La competición surfera
Disfrutando de las últimas semanas en el paraíso
Una mañana tranquila
Aunque no pudiera esperar a volver a Alemania el día diez de febrero, intenté strong>disfrutar de este lugar en la semanas que me quedaban todo lo que pudiera. Sabía que iba a echar este sitio de menos antes de lo que pensaba, por lo que quería tener buenos recuerdos de este sitio en mi cabeza y en mi corazón. Después del día de compras del día anterior preferí empezar el domingo con más calma. Dormí un montón y después desayuné en la cama mientras veía mis series favoritas de la tele: un programa de vestidos de novia, uno que iba de compras de casas y la serie de Castle. A la hora de comer me levanté y me di una ducha. Tras eso, fui al supermercado a comprar fruta fresca y un poco de pollo. Una de las cosas buenas de vivir en un pueblo turístico era que las tiendas importantes, como los supermercados estaban abiertos los domingos, así que no tenías que planear con antelación cuando ibas a ir a hacer la compra o a ir a la farmacia. Aunque a veces tenías que tener en cuenta que de vez en cuando sí que cerraban en domingo, sin ni siquiera anunciarlo. Eso era una de las cosas que me molestaba de España. Que todo el mundo hacía lo que quería. Aunque la gran mayoría de veces el supermercado de al lado de mi apartamento estaba abierto.
Dando un paseo
Después de comprar todas las cosas volví a mi apartamento, ya que necesitaba descansar un poco. Hacía un montón de calor afuera, incluso cuando estábamos a finales de enero, y había comprado agua y llevaba mucho peso. Aunque el supermercado no estaba tan lejos de mi apartamento, cansaba mucho tener que hacer el camino con mucho peso encima. Después de mi pequeño descanso, me tomé una pequeña ensalada para comer y pensé en pasar la tarde afuera, paseando un poco y descansando en la playa, cogiendo un poco de color. Así que me puse el bikini, cogí una toalla, un libro y un poco de protector solar y salí de mi apartamento. No fui directamente a la playa, ya que estaba a tan solo tres minutos y quería andar un poco, así que me di un paseo por el paseo marítimo, adentrándome al centro de la ciudad. Había un montón de turistas paseando, comprando recuerdos y tomando café en la zona peatonal. Cada vez que los veía me ponía celosa de ellos por varias razones: ellos no tenían que quedarse como mínimo seis meses, tenían mucho tiempo libre para descansar y disfrutar de la isla y habían venido aquí con gente que querían, como con su familia o con su pareja. Me hubiera encantado haber venido aquí con mi pareja, pero no hubiera sido posible estar más de una semana, así que "odiaba" a todo el mundo que venía con su pareja por la calle, echándose fotos al lado de la playa, corriendo juntos dentro del agua, cenando juntos, etc. Había muchas cosas que me hubiera gustado hacer con mi pareja de nuevo pero intentaba no pensar en ello.
Me comí un yogur helado en mi establecimiento de yogur helado favorito del paseo marítimo y me senté al lado del mar a disfrutar del sonido de las olas y del sol (para no ver a las parejas que pasaban echándose fotos). Incluso cuando no podía creer que iba a echar de menos este sitio porque ya había tenido suficiente de él, en mi interior sabía que después de un tiendo desearía volver pronto. Quizás no durante los primeros meses, pero después de un poco desearía volver aquí y tendría suficiente tiempo libre para estar aquí una segunda vez. Pero de momento solo quería volver a Alemania para volver a mi estilo de vida universitario. Tras terminar con el yogur empecé a pasear por la pequeña playa de al lado de mi apartamento para relajarme un poco mientras me daba el sol. Todavía me daba tiempo a ponerme morena antes de coger mi vuelo de vuelta. No sabía cuándo iba a volver a tener la posibilidad de tomar el sol de nuevo. Cuando llegué vi a un montón de gente. Estaba llenísimo. Era normal que hubiera tanta gente ya que era un sitio con muy buenas vistas, pero también había un escenario y había gente sentada en sillas. Eso no era muy común. Con curiosidad, me acerqué un poco y vi que había una competición de surf.
