Altos Tatras: paseo aéreo (1/3)
6 de mayo de 2016
Sin duda fue algo precipitado el hacer senderismo por los Altos Tatras a principios de mayo. De hecho, recomiendan recorrer estos senderos señalados a partir de mitad de junio como mínimo... Si no, tienes que enfrentarte a la nieve y a un terreno de juego incluso más restringido de lo que llaman ya "los Alpes en miniatura" (solo 340km², tan grande como Mayotte). Al final salí de Eslovaquia a finales de mayo, era lo más tarde que pude ir. En fin, hay que ver el vaso medio lleno o medio vacío.
Al gustarme mucho la naturaleza y la montaña, no podía perderme una excursión a los Altos Tatras. Si no hubiera ido a la búsqueda de este símbolo nacional, cantado por los poetas del siglo XIX, mencionado en las marcas, siendo parte de la letra del himno nacional me habría faltado ver algo bastante importante en Eslovaquia. No nos olvidemos de que los Altos Tatras no pertenecen exclusivamente a los eslovacos: el 20% del macizo se extiende por Polonia. Reservé 3 días para pasear por la montaña más pequeña de todas, pasando las noches en albergues.
Día 1: cuando el trayecto está lleno imprevistos
Con prisa, el viernes por la mañana antes de la penúltima clase del cuatrimestre cojo la mochila, me pongo las botas de senderismo y me preparo un picnic. En realidad había planeado la excursión un poquito más tarde pero un imprevisto ha hecho que cambie las fechas. También tuve imprevistos en el camino a 87 km entre Presov, que es donde vivo, y Stary Smokovec, la estación desde la que quiero empezar el recorrido. Tengo que coger tres vehículos diferentes y el primero empieza viniendo tarde por un accidente en la vía; el segundo lo pillo justo a tiempo pero como iba más despacio, se me escapa el último y tengo que esperar una hora al siguiente.
Estación de Stary Smokovec, kilómetro 0 de mi paso por los Altos Tatras. A la izquierda, el tren eléctrico que parece un tranvía por dentro.
Llego sobre las tres de la tarde a Stary Smokovec, un pueblo que está a 1000 metros de altitud. Como ha conservado su aspecto montañoso, me veo pasando por en medio de casas hechas con tablones de madera antes de seguir las marcas verdes de la senda. Aunque haga sol, todavía no hay turistas. Solo tengo delante a una mujer que parece deportista.
En la subida a la aldea de Hrebienok (1263 metros), salta a la vista el paisaje devastado, un cementerio de árboles caídos del que emergen agujas de pino silvestre replantados. Me cuesta trabajo creer que antes de semejante extensión de árboles caídos hubiera florecido un bosque. Hasta noviembre del 2002, concretamente, fecha en la que una tormenta (que llamaron "la calamidad") destrozara todo a su paso.
Menos mal que el bosque de Hrebienok va repoblándose poquito a poco. El sendero se anima con cascadas que caen en el torrencial río Maly Studeny. La más espectacular es, sin lugar a dudas, la cascada gigante (Obrovsky vodopad), de 20 metros de altura.
El valle de Mala Studena. Al fondo, la llanura y la ciudad de Poprad.
En el callejón sin salida del valle de Mala Studena, el pico de Ladov (Ladovy Stit, 2627 metros) y las montañas nevadas dan todo un espectáculo
son como dos cristales de nieve parecidos al macizo del Gran Paraíso, los Alpes.
Cuando el sol se pone y el valle se queda a la sombra, tomo la decisión de dirigirme al refugio de Teryho, a 2015 metros. Empieza a refrescar y me pongo un par de guantes, una capa más y un gorro. La cosa cambia con el muro de nieve helada con el que me hago daño al cabo de tres horas de marcha. Me arrebata de golpe la esperanza de llegar arriba sin contratiempos. Volviendo a la razón, vuelvo a bajar hasta el refugio (chata) Zamkovsheko, a 1475 metros, con el extra de las vistas sobre la ciudad de Poprad, acariciada aún por la luz del crepúsculo.
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- Italiano: Alti Tatra: un'escursione aerea (1/3)
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