Desfile del carnaval de Puerto de la Cruz
Conociendo a las nuevas becarias
Todavía no había hecho planes para el día siguiente, pero como me quedaban tres días en la isla, supe que algún plan habría. Empecé el día bastante relajada como siempre, y me quedé en la cama viendo la televisión todo lo que pude, hasta que al final bajé al restaurante a desayunar. Mientras desayunaba, miré mis mensajes de Whatsapp y le pregunté a mi amiga vietnamita si tenía algún plan aquel día. Hasta que se despertase y contestase, busqué las fechas del carnaval de Puerto de la Cruz y me enteré de que el desfile de la ciudad era aquella noche. Envié otro mensaje a mi amiga y le pregunté si querría ir a verlo o solamente a comer algo por ahí. No quería pasarme mis últimas noches sola en el hotel no haciendo nada. Me respondió cuando ya había vuelto a la habitación y me preguntó si sería un problema proponerle a las dos becarias nuevas que se viniesen a tomar unas tapas a nuestro restaurante preferido para después ir a ver el desfile. Me gustaba el plan, ya que encima tenía curiosidad por conocerlas, así que era el plan perfecto. Quedamos en el supermercado alemán a las 6 p. m. Y después de haber acabado todas mis tareas, me preparé y bajé a la piscina para disfrutar del domingo bajo el sol y relajarme un rato después de aquella noche de sábado.
Por la tarde me duché, me puse la misma ropa de la noche anterior, cogí mi máscara y salí del hotel hacia el punto de encuentro que se situaba en la parte de abajo de la colina. Por segunda vez ella llegó unos minutos antes que yo; no me llegué a acostumbrar a bajar desde el hotel. Paseamos por el centro de la ciudad donde nos encontraríamos con las otras dos chicas para cenar en el restaurante de tapas. Cuando llegamos había mucho movimiento en la Plaza de Charco, gente por todas partes, música, y un pequeño mercadillo donde podías comprar todo tipo de disfraces y accesorios para el carnaval. Le dijimos a las chicas que las estábamos esperando, y cuando llegaron fuimos directas al restaurante. Una de las chicas era alemana, pero actualmente estaba viviendo en París (me dio un poco de envidia), y la otra chica venía de Finlandia, y hablaba inglés también que ella también fue el motivo de mi envidia. Las dos eran muy agradables y esperaba que fuese una noche increíble. La comida estaba increíble, y mi amiga vietnamita y yo intentamos explicar lo más relevante sobre Tenerife, Puerto de la Cruz y la cultura española, para poder prepararlas para su primera vez en la isla. Nos divertimos muchísimo, y me alegraba saber que no tenía que estar sola en el hotel; así el tiempo pasaba muchísimo más rápido.
Desfile de carnaval número dos
Después de haber comido tres tapas cada una y un postre para compartir, pagamos y nos fuimos del restaurante, ya que el desfile empezaba en 15 minutos. Cuando llegamos a la Plaza de Charco pudimos ver que ya había muchísima gente esperando a que empezase el desfile, por lo que sería difícil ver algo. Cuando empezó el desfile nos dimos cuenta de que no veíamos nada, así que decidimos ir corriendo por callejas cercanas para encontrar otro lugar mejor. Tuvimos suerte y encontramos un lugar mejor en otra parte del puerto. Sabíamos que el desfile iba a ser más pequeño que el de Santa Cruz, pero esta vez sería más fácil hacer fotos, y pudimos disfrutar juntas de una fiesta increíble. Allí estaban las reinas del carnaval, tanto adultas como infantiles (¡qué monas estaban! ), y un montón de comparsas que lo hicieron de maravilla. El desfile duró un poco más de una hora, y como el día anterior mi amiga vietnamita y yo habíamos visto el que duraba tres horas, estábamos algo cansadas y queríamos irnos a casa. Las otras dos chicas, al ser nuevas en la ciudad, tenían las expectativas y la motivación altas, así que nos dijeron que irían a algún bar a disfrutar del resto de la noche. Mi amiga y yo nos despedimos, y pusimos rumbo hacia las escaleras que nos llevarían a lo alto de la colina. Como era pronto y hacía buen tiempo, decidimos no coger un taxi.
Pasamos por la playa Martiánez y decidimos sentarnos un poco en unos bancos de madera al lado del mar, para disfrutar del sonido de las olas y del ambiente. Estaba segura de que iba a echar todo aquello de menos, pero estaba contando las horas que quedaban para volver a Alemania el siguiente miércoles. Cuando empezó a hacer frío decidimos irnos de la playa y seguir hacia las escaleras. Al pasar por el centro comercial, justo antes de comenzar a subir la colina, decidimos entrar al Burger King y tomar algo de beber y un helado; había que recuperar algo de fuerza antes de subir esos 150 escalones. Como siempre, hablamos de un montón de cosas, y después de 20 o 30 minutos, salimos del restaurante de comida rápida y finalmente empezamos a subir la escalinata. Después del helado fue más duro, y cuando llegamos arriba estábamos sin aliento. Al llegar al supermercado alemán, me despedí de mi amiga que vivía cerca, y cogí un taxi para poder volver al hotel. Al siguiente día no nos veríamos ya que ella tenía que trabajar y hacer ejercicio por la tarde, pero yo también necesitaba un día de descanso después del fin de semana frenético.
Galería de fotos
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- English: Carnaval Parade in Puerto de la Cruz
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