Quinuabamba la tierra de mis abuelos

Corría el año del 2004, había ingresado a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y también una de mis primas a la cual considero como una hermana ya que hemos vivido en la misma casa había ingresado a San Marcos, en mi caso yo a Turismo y en el caso de mi prima a Negocios Internacionales ambas escuelas pertenecen a la facultad de Ciencias Administrativas.

Hasta ese momento nunca había realizado un viaje más que a algunas zonas de Lima y a Chincha que era el lugar donde proviene la familia de mi Mamá, en mis inocentes 17 años mis tíos de mi casa me animaron para que mi prima, mi abuela y mi abuelo nos fuéramos a realizar un viaje hacia el pueblo de donde partieron mis abuelos de parte de mi padre hace más de 50 años,este pueblo se llama Quinuabamba y queda en la región Ancash en la sierra de este departamento.

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

¿Dónde queda Quinuabamba?

Quinuabamba se encuentra ubicada en la provincia de Pomabamba en la parte nor este de la región de Ancash conocida como la “suiza peruana”, el pueblo de Quinuabamba se encuentra a aproximadamente unos 3000 metros sobre el nivel del mar y tiene apenas una población de 2500 habitantes.

La tierra de mi padre y de mis abuelos

Quinuabamba es uno de los pueblos más pequeños y recónditos que haya podido conocer en Perú, mi padre salió de este pueblo andino cuando tenía apenas unos 9 años y desde allí seguido de construirse un nuevo futuro llego a Lima, mi abuelo y mi abuela de parte de mi papá también hicieron lo mismo en la década de los 60.

Un tiempo en la que era común la llegada de muchos peruanos de los puntos más recónditos del país a la capital, la ciudad de Limade aquel entonces empezaba  a crecer a pasos descomunales con la llegada de toda esta población que venía en búsqueda de realizar sus sueños y de poder mantenerse en el difícil camino de sostener a sus diferentes familias.

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

Mis abuelos tuvieron en total 9 hijos y mi padre fue el mayor de todos ellos, hoy mi abuelo ya falleció y solo tenemos en casa a mi abuela y mi padre ya bordea los 64 años de edad, el tiempo ha pasado tan rápido y sin embargo hoy recuerdo con cariño que me hayan dado la oportunidad de conocer al menos una vez este pequeño pueblo y como es de ilógica la vida que desde que mi padre partió de aquí nunca más regreso a su lugar de origen.

En mi casa de Lima mis abuelos siempre han escuchado música andina entre ellos la música de los Chimaychis con lo que yo también he crecido con el paso del tiempo y con lo que he aprendido a conocerlo y a quererlo como parte de la identidad de mi familia, por otro lado no solo ello sino también las fiestas patronales que se encontraban frecuentemente por la zona de Lima Nortepor donde actualmente queda mi casa, allí a un par de cuadras de mi casa se encuentra la asociación de los de Parobamba que es un pueblo muy cercano al de Quinuabamba y en donde en determinadas fechas del año las personas se juntaban y sacaban en procesión a una virgen y reventaban cohetes a plena luz de la mañana, además de danzar sus bailes típicos como las payas y las chonguinadas.

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

Bajo esta atmosfera es que fue creciendo poco a poco en el tema del arte andino, mi propio padre también tocaba guitarra y cantaba, aunque como se lo he dicho a él, no canta bien quizás de eso también le he heredado yo ya que a mi también me gusta cantar aunque sé que mis dotes con el canto es como si fuera un hombre que escribe con la derecha intentando escribir con la izquierda.

Este viaje guarda en mi memoria muchos recuerdos ya que fue el último viaje que realizo mi abuelo, sé que en sus momentos de energía a mi abuelo le daba la locura de venir de tiempo en tiempo a su pueblo y de ver a las personas que lo conocían y que aún vivían en Quinuabamba.

Estoy orgulloso de los sacrificios de hicieron mis abuelos en esta terrible ciudad llamada Lima de aquel entonces, entre ladrillos poco a poco fueron construyendo su nuevo futuro y así como ellos muchos otros provincianos llegaron a Lima en la búsqueda de nuevas oportunidades y hoy yo soy un resultado de ellos, soy la tercera generación de toda esa nueva Lima, esa que se dice que somos de todas las sangres.

Por otro lado quién se imaginaría que este pequeño pueblo andina hayan salido tantas personas con destinos diferentes de mi familia no solo en Lima sino también al extranjero como las ciudades de San Diego y  Nueva York en Estados Unidos, Sidney en Australia, Madrid en España y que los hijos de la familia numerosa a la que pertenezco haya podido ir a muchos más lugares del mundo a radicar como Inglaterra, Alemania, Suiza, etc. El camino ha sido largo y ahora yo también me encuentro fuera del Perú continuando de escribir esta historia de la familia que parece que nunca acabará y claro mis hermanos menores estoy seguro que me van a superar ¡mucho más!

