Comida de Navidad

Cuanto más esperaba la Navidad, más aburrido se volvía el trabajo. ¡Era horrible! A finales de noviembre nos dijeron que diciembre sería el mes más estresante, ya que solo trabajaríamos hasta el 23. Así que ya habíamos trabajado mucho antes de que el mes empezara, lo cual fue un error porque al final de la primera semana ya habíamos acabado todas las tareas importantes y apenas quedaba nada por hacer. Por un lado, era algo bueno, sin estrés y con tiempo para hacer otras cosas (a menudo usaba el ordenador del trabajo para mis cosas privadas porque no tenía Internet en casa), pero por otro lado, ¡era un fastidio! Sin tareas, trabajo y estrés era aburrido y el tiempo parecía detenerse.

Mi compañero y yo tomábamos café y té todo los días, comíamos frutas, charlábamos, hacíamos dibujos y buscábamos animales bonitos en Internet. Durante una parte del día estaba bien hacer eso, nos divertíamos mucho y hablábamos de muchas cosas, pero no podíamos reírnos y hablar constantemente porque eso distraía a los demás, que estaban intentando acabar todas sus tareas; además, nuestro jefe no podía enterarse de que no teníamos nada que hacer. A veces teníamos algunas actividades que hacer, pero sobre todo veíamos películas o hacíamos otras cosas que no estaban relacionadas con el trabajo, así que empecé a ver el trabajo como una pérdida de tiempo. No estaba aprendiendo nada nuevo, tenía que leer cosas por mi cuenta y parece ser que los demás tenían trabajo más que suficiente para dos personas. Pero no sabíamos mucho sobre los nuevos proyectos que tenían y algunos estaban en otros idiomas, así que no les preguntábamos si podíamos ayudarles, nosotros solo esperábamos que los días pasaran. También había decidido estudiar un poco más para conseguir el certificado de AdWords, y así aprobar los dos exámenes y tener un certificado después de las prácticas. No sabía si eso me ayudaría mucho, ya que expira después de un año, pero tampoco me vendría mal estudiar un poco.

Comida de Navidad

Después de ver muchas fotos y vídeos de animales, de tener conversaciones sobre novios y ex-novios, de hacer algunos dibujos y de no tener ideas sobre qué prepararme para comer, finalmente solo quedaba una semana para las vacaciones de Navidad. El viernes de esa semana, nuestro jefe nos invitó a comer por Navidad en un pequeño restaurante del centro de la ciudad. No estaba segura de si tenía ganas de comer con todos ellos (con algunos comía siempre, pero ¿con mi jefe?). Estaba feliz de que fuera una comida y no una cena y de que el trabajo de aquel día terminara a la 1 de la tarde. Aunque claro, eso hizo que la mañana del viernes pasara aún más lenta, pero finalmente llegó la hora de ir al restaurante. Ya habíamos recibido el menú por correo electrónico y no tenía tan mala pinta. Además, teníamos mucha hambre y ya no teníamos nada que hacer, así que estábamos más que felices cuando por fin salimos de la oficina y nos subimos al coche de un compañero para que nos llevara.

Hacía muy buen tiempo, había sol y una temperatura de unos 30 grados, lo que hacía aún más difícil creer que íbamos de camino a nuestra comida de Navidad. Después de un rato andando por las pequeñas calles de la parte antigua de Puerto de la Cruz, finalmente llegamos a un pequeño restaurante familiar: Casa Mila. Había algunas mesas pequeñas afuera donde uno podía sentarse. Después de encontrar una mesa dentro del restaurante, imaginé que estaría lleno. Solo había una mesa para sentarse dentro y era muy pequeña, y la sala de al lado se suponía que era una sala para fumar shisha, pero nadie la usaba. Pedimos algo de beber mientras hablábamos de varias cosas, por suerte no de trabajo. Fue bastante agradable conocer un poco más a mis colegas con los que normalmente no tenía mucho contacto en el trabajo. Por ejemplo, me enteré de la edad de mi supervisor y algunas historias divertidas sobre mi jefe. Por desgracia, su esposa, que también trabajaba en la empresa, no pudo venir por uno de sus hijos. Siempre era muy tímida y me hubiera encantado saber más cosas sobre ella. Después de un tiempo, comenzaron a servirnos la comida. El menú consistía en cuatro platos: una ensalada de granada como entrante, una sopa de pescado o de verduras, carne de cordero con patatas o espaguetis con mariscos como plato principal y, finalmente, un helado como postre. Aunque el restaurante no parecía tan especial desde fuera y menos aún desde dentro, ¡la comida estaba deliciosa! Los espaguetis con mariscos llevaban dos langostinos grandes con una salsa increíble. Nunca me habría imaginado tener una comida de Navidad tan agradable.

Comida de Navidad

Después del postre, algunos comenzaron a irse a casa porque tenían otras cosas que hacer, así que mi compañero de prácticas y yo fuimos casi los primeros en irnos. Fue muy agradable comer con los compañeros de trabajo, pero fue aún mejor poder disfrutar del fin de semana sin estar pensando en el trabajo y en todo lo relacionado con él (eso incluía a mis compañeros). Salimos del restaurante y paseamos juntos por la ciudad. Hacía un calor increíble y disfrutamos de ese tiempo que hacía a mediados de diciembre. Después de haber ido juntos al supermercado, cada uno se fue a su casa y quedamos en ir a la playa al día siguiente. Cuando volví a casa, hice un poco de deporte y vi la televisión. Me encantaban los viernes, sin tener que cocinar para el día siguiente, sin estrés por la noche, solo acostarse en la cama y relajarse. Al día siguiente podía dormir un poco más y desayunar tranquilamente en la cama. Luego, a la hora de la comida, quedé con mi amigo y fuimos a la playa juntos, lo que nos llevó unos 25 minutos. Por desgracia, no hacía muy buen tiempo como el día anterior, pero aún así se estaba bien.

Comida de Navidad

Comida de Navidad

Cuando llegamos a la playa, disfrutamos del ambiente cada uno leyendo su libro, hablando un poco, comiendo galletas y observando las olas y el mar. Al final de la tarde hacía bastante frío, así que decidimos volver a pie al centro de la ciudad y comer algo. Comimos una hamburguesa en la Plaza de Charco y un helado antes de volver a casa. Por la noche teníamos que ponernos en forma otra vez, ya que el domingo era el cumpleaños de otra chica y había planeado mil cosas para celebrarlo. No nos hacía mucha gracia la idea, pero claro, teníamos que ir. Entonces volvimos a casa para prepararnos para la fiesta de cumpleaños.

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