Presov, visita a domicilio (3/4) - La mina de sal de Solivar

30 de mayo de 2016

Hasta hace poco, Solivar no era nada más que un pueblo. Pero siguiendo a Presov de muy cerca, ahora se ha ganado el título de ciudad. En los idus de marzo fui en un autobús urbano (trolley número 1) hasta las minas de sal, que están a 4 kilómetros del centro. Disfruto del cielo azul del que dos días antes había caído la nieve.

Episodio 3: Solivar, íntima mina de sal

Pese a que hay un cartel que me indicaba que estaba en el museo técnico de Solivar, no consigo encontrar la entrada. Primero llegué frente a un edificio con un techo octogonal cubierto de óxido verde. Sin dar con el destino, me desvié un poco todo recto, por un camino de piedra. Sigo sin encontrar la entrada: todas las aberturas están cerradas con candado.

presov-visite-a-domicile-34-de-sel-de-soEl gapel, el edificio en el cual se llevaba a cabo la extracción de sal gracias a una gigantesca rueda de madera.

Hay una señal pequeña y ovalada en la que pone "Monumento cultural nacional" y resaltado pone "Museo" que me ayudará a llegar hasta la entrada. Como la señal estaba colgada a la derecha de un gran edificio, me fui en esa dirección. Sin embargo, cuando llego al bar de vinos que tiene un frontón en mitad de la fachada, no veo nada.

Por casualidad voy por la derecha del edificio y me encuentro con una puerta con los horarios de las visitas guiadas. Conclusión: para saber si se puede entrar a los edificios que acababa de ver tan solo tenía que empujar la puerta. Empujo. La puerta de madera parece estar cerrada. Al fijarme en las losas de barro cocido veo que se mueve unos centímetros. Chirría mucho y se queda atascada con el suelo. El borde inferior estaba bastante desgastado: pasaría siempre.

Una vez hecha esta reflexión, la puerta, totalmente encasquillada, hace unos ruidos que parece que se va a romper. Entonces aparece una joven con buenas curvas. "¿Por qué pasa esto? " No entiende el inglés, aunque si entiende lo que estoy haciendo ahí. Se va a buscar al joven para que yo pueda tener mi visita guiada de las 14:30.

Estaría solo con el guía. Se presentó como si yo fuera su mejor amigo: "¡Hola! ¡Yo soy Michael! " Tendría tan solo unos 25 años, tenía el pelo y la barba castaños. Habla un inglés más de andar por casa y se ayuda de vez en cuando de la hoja de la visita. Pero esto no le impedía seguir teniendo labia. Él también sabía lo que era irse de Erasmus porque mientras estudiaba estuvo un año en el extranjero, en Brno, la segunda ciudad más importante de la República Checa, vecina de Eslovaquia.

Una de las primeras cosas que me preguntó Michael fue: "¿Has venido solo? ¿Dónde están tus amigos y amigas? " Le expliqué que había elegido por mi mismo hacer este viaje solo y que la aventura es la mejor compañera que puede tener un solitario.

presov-visite-a-domicile-34-de-sel-de-soCuatro caballos tiran de esta rueda de madera que servía para sacar la sal de la mina, que se encontraba a 155 metros más abajo.

Ahora nos encontramos bajo el tejado octogonal que pude ver desde fuera cuando llegué. Este esconde un tesoro: una rueda dentada (gapel) hecha entera de madera. Para subir la sal que se encuentra a 155 metros de profundidad hay cuatro caballos que tiran con fuerza de esta rueda, de la cual colgaban sacos de cuero de 500 a 700 litros. La explotación ecuestre en los pozos comenzó en 1571 y acabó en 1908 gracias a Leopold. Es la mina de sal más antigua de Eslovaquia. Cuando Michael me dice que la rueda de madera que hay sobre nosotros es la más grande de toda Europa Central no lo pongo en duda. Su tamaño es impresionante.

Continuamos el recorrido por el segundo edificio, por el que busqué sin éxito una entrada: "la ceterne". En francés el nombre que se emplea es mucho más transparente: citerne (cisterna). Está compuesta por ocho depósitos de madera de pino. Con el desnivel, la salmuera llegaba desde los pozos hasta la cisterna a través de un conducto de madera, hasta puedo ver las estalactitas salinas, son diferentes a las de las cuevas.

Por último, ya que acaba aquí la visita, Michael y yo entramos en la sala de cocción. Nuestras sartenes de la cocina parecen microscópicas en comparación cuando nos acercamos a las dos bandejas que hay donde se seca la sal, cada una tiene una caàcidad de 50000 litros. Sin embargo, la sal de Solivar no se usa para fines alimenticios: solo se usa para disolverla en la bañera.

A Michael le sabe mal que la visita sea tan corta. Cuando me lleva a que me compre algún recuerdo, cedo y acabo comprándome una taza que hay en la pequeña vitrina de la entrada.

Como dice el periodista del libro-guía que tengo, este ha sido mi flechazo en Presov. Lo que no tiene de grande en comparación con la mina de sal de Wieliczka en Polonia, lo tiene de íntimo la de Solivar. Mientras espero el autobús, el campanario de madera en forma de cúpula (klopacka) que hay sobre la colina me llama la atención. Antiguamente servía para anunciar el inicio de la jornada de trabajo a los trabajadores.


Galería de fotos


Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!