El trayecto

Me gustaría volver a tener el cuadernito verde que tenía en aquel entonces donde conforme iba avanzando el bus iba anotando cada uno de los pueblos y ciudades que íbamos recorriendo sin bajar de la movilidad, recuerdo que pasamos por Casma, el norte chico de Lima,y luego en medio de la noche íbamos quedándonos dormidos hasta que en una de esas cosas imprevista el auto por estar serpenteando las montañas se quedó atorado en medio de la carretera.

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

Era la primera vez que venía a conocer la sierra y ya me estaban recibiendo de esa manera, todas las personas que estaban dentro del bus parecía que tenían mucha más experiencia que yo y  mi prima, así todos empezaron a salir por la ventana del bus para treparse y caminar por en medio de la carretera. Allí entre el medio de la nada la verdad que ahora me pregunto y me digo que no sé con qué energías y con fuerzas mis abuelos pudieron salir por esa ventana y caminar, por otro lado también les tengo que contar que mi abuelo Julio sufría de Parkinson y por ende él no podía caminar bien pero cuando estaba  fuera en la calle o en la puerta de mi casa de Lima mirando a los demás no lo hacía notar, inclusive llegaba a caminar tan normal que parecía que no tuviera esa enfermedad pero mi familia  y yo, una vez que esa puerta se cerraba sabíamos que esa enfermedad lo iba consumiendo poco a poco.

Luego de caminar felizmente por menos de una hora pudimos tomar otro bus con destino a Parobamba para finalmente después llegar  al pueblo de Quinuabamba.

Les he tratado de hacer un resumen de este trayecto pero lo que no saben es que este viaje tardo aproximadamente 24 horas  y la verdad no sé como pude aguantar tantos tiempo para poder permanecer en el bus así que ahora que lo pienso creo que fue una especie de bendición que más bien en medio de la nada se haya detenido este bus por accidente para que pudiéramos caminar y tomar otro.

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Otro de los recuerdos que tengo de esta travesía es que estábamos durmiendo en los asientos del bus cuando empezó a amanecer y mi abuela despertó a mi prima y entre esos sonidos de voces yo también me desperté allí a lo lejos de las montañas se veía el nevado de la cordillera blanca, era la primera vez que ¡veía la nieve!

Llegando a Quinuabamba

Llegando a la tierra de mi familia, nos dimos cuenta que al menos a mí la altura no me choco en lo absoluto pero sentía de todas maneras que me encontraba en un lugar diferente a Lima que se encuentra a la misma altura del mar en cambio aquí, creo que tuve mucha suerte y el popular soroche  o mal de altura nunca me dio (años después si me dio en Cuzco cuando fui allí por primera vez)

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

Mis abuelos antes de viajar habían hablado con un familiar para que nos recibieran en su casa que se encontraba vacía ya que para ellos esa casa era como una especie “casa de campo” por donde ellos venían solo en temporadas especiales del año, esto como yo aún les conté que tenía apenas 17 años no lo podía entender tan bien, puesto que imaginarme una casa vacía por tanto tiempo y que ninguna persona la llegase a robar era algo ¡increíble! En el pueblo pues todos se conocían y cuando llegamos muchas personas de la tercera edad reconocieron de inmediato a mis abuelos.

Quechua  el lenguaje de los andes, el idioma más dulce de este mundo se habla aquí

Algo que me maravillo y que a pesar de escucharlo siempre en  mi casa pues mis dos abuelos les cuento que cuando discutían se ponían a hablar solamente en Quechua un idioma que yo no he aprendido, aquí inclusive también mi padre aprendió Quechua de niño pero las veces que le he preguntado él ya no se acuerda casi nada de su madre lengua pero si puede entender algo si escucha a otras personas hablar este idioma oriundo del Perú.

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Cuando estuvimos en Quinuabamba mi abuela y mi abuelo se comunicaban con todas las personas que vivían en el pueblo en Quechua, atrás quedo escuchar a mis abuelo hablar en español, aquí se hablaba Quechua el idioma más dulce que he podido escuchar un idioma que ahora me gustaría aprender y estoy seguro que cuando regrese a Lima buscaré alguna escuela de enseñanza de este idioma para ponerme a aprenderlo, justo en mi última visita a Lima intenté que mi abuela me enseñara algunas palabras, al menos los números en Quechua del uno al diez y la verdad es que fue todo un reto aprenderlo, y ¡ya me olvide! Pero cuando regrese me voy a poner las pilas para retomar estudiar con firmeza el idioma de los andes, el idioma de los incas como le dicen algunos.