La competición de surf
El surf es muy importante en Tenerife. Casi todo el mundo que vivía aquí lo practicaba, alguna gente tan solo lo tenía como pasatiempo, cuando otros eran surfistas profesionales. Además, en la playa había clases de surf para turistas casi todos los días, así que cualquiera podía probarlo. Pero en los casi seis meses que he pasado aquí nunca he visto una competición surfera, y nunca he probado a hacer surf, porque es muy caro y las clases me pillan siempre cuando trabajo. Además, no me gusta tener agua salada en la cara y cuando empiezas a aprender como surfear no paras de caerte constantemente. Prefería hacer buceo, porque era algo más tranquilo y no necesitabas estar tan en forma.
Así que fui a la playa para ver un poco la competición, porque parecía interesante y nunca había visto algo así. En Alemania solo podías surfear en el "Eisbach" en el Jardín Inglés de Múnich, y como "eis" significa "hielo", está claro que no hay mucha gente que quiera surfear allí. Encontré un hueco en la negra arena y me senté sobre mi toalla. Desafortunadamente no había sombra en ningún lado y eran las dos de la tarde, el momento más caluroso de todo el día. . Sabía que no podría aguantar mucho tiempo aquí, ya que no quería que me diera el sol en la cabeza durante mucho tiempo, pero quería quedarme y relajarme un poco. Me puse un poco de protector solar, me quité el vestido y me eché un poco mientras veía como los jóvenes surfistas se peleaban por la mejor ola.
Siempre había cuatro surferos con camisetas de colores diferentes compitiendo entre ellos. El árbitro estaba sentado en la arena con un megáfono anunciando tanto a ellos como al público la puntuación de los surfistas según sus colores. Era muy interesante ver como cogían olas y hacían trucos increíbles mientras intentaban no caerse. Estaba fascinada por las habilidades de las chicas. Al verlas antes de que entraran al mar me di cuenta de que eran más jóvenes que yo, tendrían unos quince o dieciséis años. Se podía intuir que al vivir aquí pasaban mucho tiempo entrenando y haciendo deporte. Me hubiera gustado saber surfear tan bien como ellas, parecía muy divertido. Pero sabía que aprender era un desafío bastante duro y como he dicho antes, también era caro. Como ya tenía un pasatiempo bastante caro (hacer buceo) no iba a empezar a practicar otro, aunque pareciese divertido.
Continué viendo la competición un rato. Los grupos cambiaban después de quince minutos. Ahora le tocaba a los "pequeños", que tenían quince o dieciséis años. Primero salían las chicas y después los chicos. Tras ellos, los surfistas eran más y más mayores. El último grupo que vi estaba formado por adultos de entre veinte y treinta y cinco años. Era mucho más interesante de ver, porque, obviamente, los surferos experimentados eran más habilidosos y se podía ver como hacían más trucos y saltos. El público también era más escandaloso y estaban más entusiasmados. Los españoles strong>son gente muy ruidosa y mostraban su entusiasmo gritando. Era increíble ver como se ponían, y sentía que estaba en un evento internacional importante. Me recordó un poco a la cuando la gente veía en la calle la copa del mundo. Pero después de un rato tuve que irme, aunque no hubiera terminado la competición. Pero debido a que, a pesar del protector solar, los rayos de sol habían hecho que mi piel se quemara un poco, y a que no quería ir a trabajar el día siguiente pareciendo un cangrejo. No me había quemado ni una sola vez en los últimos seis meses, así que no entendía porque me había quemado. Me dolía mucho y no quería perder mi moreno de piel. Así que cogí mi toalla y todas las otras cosas y me fui de la playa.
El resto del día me lo pasé cocinando la comida del día siguiente y descansando en frente de la televisión. Como no había nada interesante, di algunas clases de árabe por Youtube y pasé las fotos de mi teléfono móvil al ordenador, ya que nunca se sabe cuándo uno de los dos aparatos pueden romperse o cuando te los pueden robar, y no quería perder todas las fotos que había echado con mi móvil. Había sido un domingo tranquilo e interesante y me hubiera gustado tener otro día como este al día siguiente en lugar de tener que ir a trabajar. Pero a veces la vida es algo serio, así que tenía que prepararme para ir al trabajo, quisiera o no.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: The Surfing Competition
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