El bosque sacado de un cuento de hadas

Después de pasar todo el día de compras en Santa Cruz los demás no querían hacer excursiones en coche. Pero como ya habíamos pagado tres días por adelantado mi padre y yo decidimos ir a Anaga los dos solos, algo que me hacía mucha ilusión, porque siempre era muy divertido hacer cosas con mi padre.

Así que empezamos a las diez de la mañana cuando los demás se quedaron a explorar la zona de spa del hotel. Todavía estaba nublado, pero hacía calor, así que era perfecto para un viaje al bosque. Busqué cosas que ver en la zona de Anaga en la guía turística que compré antes de venir a Tenerife, pero por primera vez simplemente seguimos los carteles. Era una carretera parecida a la que había en el Parque Nacional del Teide; pasaba por bosques y pequeños pueblos y a cada dos o tres kilómetros había paradas para disfrutar de las vistas.

No paramos en todas las paradas, tan solo en algunas de ellas y el panorama era fascinante. Conforme más subíamos, más impresionantes eran las vistas, incluso podíamos ver las nubes, era increíble. Podíamos ver La Laguna, Santa Cruz y un montón de naturaleza y no podía parar de echar fotos.

the-fairytale-forest-cb2ea678ea793684fbf

Seguimos adelante (solo había una carretera por la que podíamos ir) y llegamos a la parte principal de las Montañas de Anaga. Lo especial de este bosque es que es Reserva de la Biosfera desde el año 2015 y contiene bosques de laurisilva. Si entras sientes que estás es un bosque sacado de un cuento de hadas. Todo es verde, salvaje y tranquilo (excepto por algunos turistas molestos). No queríamos hacer senderismo ya que es lo usual en este bosque, pero igualmente paramos en el aparcamiento, disfrutamos de la vista y empezamos a adentrarnos en el bosque por un camino. Había llovido la noche anterior, lo que hacía que hubiera un ambiente y olor especial. Estaba oscuro porque los árboles estaban muy juntos los unos de los otros, pero las hojas brillaban en un verde muy bonito. Me encantaba este sitio. Era tan tranquilo y lleno de naturaleza. Lo único que era artificial era el camino que había sido construido para los turistas, aunque encajaba con las vistas perfectamente.

the-fairytale-forest-f59243a7ffc9c5881ba

Mi padre también estaba muy impresionado, así que pasamos casi una hora tan solo andando disfrutando el ambiente. Después decidimos seguir y buscar sitios interesantes que ver. Seguimos conduciendo por carreteras llenas de curvas a través de las montañas y no sabíamos hasta dónde íbamos a llegar. Desde una parada habíamos visto una rocas interesantes en el mar, así que vi donde podrían estar en el mapa. Encontré un pequeño pueblo costero llamado Taganana y en la guía ponía que era un sitio muy bueno para visitar, así que seguimos las señales hasta este pueblo.

Era un camino muy largo a través de las montañas que parecía no acabarse nunca. Incluso cuando no estaba conduciendo me sentía un poco mareada tras un rato porque cansaba bastante. Pero finalmente empezamos a bajar hacia la playa, donde se podía ver el pueblo de Tangana. Cuando llegamos estaba hambrienta y mareada al mismo tiempo pero el sitio era precioso así que el esfuerzo merecía la pena. Estaba directamente en el mar. Había unas rocas a unos cincuenta metros de la playa y restaurantes pequeños. Decidimos comer algo (el calamar estaba delicioso) y descansar un poco del viaje. Cuando cogimos fuerzas de nuevo empezamos a explorar la playa. Había una roca con un camino para pasear sobre ella ya que había marea en esos momentos y era impresionante. Pero, además del mar y de las rocas, no había nada más que ver, así que decidimos volver hacía las montañas para volver a Puerto de la Cruz.

the-fairytale-forest-a2710fe466691e60a3b

the-fairytale-forest-5afb43537c664501c66

Como no había un camino directo por la costa teníamos que conducir por donde vinimos, subiendo las montañas y después coger la carretera dirección Santa Cruz. Estaba increíblemente cerca, después de media hora llegamos a la capital. Desde ahí tardamos un poco más de tiempo en saber la ruta directa, ya que los carteles de las carreteras eran un poco confusas y estábamos cansados. Finalmente, llegamos al hotel sobre las cinco de la tarde para ver a los demás. Como todavía estaba un poco mareada fui a mi apartamento a dormir un poco antes de cenar porque de repente me encontraba muy cansada. Después de dormir un poco volví al hotel, busqué a mi padre y a su pareja y los encontré en la playa. Descansamos un poco antes de prepararnos para irnos a cenar. Después de cenar simplemente nos dimos un paseo por el centro de la ciudad. Fuimos a algunas tiendas y nos tomamos algo en el bar del hotel.

El día siguiente era mi último día libre y como ya no teníamos coche decidimos relajarnos en el agua salada de las piscinas del lago Martíanez. No fui a desayunar con ellos porque quería dormir un poco más ya que me sentía un poco indispuesta. Así que quedamos a las once de la mañana en las piscinas (con mi pretzel, por supuesto) para pasar un día relajante. La otra pareja no vino, lo que no me afecto para nada. Estaba feliz de pasar más tiempo con mi padre y de pasármelo bien, aunque estuviese un poco indispuesta. El día siguiente tenía que ir a trabajar , así que tenía que preparar algo de comer y aguantarme con el hecho de que tendría que despedirme de mi padre en unos dos días.


Galería de fotos



Contenido disponible en otros idiomas

Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!