¿Dónde están los mercadillos navideños?

Como no tuvimos mucho éxito en nuestra búsqueda de regalos de Navidad por La Laguna, la otra chica de prácticas y yo pensamos que podríamos ir a Tenerife a ver si había algún mercadillo navideño. Preguntamos a unos compañeros de trabajo dónde podíamos ir y nos dijeron que había un mercado en el centro de Santa Cruz. Así que ese fin de semana, cogimos un autobús hasta Santa Cruz como ya habíamos hecho muchas otras veces y, en 30 minutos ya habíamos llegado a la estación.

Era un bonito día, soleado, y fuimos directamente al centro a comer algo. Como no queríamos que nos pasase lo mismo para comer que la semana anterior en La Laguna, fuimos al restaurante de tapas Olympo en la plaza de España. Ya habíamos ido varias veces allí y siempre habíamos comido muy bien. El camarero ya nos conocía, le pareció muy gracioso ver que volvíamos de nuevo. Pedimos unas tapas riquísimas, como calamar con champiñones al ajillo, calamar frito con salsa de cacahuete, pan de ajo, minihamburguesas y bruschetta de aguacate y pescado. Tomamos un helado de postre y le preguntamos al camarero si sabía de algún mercadillo de Navidad por la zona, ya que no habíamos visto ninguno de camino. Pareció un poco confuso por la pregunta y nos dijo que no había un mercadillo navideño como tal en Santa Cruz. Nos llevamos un chasco porque era el único motivo por el que habíamos ido a la capital: buscar regalos de Navidad originales para nuestra familia y amigos.

¿Dónde están los mercadillos navideños?

Como no queríamos pasar el resto del día buscando un mercadillo inexistente, decidimos dar un paseo por la calle peatonal del centro y buscar allí regalos de Navidad. No había mucho, solo algunos detallitos –como en La Laguna. Después de visitar todas las tiendas principales del centro, nos dirigimos a un centro comercial que había cerca, Meridiano. Es un centro comercial bastante grande, con mucha variedad de tiendas, algunas de las cuales también se pueden encontrar en Alemania y en otros países de Europa. Compramos algunos regalos más (la mayoría no eran para otra gente, sino para nosotras) y nos relajamos un rato al sol en la azotea del edificio. Aún me sorprendía el clima cálido en esa época del año –ya estábamos en diciembre e íbamos por la calle en vaqueros y camiseta.

¿Dónde están los mercadillos navideños?

Después de un rato, decidimos ir andando a la estación de autobuses y volver a Puerto de la Cruz; estábamos cansadas de tanto caminar y queríamos echarnos un rato. El autobús de vuelta siempre nos dejaba agotadas, más que nada porque nunca llegábamos a coger el autobús express y teníamos que coger uno que hacía paradas en casi todos los pueblos de camino. Como habíamos comido mucho, empezamos a encontrarnos mal con tantas paradas, así que nos alegramos mucho cuando por fin el autobús llegó a nuestro destino. Tuve que ir a hacer una compra rápida y, cuando por fin llegué a casa, estaba muy contenta de poder descansar.

Al día siguiente, no me apetecía hacer nada –los domingos suelo estar bastante vaga. Pero como solo me quedaban un par de meses allí, quería conocer más de la ciudad dónde vivía, así que decidí visitar el parque Taoro, un enorme parque en Puerto de la Cruz que me habían dicho que era precioso. Le pregunté a la otra chica de prácticas si quería acompañarme, así que quedamos en la entrada del parque después de comer. Como en todos los sitios de Puerto (excepto en la playa), tuvimos que subir muchas, muchísimas escaleras. Todavía estábamos cansadas del día anterior, así que no nos hizo ninguna gracia tener que subir tanto. Pero después de un rato, nos encontramos ante unas maravillosas vistas a la ciudad. Por suerte, ese día no hacía mucho sol ni mucha calor.

¿Dónde están los mercadillos navideños?

Tras disfrutar de las vistas, seguimos paseando por el parque. No era tan bonito como me imaginaba: la mayoría de las fuentes no funcionaban y el hotel en el centro del parque estaba cerrado e incluso parecía abandonado. Pero encontramos otras zonas más bonitas y pasamos un buen día en el parque. Como mi amiga había quedado con alguien luego, nos tomamos un café y volvimos a casa. Me alegré mucho de haber visto otra parte de la ciudad y dediqué el resto del fin de semana a descansar. No quería trabajar más, el tiempo me pasaba muy lento porque apenas teníamos algo que hacer y tenía muchas ganas de ver a mi familia y amigos en Navidad.


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