Viaje y primer contacto como Erasmus. Olsztyn, allá vamos!

¿Sabéis esa sensación en la que parece que nunca vas a llegar a tu destino? ¿Y esa cuando llegas y sueltas un suspiro porque no te lo crees? Pues bien, ambas las iba a experimentar en un mismo día.

Es 19 de septiembre de 2012, y me encuentro en el aeropuerto de Barajas de Madrid, dispuesto a partir rumbo a Polonia con la misma ilusión que un niño el dia de Navidad. A mi lado, dos buenos amigos. Por un lado, Manolo, mi compañero de habitación durante este año. Por otro, María, una amiga con todas sus letras, la mejor. Los tres estamos juntos en la clase desde el primer año de carrera, por lo que no podía tener mejor compañía.

Manolo (izquierda), María y yo (derecha).

El vuelo sale a las 9:30, llegando a Varsovia (capital de Polonia) a eso de las 12 horas del mediodía, a un pequeño aeropuerto llamado Modlin (bastante discreto puesto que fue creado para ayudar y descongestionar al aeropuerto principal, Chopin, durante la Eurocopa que tuvo lugar este verano, siendo utilizado para compañías de bajo coste como Ryanair o Wizzair). Ya entonces, nos recibió un clima bastante adverso, lo cual no iba a ser más que el primer contratiempo de un largo día.

Aeropuerto de Modlin, Varsovia.

Teníamos contratado previamente por internet un autobús que nos recogería en el mismo aeropuerto sobre las 16 horas, y el cual nos llevaría hasta nuestra ciudad, por lo que decidimos comer algo y hacer tiempo hasta que llegase dicha hora. Sin embargo, nos pareció bastante raro que nadie del personal de aeropuerto supiese de la existencia de este autobús, así como de la empresa, cuando pasaba por alli cada dos horas. Optamos entonces por esperar a la hora en que debía pasar el autobús, y ver que ocurría. Marcaban las 16:30 horas y, tal y como presagiábamos, por allí ni rastro de autobús. Viendo que se nos echaba la noche encima, decidimos coger otro autobús que nos llevara hasta el centro de la ciudad y, una vez allí, ver cómo podíamos llegar hasta Olsztyn. ¡Segundo contratiempo!

Una vez en Varsovia y, tras preguntar a mil personas y que tan sólo 2 hablaran inglés, llegamos a una plaza en la que salían todos los autobuses con destino a las distintas ciudades de Polonia. Y, ¿qué nos encontramos allí? Efectivamente, ¡el autobús que debió habernos recogido en el aeropuerto! Tras hablar y suplicarle a una de las encargadas, ésta tiene compasión de nosotros y nos deja subir con los mismos billetes que habíamos reservado previamente por internet. Menos mal, ¡por fin algo que nos salía bien!

El viaje, largo, aunque con muchas ganas e ilusión por llegar a nuestra ciudad. Lo que no sabíamos es que el conductor se iba a tomar esa frase al pie de la letra. Llamadme raro, pero eso de que sea normal que pasen tres coches a la vez por una vía de dos carriles, uno para cada sentido, no va conmigo. Sinceramente no se que le pasa a los polacos cuando se ponen al volante, pero da la sensación de que no les importaría morir al volante. ¡Qué manera de adelantar, y con qué naturalidad!

Eso sí, nos invitaron a un café (lo de café por llamarlo de alguna manera, ya que le vendría mejor el nombre de "aguachirri"). Pero bueno, un detalle, ya que eso en España, al menos en Sevilla, es totalmente impensable. Mucha suerte tienes si el conductor no te mira con la cara de "simpático" que les caracteriza...

Después de tres horas de viaje mirando inquietos por la ventana con el miedo por la forma de conducir, y de tragarnos una película polaca totalmente infumable, ¡por fin llegamos a Olsztyn! Lo que no sabíamos muy bien era dónde exáctamente, pero bueno, ya estábamos allí. Pensamos en llamar a un taxi, pero no pasaba ninguno (menos mal, porque fue gracioso que estábamos a dos minutos de nuestra residencia). Así que cuando parecía que esa noche ya dormíamos en la calle, que jamás lo conseguiríamos, aparecen de la nada dos viejecitas, las cuales hablaban inglés (sí sí, inglés, increíble) que, tras ver nuestras caras suplicando ayuda, nos acompañan hasta la mismísima residencia y nos consiguen un mapa. Desde aquí, una vez más, quiero darles las gracias por cómo se portaron con nosotros. En este momento empezamos a darnos cuentas de lo simpáticas que son, en su amplia mayoría, las personas de esta ciudad. Igual que en España...

¡Por fin estamos en la residencia! acompañamos a María a la suya, donde ya había alguien, y Manolo y yo nos dirigimos a la nuestra, la cual estrenamos (nunca mejor dicho, puesto que la inauguraron en verano).

