Día 1: De Chicago a Reikiavik, Islandia.

Hola viajeros!

Aquí les cuento el Día 1 de mi viaje a Europa de 10 ciudades en 10 días con 1100 USD.

La primera ciudad visitada fue: Reikiavik, capital de Islandia.

Luego de una búsqueda exhaustiva en Google Vuelos encontré que, para la fecha de mi viaje, la forma más barata de entrar a Europa desde Chicago, ciudad en donde vivo desde hace 5 años, era tomando el vuelo nocturno de la aerolínea de bajo costo WOW air con destino a la ciudad de Frankfurt en Alemania, el cual tenía una conexión de 19 horas en la ciudad de Reikiavik en Islandia.

El domingo 02 de septiembre de 2018, me fui directo desde mi trabajo, con mi equipaje de mano y cartera, al Aeropuerto Internacional O’Hare de la ciudad de Chicago y tomé mi primer vuelo de esta aventura.

El vuelo salió a las 11:40pm de la noche, dormí las 6 horas y media que duró el trayecto y, a las 11:00am, ya estaba en el Aeropuerto Internacional de Keflavík en Islandia.

Islandia se encuentra ubicada en el medio del Océano Atlántico Norte,  y es una conexión interesante utilizada frecuentemente por las aerolíneas Icelandair y WOW air, en sus vuelos trasatlánticos entre América del Norte y Europa.

Por supuesto, no dudé en aprovechar esta escala para conocer la ciudad de Reikiavik, capital islandesa, asimismo, visitar una de las famosas piscinas de aguas termales de Islandia y, además, tratar de ver las Auroras Boreales, si el clima lo permitía.

Tomé un autobús de la empresa Flybus desde el aeropuerto hasta Reikiavik que queda a unos 50 kilómetros de distancia. El ticket ida y vuelta me costó 45 USD. Y los autobuses tanto de ida como de regreso salen aproximadamente cada 30 minutos durante casi las 24 horas del día.

Llegué al terminal de bus BSI City Center de Reikiavik y empecé a caminar con mi equipaje de mano siguiendo la ruta a pie que ya había previamente guardado en Google Mapas rumbo a la playa Nauthólsvik.

La ruta me adentró a un camino de tierra en la colina de Oskjuhlid. A medida que iba caminando, se fue haciendo más estrecho el camino. Me pareció extraño que Google Mapas me había indicado esa ruta tan desolada, pero era la manera de llegar a pie a mi destino y continué confiada de que estaba en un país seguro.

A la mitad del camino me conseguí con el edificio Perlan, un lugar icónico de Reikiavik, que tiene una cúpula de cristal. Tiene tanques de almacenamiento de agua caliente que surte la ciudad; también hay un museo con exposiciones sobre las maravillas de la naturaleza de Islandia y, en la cima del domo, hay un restaurante. Tomé algunas fotos del exterior y continué mi camino.

Finalmente llegué a la playa Nauthólsvik. Llevaba mi traje de baño puesto porque tenía la intención de relajarme un rato bañándome en la piscina geotermal ubicada en las instalaciones de la playa, pero estaba llena de personas y preferí solo quedarme un rato observando el paisaje de la laguna fría y cómo los osados islandeses se metían en ella.

Vale destacar que, aun siendo verano, la temperatura era de aproximadamente 10°C. Recordemos que Reikiavik es la capital más nórdica del mundo.

Luego recorrí una vez más el mismo camino de media hora para regresar al punto de partida en el terminal y continuar hacia la iglesia Hallgrímskirkja, de rito luterano, con una arquitectura muy llamativa, es el edificio más alto del país con 74,5 metros de altura.

Desde allí llegué al centro de la capital y recorrí sus pintorescas calles con faroles con forma de capullos de rosas, corazones pintados en el asfalto de la calle, tienditas, cafés, restaurantes, bares.

Decidí que era hora de comer y descansar. Y fui a probar los famosos perros calientes de Bæjarins Beztu Pylsur, un modesto puesto pero con años de historia en la ciudad. Me gustó mucho el sabor, aunque tampoco son los mejores que me he comido; usan una salsa islandesa y una kétchup de manzana que les da un toque único. A 4,50 USD cada uno, fueron una opción barata y sabrosa para no salirme del presupuesto.

Finalizada la tarde, revisé en internet el pronóstico de las Auroras Boreales para esa noche; para el cual es utilizada una escala del 1 al 9, donde 1 es muy baja actividad y 9 muy alta; y señalaba 2 (baja probabilidad), lo cual no me sorprendió porque había mucha nubosidad y estaba lloviznando.

Sin oportunidad de ver las Auroras Boreales, y ya de noche, me topé con un anuncio de  Happy Hour frente a un bar y luego otro de 2x1 de cerveza. No me iba a ir de Islandia sin probar una de sus cervezas. Así que, sentada en la barra, degusté un par de Viking por 6 USD, una cerveza de buen sabor pero un poco fuerte para mí, lo suficiente para ponerme un tanto más alegre.

Sin apuros y un poco mareada pero feliz, a las 2am, me fui caminando al terminal a buscar el bus que me trasladaría al aeropuerto nuevamente para tomar mi vuelo a Frankfurt a las 6am.

En mi siguiente publicación, continuaré con el Día 2 de esta aventura en Europa. 

Gracias por leer mi blog.

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