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Mi experiencia Erasmus en Salerno

Publicado por flag-es Mayara Vallaure — hace 4 años

2 Etiquetas: flag-it Experiencias Erasmus Salerno, Salerno, Italia


Y llega el momento más duro del Erasmus. De esto apenas nos habían hablado y hay que vivirlo para saber qué se siente ahora que vuelves a casa, a tu ciudad, con tu familia y tus amigos y dejas atrás todo lo que has pasado estos meses.

En mi caso, llegué un 19 de septiembre a Salerno y me he ido un 19 de julio. 10 meses redondos. Es imposible resumir este año, me harían falta páginas y páginas para contaros desde el más mínimo detalle, desde lo más insignificante, hasta lo más importante.

Para haceros el cuento corto, solo quiero deciros que ha sido sin duda el mejor año de mi vida, desde los preparativos para irme, que empezaron hace más o menos un año cuando la chica más maravillosa del planeta me escribió por whatsapp para proponerme vivir con ella, hasta el estrés, el agobio de los últimos días recogiendo todo y haciendo todo "por última vez" y las lloreras..., menuda llantina. Cada día ha sido especial y cada día ha sido diferente. ¿Rutina? ¿De Erasmus? ¿Qué es eso?

Quiero dedicarle unas líneas a Salerno, esa ciudad que poca gente conoce, pero que basta pasar unos días en ella para que te enamore y te atrape. No sé qué ha sido, no sé si sus calles estrechas empedradas, su corso, si su minúscula playa (Santa Teresa) con sus palmeras y su arena negra; si el hecho de ser una ciudad sin ley (¿cinturón? Para qué. ¿4 en una moto? Porqué no); o sus parques, sus espigones y su increíble paseo marítimo que daba gusto pasear cada mañana o cada atardecer contemplando aquellas maravillosas vistas; igual ha sido el ensordecedor sonido de las ambulancias, o la mezcla de olores que uno sentía recorriendo cada calle (pastelerías, pizzerías, pescaderías, tiendas de ropa, de cuero, librerías, cafeterías, bares, restaurantes, fruterías, mini mercados, tiendas de música, de discos, jugueterías…); tal vez los cornettos a deshoras o sus supermecados (eté, sole365, sigma, deco... ); puede que hayan sido las iglesias, pequeñas pero acogedoras, o su duomo con su espectacular cripta; o el Castello de Arechi, con sus increíbles vistas; o el Estadio Vestuti, el punto de encuentro oficial para salir de fiesta o para viajar (Roma, Florencia, Foggia, Sicilia... ); y la Boutique (pastelería de día y discoteca de noche); o sus heladerías, bendito Punto Freddo; o puede que la Stazione Centrale, la Piazza della Concordia o el Bar Mary (con Roberto, el más grande de Salerno), tres puntos que nos han permitido que nos moviésemos por toda Italia; tal vez la universidad, ese increíble campus rodeado de montaña con su propio clima (en invierno un frío que se te metía por los huesos y en verano un calor que te derretía); dudo que haya sido el transporte: un poco desesperante, podías pasar de 5 a 50 minutos en la parada esperando el autobús para ir a la Universidad. Cuando pasabas más de 15 te preguntabas seriamente si de verdad era necesario ir ese día. Media vuelta y a casita a seguir durmiendo. Aunque lo peor era cuando por fin pasaba y no cabía ni un alfiler. De locos; tal vez ha sido su clima, que hemos tenido de todo: lluvias torrenciales, vientos huracanados, nieve, frío (mucho), calor (demasiado), bochorno, humedad… Aún así me ha encantado; o igual el ambiente, la gente, la ESN (sois los mejores), las fiestas, las discotecas… Supongo entonces que ha sido todo esto, la mezcla, la variedad, la que ha convertido a Salerno en mi segunda ciudad, en mi segunda casa.

Se me encoge el corazón de solo pensar que si alguna vez vuelvo, que seguramente lo haré, no será del todo lo mismo. La ciudad por supuesto seguirá igual o muy parecida, pero me faltará su gente, la que para mí ha sido lo más importante de este Erasmus. Salerno ha conseguido que se crucen en mi camino personas increíbles, estupendas, maravillosas, permitiéndome así conocerlas y quererlas. Por esto Salerno te estaré eternamente agradecida, me has hecho muy feliz. Os llevaré siempre en mi corazón, hayamos coincidido más o menos, siempre os recordaré. Todos hemos sido compañeros de esta experiencia en esta ciudad, y ya solo con eso, tenéis un huequito nel mio cuore (por supuesto no podía faltar la frasecita en italiano) y una casita en Madrid, donde estaré encantada de acogeros. Gracias a todos, os deseo lo mejor en esta nueva etapa post-erasmus.

Siempre nos quedará Salerno.

“El Erasmus no es un año de tu vida, es una vida en un año”.


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Comentarios (2 comentarios)

  • flag-es Reyes Martínez hace 6 años

    No podrías definirlo mejor!

  • flag-es Mayara Vallaure hace 6 años

    Ayyyy Reyes guapetona! Espero que vaya todo geeeenial, te mando muchos besos!


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