Vacaciones de primavera en México
Un día, hablando por correo electrónico con mi familia estadounidense antes de volver de Italia, me dijeron que estaban pensando ir a México en las vacaciones de primavera. Era junio y teníamos mucho tiempo para hablarlo, ya que iba a ser en marzo del año siguiente. Sin embargo, el tiempo pasó volando y después de Halloween, llegó Acción de Gracias, luego Navidad y Año Nuevo.
Haciendo la maleta
Estoy haciendo la maleta para el viaje. Necesito un bañador nuevo. Dos, por si uno está mojado. Sin problema, vamos a Walmart y a Target a por uno, la marca me da igual. Con que me esté bien y sea bonito basta. Hecho, lo compro, lo meto en la maleta y sigo preparando cosas. Chanclas, no tengo chanclas cómodas para andar por el complejo turístico. Compro un par, así como algunas camisas para fiestas y cenas formales. Mi consejo a la hora de hacer las maletas es que pongáis todo lo que de verdad necesitáis en la mochila porque nunca sabes si tu maleta llegará a tu vuelo de enlace o peor, si la perderán (le ha pasado a conocidos míos y es horrible). Todo lo demás puede ir en la maleta que facturéis.
Día de salida
Llegamos al Aeropuerto Internacional de Denver y mis padres estadounidenses nos dicen a mi hermano de acogida y a mí que vamos a volvar en primera clase. Primera clase, toma ya. Como ellos ya han estado en Playa del Carmen y para ello tuvieron que ir a Cancún y hacer escala en Texas, eso es lo que hicimos esta vez. Pero no había vuelos directos de Denver a Cancún y eso no lo sabíamos. Aunque no pasaba nada. Aterrizamos en Dallas, estuvimos un tiempo allí y cogimos otro avión que nos llevó a México. Lo único que podíamos decir era: «¡Qué calor! ». Hacía tanto calor que se veía físicamente en el aire. Mucha humedad, pero me hacía gracia ver los carteles en español. Por alguna razón, me sentía como en Italia.
El conductor nos llevó del aeropuerto al complejo turístico, que ya desde fuera parecía increíble. Aún no habíamos visto nada, pero la entrada era muy guay. El coche fue por una calle estrecha hasta que nos dejó en la puerta y entramos a registrarnos. El mostrador estaba a un lado y la vista de la enorme piscina era impresionante. Me sentía como si estuviera en una película. Me acuerdo de un episodio de My Wife And Kids en el que se van a Hawái y era exactamente así. Nuestras habitaciones estaban conectadas por una puerta y tenían balcones con vistas al mar, era tan bonito que no podía dejar de mirarlo. Parecía que estábamos en un pueblecito en el que podías hacer lo que fuera. También había una sala juvenil para que los críos fueran a jugar a la PlayStatioon, a la Wii o al billar y a beber batidos. Por la noche, las piscinas se iluminaban de varios colores.
Comida en México
Todo incluido. Cuando digo todo, lo digo en serio: una vez, mi hermano estadounidense y yo pedimos una hamburguesa a la una de la mañana y nos la trajeron en pocos minutos. El restaurante en el que desayunábamos tenía un enorme bufé libre, así que siempre comíamos muy bien. Normalmente comía con mi hermano y mis padres comían en otro sitio. Las cenas eran más formales y sí las hacíamos todos juntos.
Excursión a Playa del Carmen
Una de las estudiantes de intercambio que vivió con mis padres de acogida antes que yo fue Fer, una chica mexicana, y sus padres y ella comieron con nosotros en Playa del Carmen. Cogimos un bus desde el complejo turístico y llegamos en una media hora. Nos pusimos en contacto con Fer y buscamos un buen sitio para comer. Algo que descubrí en el intercambio es que me encanta la comida mexicana. Costaba pedir un solo plato cuando el menú era:
- Nachos
- Enchiladas
- Quesadillas
- Chimichangas
- etc.
Después de comer, visitamos la ciudad, pequeña y costera, y luego volvimos al hotel. Fue triste despedirnos de Fer porque su familia y ella eran muy majos.
(Señor Frog's es una tienda tipo Hard Rock Café, más o menos. No sé explicarlo, pero en México es famosa).
Recuerdos de las vacaciones de primavera
Entre las cenas en la playa, los restaurantes, nadar y ponernos morenos, el tiempo pasó volando y ya casi teníamos que volver a Colorado. Pero todavía nos faltaba hacer algo digno de recordar, algo de lo que pudiéramos hablar durante años y decir «Oye, ¿te acuerdas de aquello que hicimos en México en 2015? ».
Mi padre y mi hermano fueron a bucear en el océano, pero yo no quise. Cuando volvieron, me dijeron que yo también tenía que hacer algo, así que probé el Flyboard. Fue una de las cosas más divertidas que he hecho nunca. No sé explicar cómo funciona, pero creo que en una foto se puede ver claramente. Parece fácil, pero os aseguro que no lo es. Es muy difícil mantener el equilibrio y subir, sin caerte o sin que eso te arrastre por todos lados. La verdad es que se me daba muy bien. No lo digo yo, lo dice el tío que iba en la moto de agua. Me dijo que había empezado a hacerlo dos meses antes por trabajo, pero que aún no se le daba del todo bien.
Llegó el 21 de marzo y se nos acabó el tiempo. Me levanté a las seis de la mañana, vi salir el sol, desayuné en Azul y vacié la habitación del hotel. Nos pusimos en camino hacia la colorida Colorado y, tras una parada en Texas, llegamos a casa. Me dio pena irme, pero estaba emocionadísimo por mi futuro viaje a Nueva York.
- Cristian
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: My Spring Break in Mexico
- Polski: Moja wiosenna przerwa w Meksyku
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)