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Volando como un pájaro


Después de haber estado viendo a gente hacer parapente durante 4 meses, al fin me decidí a hacerlo. Parecía divertido, y yo tenía muchísima curiosidad por probarlo. Además, una amiga lo hizo a finales de agosto y me contó lo impresionante que fue volar a través de las nubes y sobrevolar Puerto como si fueras un pájaro.

Así que le mandé un correo electrónico a la empresa para hacerles unas preguntas, solamente para asegurarme, porque no tengo coche, y como trabajo solo podría hacerlo en fin de semana. Me respondieron rápidamente, y me dijeron que solamente tenía que decirles el día en que quería volar, y si hacía buen tiempo ellos vendrían a recogerme aquí. Reservé un vuelo para dentro de dos domingos, y estaba súpercontenta de finalmente hacerlo.

El domingo llegó, y ahí estaba yo a las 8:30 a. m. esperando a que me recogieran en la puerta de mi casa. Estaba muy nerviosa, porque no sabía que me esperaría allí. En el coche conocí a otra chica que también volaba ese día, era muy maja, y charlamos un rato sobre nuestras vidas y otras cosas por el estilo. Eso ayudó a calmar mis ansias. Paramos en un supermercado a recoger a más personas, pero de repente alguien recibió una llamada diciendo que había mucho viento en el Teide, y que no sería posible despegar en esas condiciones. Así que decidimos esperar 20 minutos y volver a llamar a ver si mejoraba el tiempo, pero desgraciadamente, no mejoró. Así que nos llevaron de vuelta a Puerto, para probar de nuevo a las 4 p. m. Volví a casa, un poco decepcionada pero todavía con ganas. Mientras tanto empecé a encontrarme mal, tuve que tumbarme un rato en la cama, no sabía que me pasaba. No podía volar así porque ni siquiera conseguía tenerme en pie, y no había comido nada en todo el día. Pero no tenía el número de teléfono del piloto, así que tenía que esperar hasta las 4 p. m. y ver como se desarrollaba todo. A las 3 p. m. me encontraba algo mejor, pero no estaba segura del todo de si podría hacerlo. Pero a la media hora me llamó, y me dijo que no sería posible volar hoy, así que problema resuelto. De todos modos, estaba algo decepcionada porque me habría encantado volar ese día. Pero lo volveríamos a intentar el fin de semana siguiente, así que estaba segura de que podría hacerlo.

Al siguiente sábado estaba de nuevo esperando a que me recogieran, y seguía nerviosa. Pero al menos estaba bien conocer a la mitad de la gente, y de nuevo había una chica muy simpática que iba conmigo. Esta vez fuimos directamente al Parque Nacional del Teide, sin parar en el supermercado, así que estaba segura de que ese día si lo haríamos. La otra chica no parecía querer hablar, así que me preocupé de disfrutar las vistas mientras subíamos desde 0 a 2200 metros de altura. Ya había ido por ese camino anteriormente, cuando mi padre me visitó y subimos en el teleférico, es impresionante todo lo que puede cambiar un paisaje cada 5 minutos. Cuando llegamos al Parque Nacional el día era soleado, y pudimos incluso ver las demás islas desde allí. ¡La vista era impresionante!

De verdad íbamos a hacerlo, ¡íbamos a volar hoy! Mientras los demás estaban con los preparativos, la otra chica y yo disfrutamos del sol y de la increíble vista del valle de la Orotava. Tuvimos que esperar alrededor de 45 minutos porque había mucha gente que iba a despegar antes que nosotros. Así que les vimos despegar, y yo me imaginaba como iba a ser y cada vez me ponía más nerviosa. Al fin llegaba casi nuestro turno, y mi piloto se acercó para explicarme lo que tenía que hacer y las cosas más importantes. Estaba muy orgullosa de poder hablar en español, y de entender todo lo que él estaba diciendo.

Así que nos preparamos para el despegue, y yo estaba muy emocionada. Lo único que tenía que hacer era correr, correr y correr hasta que estuviéramos en el cielo. Así que contó hasta llegar al uno, y yo empecé a correr sin pensar hasta que me di cuenta de que estábamos en el cielo. ¡Miré hacia abajo y era increíble! Los siguientes 35 minutos solo me preocupé de disfrutar de las vistas y de la sensación de sobrevolar la isla como un pájaro. Estábamos atravesando las nubes, era una sensación muy rara, pero siempre que volaba en avión pensaba en cómo sería tocar las nubes, y de hecho estaban frías y húmedas, ¡pero lo hice!

Después de atravesar aquella nube tuvimos una vista maravillosa de Puerto de la Cruz, de los pueblos cercanos y del mar. Era fascinante, podría haberme quedado allí durante horas.

Pero desgraciadamente, después de 35 minutos, estábamos listos para aterrizar en la playa. Me dijo que no tendría que hacer nada especial, solo saltar un poco e intentar no caerme. Era divertido ver a toda la gente mirarnos y sacarnos fotos, e incluso más divertido ver a la gente corriendo por la playa porque pensaban que íbamos a aterrizarles encima. Conseguimos aterrizar bien en la arena, y la increíble aventura había llegado a su fin.


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