Dom Studenta 9, nuestro nuevo hogar.

Ah! se me olvidaba, todo esto hubiese sido muchísimo más facil y cómodo si nuestra querida amiga María (sí sí, la misma) no hubiese tenido la brillante idea de facturar...¡5 maletas! (32 kilogramos cada una), que por supuesto, tal y como tenía ella previsto, fuimos Manolo y yo los que cargamos con ellas. Pero bueno, a la vuelta te esperamos María, que va a llevar las maletas quien yo se...jajajaja.

Es aquí, en la residencia, donde nos vamos a encontrar con el tercer contratiempo. Aprovecho este blog para hacer un llamamiento a aquella persona que se dedica a la contratación del personal de las residencias de Olsztyn: Residencia universitaria, habitada únicamente por estudiantes, en su mayoría Erasmus, ¿se le ocurre a usted un sitio mejor en la faz de la Tierra donde poner personal que hable inglés? Por lo que veo, no se le ocurrió... La recepcionista sólo habla polaco, ¡perfecto!

Gracias a la ayuda de otros estudiantes españoles, en especial Rafa (de los mejores, para mí ¡the best! ya lo sabes) conseguimos que nos de una habitación, la 105 (recordadla) la cual está mucho mejor de lo que esperábamos tanto Manolo como yo. Todo ello previo pago, claro está. Resulta curioso que la recepcionista no supiese decir ni "hello", y que la única palabra que sabía decir en inglñes fuese "money" (desde luego, tontos no son...).

Habitación 105, punto de reunión de la Spanish House Mafia, y hogar de dos auténticos Spanish Bulls.

Parece que por fin todo está en orden ¿verdad? Pues no, aquí llega el cuarto y peor contratiempo. Como bien sabéis, estamos en Polonia, y ya el otro día os hable del clima ¿no? pues al parecer, ¡no hay agua caliente! ni la habrá en 5 días, al igual que pasará con el internet. Que bien...

Pero bueno, a esas alturas eso ya ni siquiera nos importaba, ya estábamos allí, parecía increíble, pero era cierto, por fin acomodados en nuestra habitación ¡que sensación de victoria! Es más, recuerdo un abrazo con Manolo que expresaba precisamente esa sensación. 

Bajamos a conocer al resto de españoles que había por allí, y enseguida pude comprobar lo que, sin duda alguna, es para mí lo mejor del Erasmus, el bueno rollo que hay entre la gente, los favores mutuos y el compañerismo, así como el gusto de conocer y convivir con personas así para poder decir el día de mañana que tengo amigos por toda España. 

Cena familiar en la Residencia.

Rafa, como siempre, atento como el que más, nos acompañó hasta el centro para comer algo (nuestra primera comida en Olsztyn, un kebab, sin duda un presagio de lo que nos esperaba), y más tarde fuimos a unos pubs que hay por las residencias a tomarnos unas cervecitas. Sinceramente creo que ¡las merecíamos!

Bueno, lo cierto es que ahora que lo recuerdo y lo cuento, para ser el primer día de Erasmus estuvo bastante bien ¿no? Aventuras, contratiempos, alegrías, risas... Sin duda, un buen comienzo.

Aprovecho también para hacer una especial mención a dos personas que conocí ese día:

- Rafa, de Valencia, una persona atenta y cercana como la que más, que no te dirá que no a un favor, y una de las mejores personas que puedes conocer.

Rafa (izquierda) y yo (derecha).

- Jorge, ¡mi muyayo!, de Canarias. Que os puedo decir de él, desde ese mismo día supe que iba a conectar con él, y cada día que pasa el tiempo me da más la razón. Una persona con una sonrisa siempre en la cara, aventurero, dispuesto a ayudarte en lo que te haga falta, y con una bondad increíble. Sencillamente, un 10 como persona. Además, volverá a Canarias como un auténtico andaluz más, de lo cual me estoy encargando personalmente, y que ya se puede ver en su habla, con frases como "cosita buena", "eso es así compadre" o "no hay cojones de..." Ah! y bético,al igual que media residencia, ya que se sabe casi todas las canciones para animar, es lo que tiene convivir con un enamorado del Betis como yo...

Jorge "muyayo", y yo por ahí  chupando cámara.

Bueno hasta aquí la historia del viaje y nuestro primer día de Erasmus, si os ha parecido interesante, no podéis perderos las mil aventuras que pasan por estos pasillos y estas calles, y que intentaré acercaros para que disfrutéis con ellas.

Espero que os haya gustado, si ha sido así, habrá merecido la pena. 

¡Hasta pronto amigos!

Vistas desde una de las colinas cercanas a la Residencia.

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