Un día por Salzburgo
En la ciudad de Salzburgo, la parte izquierda, es quizás la zona más residencial, donde hay más salzburgenses (en caso de que sea ese el gentilicio jajaja). Cuando pasas en río es como si visitaras otra ciudad totalmente diferente, con calles mucho más estrechas y edificios más antiguos y a la vez llamativos. Estando todavía en la parte nueva de Salzburgo, cruzamos un parque lleno de flores y estatuas, por donde pasaba una gran cantidad de turistas al ser la zona de paso natural para llegar al puente principal de paso para peatones, Makartsteg .El puente tiene las barandillas totalmente cubiertas con candados, por lo que podríamos decir que es el vigésimo tercer puente del amor de Europa (por poner un número). Después de haber visto varios puentes llenos de candados a lo largo de mi vida, ya es algo que no me llama la atención, menos aún después de ver el de Colonia unos días antes, que es más largo aún que este. Pero es cierto que quedan mejor las barandillas recubiertas de colorinesque no al descubierto.
Foto sacada de: http://acave-famtrips.blogspot.com.es/2014/10/munich-salzburgo_15.html
Al llegar a la otra orilla del río, nos adentramos por las estrechas calles del Salzburgo más antiguo. Recorrimos de arriba hasta abajo la calle principal, Getreidegasse, por donde el flujo de turistas es incesante y no se puede casi para nadie en medio, porque directamente te empujan. También es cierto que según fue pasando más adelante la tarde, el flujo de gente fue disminuyendo y se podía recorrer todo aquello de forma mucho más oxigenada. La Getreidegasse es una calle peatonal, llena de tiendas de recuerdos y por supuesto de tiendas de ropa, relojes, trajes… Es como un centro comercial sin techo en medio de la ciudad que está paralela al río Salzach y a su vez tiene un gran número de calles paralelas y perpendiculares que componen la ciudad con la Fortaleza de Hohensalzburg Festung Hohensalzburg en todo lo alto custodiando el ir y venir de los turistas.
Foto sacada de: http://europaenfotos.com/austria/salzburgo/pho_salz_1.html
Compramos los recuerdos de turno antes de adentrarnos a ver la ciudad en todo su esplendor; iglesias, plazas, calles, edificios… En todas las tiendas de recuerdos en las que entramos, nos encontrábamos algo relacionado con “Sonrisas y lágrimas”, además de los típicos imanes, banderas, abre chapas, etc. También había un buen número de tiendas donde se podía comprar chocolate suizo a precios poco aconsejables para turistas de poco pelo.
En Getreidegasse, pudimos ver la casa de Morzart, uno de los genios más grandes de la historia de la música, con la que completábamos nuestro fetiche de ver las casas de Mozart y de Beethoven en el mismo viaje, (Salzburgo y Bonn).
Foto sacada de: http://estilosdevida.bolsamania.com/viena-calidad-de-vida-2013/casa-de-mozart/
Y no, no entramos a verla por dentro, y podríamos haberlo hecho porque es un museo en la actualidad, pero no teníamos las entradas ni las íbamos a comprar. Otra de las tiendas que nos llamó mucho la atención, fue una situada en un callejón que salía a dar a una calle paralela a Getreidegasse, donde vendían trajes de caballero típicos tiroleses. Eran muy parecidos a los que habíamos visto durante todo el fin de semana por Münich, pero digamos, con más estilo y sin tanto cuadro. Los precios asustaban un poco, pero Anduvimos un buen rato por la calle principal curioseando y de tanto andar nos atacó un hambre voraz. Sin ganas de tirar de McDonalds o Burguer King, nos encontramos con una cadena de comida rápida que al menos en apariencia, era algo más sana que las dos mencionadas. En la cadena, que no recuerdo cómo se llamaba a pesar de volver a verla después en otras ciudades, venden bocadillos y snacks de pescado y mucha variedad diferente de verduras y ensaladas. Compramos para llevar unos bocadillos y sándwiches de salmón con filadelfia, pescado empanado con verduras, gambas y tomate… Algo que nos hizo salir un poco de nuestro círculo infinito de pizzas, kebab, perritos calientes y hamburguesas.