Aprovecho también para dar un punto de vista al respecto puesto que hoy en día existen gente de poco cerebro en la capital que discriminan a las personas por hablar Quechua o por tener el español con el acento de un Quechua hablante para toda esa gente que no tiene una cultura e identidad nacional les digo que aprendan a conocer el Perú profundo para que se den cuenta de lo valioso que es este idioma para nuestra sociedad y que nos ha aportado mucho, gracias a este idioma podemos tener una herencia cultural que se ha ido transmitiendo de generación en generación.

El cuy con maní y demás comidas andinas.

Cuando estábamos en Quinuabamba había un colegio, mejor dicho era el único colegio que estaba en la zona y algunos alumnos de promoción estaban haciendo una actividad para juntar fondos, esta actividad consistía en vender cuyes con maní y con papas este plato aunque no lo crean ¿saben cuánto costo? Solo siete soles ¡no lo podía creer! Y fue uno de los platos que más recuerdo de esta experiencia.

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

Pero  eso no era todo lo que se podía encontrar en Quinuabamba, gracias a haber crecido en la casa de mis abuelos he podido probar cosas de su zona andina, como por ejemplo su riquísima mazamorra con calabaza o la chicha de jora que es una bebida típica del Perú, y no era cualquier chicha puesto que mi abuela nos hacía moler el trigo en el patio de nuestra casa y así luego con mi abuelo o con algunos de mis primos en asa le ayudábamos a colar las semillas donde salía primero el jugo que no era alcohol que se llama “chucto” (espero escribirlo bien, no estoy seguro si se escribe así pero sé que al menos la pronunciación es así) la chicha de jora tienen que fermentarse por unos días para que pueda ser bebible y es por eso que en medio de esta cultura andina pude aprender a ver estas manifestaciones de mi páis y no solo ello sino también las deliciosas cachangas.

Las cachangas son como una especie de masa de pan que se le daba forma de lo que uno quisiera yo recuerdo que lo hacía de animalitos como un caballo por ejemplo entre otras cosas más que mi mente de adulto ya no recuerda muy bien, por otro lado hay algo que también recuerdo cuando pienso en las cachangas y es que a mi abuelo Julio no le gustaba que yo (su nieto varón) este en la cocina haciendo las cachangas, recuerdo que en más de una vez me sacaba de la cocina de mi abuela para que no lo ayude a hacerlas pero también recuerdo que mi abuela me dejaba ayudarla cuando mi abuelo no se daba cuenta a mí siempre todo lo que era masa me atraía la atención y ahora que han pasado los años aquí en Rímini me he vuelto un experto de los platos peruanos que he ido aprendiendo a hacer como mi rico ají de gallina o mi lomo saltado.

En nuestra estadía en Quinuabamba también recuerdo que había una tía que preparo algunos panes y bizcochuelos que fueron riquísimos y que inclusive llevamos muchos más para traerlos a Lima para quienes no habían venido en este viaje (por cierto mi casa de Lima es numerosa, allí viven casi unas 20 personas)

Otro de los platos que también pudimos probar eran las ricas sopas de verduras y papas en todas sus variedades, todo lo que consumíamos eran productos recién salidos de la tierra, también recuerdo que en aquel viaje por coincidencia llegaron unos tíos desde Lima que yo la verdad no había conocido antes (ya lo saben, vengo de una familia numerosa) y lo que recuerdo de esto no es precisamente por ellos sino que cuando fuimos a su casa vi de cerca como estaban matando a un cordero para prepararlo por su comida, esto para mí fue algo impactante y seguramente pienso que muy pronto me convertiré en vegetariano.

Subiendo al lugar de origen de la familia

Con caballo en mano o mejor dicho agarrando la cola a uno de ellos empezamos uno de esos días a recorrer cuesta arriba un pueblo mucho más pequeño que la misma Quinuabamba o mejor dicho un caserío o como quieran llamarlo, este lugar se llama “Huaca Puñuñan” (nuevamente espero poder escribirlo bien) este lugar era el lugar de donde salieron propiamente mis abuelos y el lugar donde nació mi padre,  la casa que era de mis abuelos ya no existía hoy solo se encuentra en esta zona unos amigos de mis abuelos que son como si fueran ya unos familiares de mis abuelos y cuando llegamos allí recuerdo que nos dieron un plato de papas con crema para comer, están eran unas papas nativas que nunca he vida he vuelto a sentir, unas papas recién salidas de su cosecha hechas con amor y sencillez como solo la gente del ande te lo puede hacer cuando se siente feliz de recibir a las personas.

