Estando por primera vez a 3500 m de altura en Tenerife

Puerto de la Cruz es una ciudad muy turística al norte de Tenerife. Hay bastantes rascacielos (principalmente hoteles) y agencias turísticas para alquilar coches y reservar viajes. Pero de todos modos, si sales del distrito turístico y te sumerges en el casco viejo, es muy agradable y tiene una atmósfera preciosa.

Está a 58 kilómetros del Parque nacional del Teide y el volcán homónimo; que es la montaña mas alta de España con más de 3700 m. Cuando mi padre estuvo aquí, alquilamos un coche y pusimos rumbo hacia el parque nacional. Estaba nublado, y el personal de la recepción del hotel nos dijo que el teleférico podría estar cerrado. Pero quisimos probarlo de todos modos. De camino llovió varias veces, pero nosotros seguimos. Desde el nivel del mar de nuestro hotel hasta la estación del teleférico tuvimos que subir 3200 metros. ¡Es muchísimo! Así que seguimos y seguimos sobre 1 hora y media atravesando el bosque y las montañas, cosa que fue preciosa, pero muy cansada. Finalmente llegamos al principio del parque nacional, y fue como entrar a un mundo completamente distinto; había arena y roca volcánica, zonas verdes, plantas y cactus. Era como ver 20 paisajes en uno. Fascinante. Se parecía un poco a la luna (no es que yo conozca muy bien la luna... ) y no podía parar de hacer fotos fuera del coche.

Finalmente llegamos a la estación del teleférico, y afortunadamente no había tanta gente esperando; normalmente es posible que te toque esperar entre 1 y 2 horas, cosa que es muy molesta. Pero como en la ciudad estaba nublado, mucha gente decidió no subir. Bien por nosotros; después de 30 minutos esperando por fin estábamos en el teleférico y subimos hasta los 3500 metros. Tuve un poco de miedo en la cabina porque se movía muchísimo. Pero después de solo 8 minutos llegamos. Y fue increíble. Aunque hubiera nubes que no nos dejasen ver todo lo bien que se ve normalmente, ¡la vista era espectacular! Ahí arriba te sientes como el rey del mundo. Y definitivamente debes evitar moverte mucho. El aire es tan fino que te cansas rapidísimo; no podía creérmelo. ¡Me sentí como mi abuela!

Pero de todos modos, quería descubrir los alrededores; así que seguí el camino, porque con las nubes aquello no sería mas interesante. Así que después de haber hecho algunas fotos (por supuesto) bajamos de nuevo, nos metimos en el coche y decidimos coger otra ruta hacia Puerto, para poder disfrutar más del parque nacional.

Fue una buena decisión, pasamos por varios miradores desde los que se podía ver el Teide y vimos algunas formaciones rocas pegadas a la carretera. Yendo de vuelta hacia el nivel del mar cruzamos varios fenómenos naturales, y no podía creerme la cantidad de naturaleza que podía haber en una isla tan pequeña.

Fue una experiencia que me hizo amar aún más la naturaleza. ¡Está tan llena de variedad!