Salzburgo es una ciudad muy limpia a pesar del gran número de personas que transitan por sus calles. Da mucha sensación de confort y el día que estuvimos nosotros lucía un sol que ni en España y se podía ir en manga corta a pesar de ser abril, por lo que la visita fue maravillosa. Estuvimos paseando por la Mozartplatz, la Residenzplatz, pasamos por la calle de la Universidad de Salzburgo, por donde pudimos ver algunas de las facultades, visitamos alguna que otra iglesia, entre las que se puede destacar la Franciscan Church Franziskanerkirche.
Foto sacada de: http://www.panoramio.com/photo/79396158
Ésta, estaba rodeada de tres explanadas de tierra, donde no paraban de pasar carruajes tirados por caballos, para dar paseos a los turistas. Es una iglesia bastante simple, pero es también bastante grande y gratuita, cosa que no pasa en todas las iglesias. Tenía una cripta con una especie de exposición de la muerte, donde había juegos de luces y sombras hechos con pequeños monigotes en movimiento que junto con las bombillas hacía que pareciera todo aquello un sótano bastante perverso.
Justo al lado de la iglesia, hay una curiosa escultura, con una bola del mundo gigante coronada por una persona que está de pies. A primera vista puedes pensar que algún loco se ha subido a la bola, pero si te fijas acabas viendo que es un monigote bastante realista. En la misma plaza de la bola del mundo, había una serie de puestos con cosas típicas de Austria, donde comimos unas galletas de chocolate para lamerse los dedos. Avanzando unos metros y dejando los puestos atrás, empezaba la calle de la cuesta por la que se podía ascender hasta la fortaleza. Se trata de una calle con bastante desnivel, que hace que los gemelos se empleen a fondo, por lo que para los más vagos o los menos preparados físicamente, siempre podéis coger un funicular que subía hasta casi la entrada al castillo. El precio del funicular era algo así como 4 o 5 euros, pero nosotros por no tirar de cartera, tiramos de coraje, que teníamos más que dinero.
Foto sacada de: https://www.salzburg.info/en/travel-info/arrival-traffic/cable_railway
A medio camino entre la ciudad y la fortaleza, hay un mirador desde donde se puede ver todo Salzburgo donde paramos a descansar un rato y pensando claro está, que las vistas desde la parte más alta de la fortaleza de Hohensalzburg (Festung Hohensalzburg), que tenían que ser realmente espectaculares y por las que merecía la pena seguir caminando otros 200 metros cuesta arriba. Llegamos a la “cima” y estábamos bastante extrañados porque no encontrábamos la ruta correcta para ascender hasta el castillo y por más que andábamos de un lado para el otro y el castillo (fortaleza), lo teníamos en frente de nuestras narices, no éramos capaces de llegar. Seguimos por una calle hasta llegar a una zona residencial y veíamos que nos alejábamos más del castillo, por lo que decidimos desandar lo andado. Ya de vuelta, nos fijamos en que salía una calle de una esquina cercana a donde habíamos pasado y nos dimos cuenta de lo torpes que éramos. Simplemente había que fijarse un poco para seguir la ruta correcta. Subimos la última parte de la calle que llevaba a lo alto de la fortaleza y pagamos los 12 euros de la entrada.
Ya dentro de la fortaleza, vimos los diferentes patios de esta, algunas salas abiertas al público con curiosidades de otras épocas y cañones, en principio reales que sobresalían por pequeños orificios en la pared por los que entraba el aire con una fuerza impresionante. Como curiosidad y sin pillarnos ya de sorpresa, volvimos a ver dibujado en una gran puerta de entrada a uno de los patios interiores, le escudo de Carlos V de Alemania y I de España, al igual que pasara durante nuestra visita por Augsburgo. Subimos por un corredor al torreón más alto al que se podía ascender y nos quedamos ensimismados con el paisaje desde todos los puntos posibles. La torre era circular y a parte de un bar/restaurante, se podía conseguir una vista casi trescientos sesenta grados de todo lo que rodea a Salzburgo y su fortaleza. Desde uno de los lados se aprecia la ciudad, con el río y las principales calles. Desde el otro, se pueden ver una serie de grandes montañas en el horizonte, que con casi toda seguridad, diría que son los Alpes. También se veían bosques, praderas, otras poblaciones pequeñas, el estadio de futbol del RB.Salzburgo… Los 12 euros mejor invertidos de todo el viaje por Alemania y Austria. Antes de ir a Salzburgo, habíamos estado pensando en visitar el castillo de Neuschwanstein, donde también se podía viajar con el Bayern Ticket y desde el cuela casi con toda seguridad, habría unas vistas magníficas, pero una vez en lo alto de Salzburgo, supimos que habíamos elegido el viaje ganador.