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

Restos arqueológicos

Mucho más arriba de este lugar se encuentra un centro arqueológico, allí entre las alturas hay como una especie de chullpas donde en medio de la vegetación de los ichus se esconden algunos restos de un legado prehispánico, por cierto las fotos que les estoy compartiendo en este momento a lo largo de este recorrido no fueron tomadas por mí, sino por mi hermana en su viaje a Quinuabamba ella si llego a ir al centro arqueologico y le pedí que me pasará las fotos para poder compartirlas en esta publicación. Cuando yo fui a Quinuabamba todas mis fotos se hicieron con la cámara de rollos de revelación y en estos momentos se encuentran atesoradas en mi casa de Lima.

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

Yo también espero regresar, a Quinuabamba cuando este en Perú y no solamente estar en Lima sino volver a recorrer estos puntos que han sido importantes para mi familia y que han hecho que sea la cuna del orgullo de la familia de parte de mi papá.

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Música de las pallas

Al igual que las fiestas patronales que se hacían por la zona de mi casa de Lima, cuando llegamos a Quinuabamba pudimos ver una fiesta patronal de un santo que estaban sacando en procesión por las calles de la plaza pequeña de Quinuabamba, allí vi como tocaban los pobladores sus instrumentos además de la danza de las Pallas, por ejemplo una de las canciones típicas de esta zona es de los Chimaychis.

Justo estoy empezando a escuchar algunos videos para recordar un poco de esta música por lo que he podido encontrar alguna canción que se le parece un poco a la que escuchaba cuando era niño, si desean escuchar este estilo musical de los Chimaychis puedes hacer click en el siguiente enlace para escucharlo por youtube.

Como recordar estos momentos, por cierto, también he encontrado un video sobre la danza de las pallas así que si quieren verlo solo deben de hacer click aquí ¡bajen un poco el volumen que se escucha alto!

Mis consejos para Quinuabamba

En estos años en donde la vida ajetreada de los limeños y el estrés aumenta, pienso que lo más importante es desconectarnos por momentos de la ciudad, he visto por ejemplo un video del año 2014 de una persona haciendo parapente en Quinuabamba y en verdad no sé cómo no haberlo propuesto antes ya que desde lo alto de sus cerros la vista que se tiene aquí es maravillosa e impresionante.

El desarrollo ha ido llegando poco a poco a estos pequeños pueblos alejados del Perú y que deberían de tener las mismas oportunidades y perspectivas de desarrollo como la tienen las ciudad de la costa del Perú, es una tierra bendita con muchos potenciales y estoy seguro que se pueden hacer muchas cosas interesantes en Quinuabamba como por ejemplo el turismo rural y el turismo vivencial además de las exportación de sus productos como la papa y otras cosas más que se pueden encontrar dentro de su flora y su fauna y su belleza paisajística de este distrito ancashino.

Quinuabamba tiene apenas 75 años de creación como distrito  en el callejón de los Conchucos de Ancash, estoy seguro que se pueden hacer muchas cosas interesantes para el desarrollo del lugar que vio nacer a mis abuelos, mis tíos y mi padre.

Regresando a mi realidad, a Lima

Este viaje fue sencillo, pero fue al mismo tiempo grande, un viaje que me marcó al ser la primera vez que conocí la sierra peruana, un lugar de paz, de tranquilidad de aire puro, de comida sabrosa y nutritiva y sobre todo de una calidad humana y de corazones abiertos para recibir a cualquier persona que se anime a recorrerla.

Era momento de partir y de regresar a Lima, atrás quedarían entonces las caminatas con mi prima y mis abuelos por estas calles, además de ver en la noche un cielo despejado donde se podía ver las estrellas, quedaron muy grabados en mí este primer viaje con mis abuelos que fue el único que tuve con ellos y por el cual hoy valoro más que nunca.

Ahora, no necesariamente tienes que venir a Quinuabamba así como este distrito de Ancash si eres un limeño de padres provincianos como yo, te invito a que recorras primero el Perú que vayas a esos pueblos que conozcas la historia de tu familia para que veas la manera en lo que puedas ayudar a hacer que nuestra nación sea un país más igualitario y sin diferencias por los lugares de donde uno provenga ¡todos somos el Perú!

Muchas gracias por haber leído este artículo que más que nada es un sentir homenaje para mis dos abuelos mi mamá Celina y mi abuelito Julio,gracias por tener la valentía de abandonar sus tierras y de darme así la línea de la vida para que yo exista en esta tierra.

Quinuabamba la tierra de mis abuelos

¡Nos vemos en otra oportunidad! Hasta pronto gente que ama el Perú. 


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