, de hecho, es uno de los zoológicos más grandes y famosos del mundo, con una superficie de 43 hectáreas y que alberga a unos 4000 animales de más de 800 especies diferentes. Además, es uno de los pocos zoológicos del mundo que tiene un ejemplar de panda gigante.
Otros animales que puedes ver son: águilas, anacondas, agutíes dorados, antílopes, armadillos, boas, ballenas, búfalos, camellos, canguros rojos, capibaras, camaleones, cercolets, caballos, cercopitecos de Brazza, cóndores, cobras, cocodrilos, delfines, demonios de Tasmania, elefantes asiáticos, osos hormigueros gigantes, flamencos, jabalíes, focas, gatos pescadores, guepardos, jaguares, jirafas, gorilas de tierras bajas, guanacos, hipopótamos, iguanas, koalas, leones, leones marinos, lobos, leopardos, leopardos de las nieves, leopardos nublados, linces rojos, mandriles, milpiés gigantes, okapis, orangutanes, osos pardos, osos de anteojos, osos polares, zorros orejudos, pingüinos africanos, pavos reales, loros, puercoespines, pelícanos, pitones, murciélagos, erizos europeos, rinocerontes blancos, chimpancés, tiburones, avestruces, escorpiones, suricatas, ratiles, tapires, tigres, tucanes, delfines nariz de botella, tortugas del desierto, tortugas de las Galápagos, zorros voladores de Rodríguez, cebras comunes, así como varios tipos de arañas, insectos, peces y pájaros. Las plantas que puedes ver en el zoológico también son muy bonitas como: plantas carnívoras, palmeras, cactus, baobabs y muchos otros tipos de árboles y flores.
La entrada cuesta 52 dólares para los adultos y 42 dólares para los niños de 3 a 11 años. Puedes encontrar toda la información que necesitas en la página oficial del zoológico.
También en San Diego, puedes pasar un día inolvidable de recuerdos de la infancia en el parque de atracciones Disneyland. Frente al parque había otro parque infantil, con atracciones muy peligrosas, que se podían ver desde el exterior. Habíamos pagado un paquete que solo incluía la entrada a Disneyland, pero la locura se me ocurrió al final del día.
Corrí hacia la salida del otro parque, haciendo parecer que estaba desesperada ante los ojos de los "acomodadores" y pregunté, con voz angustiada, si habían visto salir a un niño de seis años, con un sombrero verde y una camisa roja. Dijeron que no, pero dijeron que podía ir a buscarlo. Esta fue mi ingeniosa idea para evitar la seguridad y realizar unos cuantos viajes gratis en atracciones que nunca había visto. Fue fantástico. Mis amigos no se lo podían creer.
Las playas de California eran muy bonitas. Visitamos la playa en la que se grabó la célebre película Los vigilantes de la playa.
Luego encontramos una playa donde acababan de nacer cachorros de lobos marinos y, por lo tanto, estaba prohibido bañarse.
Todas las playas tenían kilómetros y kilómetros de largo.
Visitamos también Newport Beach, en la que se grabaron los capítulos de la famosísima serie de televisión estadounidense The O. C. , Transmitida en su tierra del 2003 al 2007 y en Italia del 2004 al 2007.
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