Vistas desde el castillo de Salzburgo. Foto sacada de: http://acave-famtrips.blogspot.com.es/2014/10/munich-salzburgo_15.html
Saciados de vistas y fotografías, siendo ya media tarde, empezamos a sentirnos cansados (más aún después de habernos pegado la paliza de la semana subiendo andando la cuesta hasta la fortaleza de Hohensalzburg. Como teníamos el Bayern Ticket que nos valía también para la vuelta hasta Münich y salían trenes regionales cada hora, nos entretuvimos un poco por la zona nueva de Salzburgo antes de llegar a la estación central de tren, que está a unos veinte minutos andando desde el centro de la ciudad. Era domingo, y se veía bastante movimiento por la estación, con muchísimos policías en todas las esquinas. Compramos algo de comida para merendar/cenar durante el viaje de vuelta (un tentempié) y montamos en el tren que por cierto iba bastante vacío a la vuelta. Mientras íbamos disfrutando del paisaje que une Salzburgo y Münich, donde se podían ver algunas casas en medio de colinas a lo Heidi o Ana de las tejas verdes, se nos plantó delante de los tres amigos una persona con cara de mala leche y una placa que parecía de policía y nos pidió la documentación.
Foto sacada de: http://www.raileurope.com.ar/place/salzburg-hauptbahnhof
Uno de nosotros (no diré quién), se pensó que aquél hombre con cara de pocos amigos quería vendernos algo, por lo que le contestó en un inglés perfecto “no, thanks”, a lo que el policía vestido de paisano le respondió con una mirada que le quitó las ganas de seguir replicando al culpable. Entre controles de seguridad y una foto que nos consiguieron hacer una pareja muy simpática de jubilados alemanes después de veinte intentos, llegamos a Münich, pasamos a coger un kebab en un local justo al lado de casa y nos fuimos al hotel.
Salzburgo nos dejó un muy buen sabor de boca y nos fuimos todos pensando que queríamos repetir en un futuro. Personalmente, me pareció una ciudad maravillosa, con muchas cosas que ver, mucha historia y un castillo (fortaleza) con unas vistas increíbles. Además parece una ciudad preparada por y para el turismo, por lo que vais a encontrar todo lo que necesitéis. Y al estar tan cerca de Münich en tren y teniendo la opción de coger el Bayern Ticket para ir hasta allí, creo que no hay excusa que valga para visitarla. Los hoteles son bastante caros eso sí y en general todo es caro allí, pero si no vais a hacer noche, no hay ningún tipo de problema tengas el presupuesto que tengas. Además, al tratarse de una ciudad pequeñas, con unos 200.000 habitantes, se puede ver todo en un día, desde por la mañana hasta por la tarde. ¡Es una ciudad encantadora!
Era nuestra última noche en Münich y por lo tanto la última ocasión de disfrutar del bar del Wombats Hostel, por lo que nos duchamos, nos pusimos cómodos y bajamos a apurar unas cuantas jarras de cerveza alemana bien fría y a intercambiar ideas culturales con otros viajeros que por allí merodeaban solitariamente. Nos llamó la atención en exceso (y para mal), la facilidad con la que se puede reconocer a los grupos de españoles, sobre todo los grupos donde predominan los hombres. Somos demasiado voceones con pocas y contadas excepciones y cuando entraba un grupo de al menos cuatro españoles, todo el mundo se daba cuenta a la primera. Pero bueno, es nuestra forma de ser y de actuar y también hay que decir que a simpáticos no nos gana nadie.
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