Experiencia en Parma
Usando la estructura que nos muestra la misma página de Erasmusu, dividiré mi experiencia en la ciudad de Parma, al norte de Italia, justo en los distintos bloques que la misma ofrece:
1º- Arquitectura y pasajes: con respecto a este apartado, decir que Parma es una de esas ciudades en las que lo tradicional se respeta, y se quiere dar de nuevo ese vuelvo románico de hace siglos, para que parezca que como tal, no ha cambiado mucho.
Así, tan solo con dar un paseo por el centro de la ciudad, nos hará ver que los edificios antiguos y las calles, tienen un aspecto lejos de la modernidad, si bien estando todo en muy buen estado pese a los años que pueden llegar a tener. La inmensidad de palacios, castillos y otros edificios hace de Parma una ciudad que merece la pena visitar.
Además, y teniendo en cuenta que la ciudad en sí no es muy grande (de hecho, tampoco tiene muchos habitantes con sus poco más de 176.000 personas), resulta curioso que además de la parte tradicional y antigua de la ciudad, haya otra totalmente anexa a la misma, que gracias al conocido arquitecto Renzo Piano, tenga un toque moderno inesperado y fresco (ejemplo claro es tanto el Centro Barilla como el Auditorio Paganini).
Lo que sin duda predomina dentro de la arquitectura de la ciudad son las iglesias, de todas las épocas y estilos, al igual que sus diferentes monumentos (que como en toda Italia, no podían faltar). Buen ejemplo del estilo más puro de Parma es el Baptisterio, que es un edificio rojo de cuatro plantas que tuve ocasión de visitar, y que se encuentra entre los estilos románico y gótico.
Diferenciar también el estilo de sus plazas, con un gran espacio como se acostumbraba hace siglos, con grandes palacios y monumentos que las protagonizan y que hace que los turistas se acerquen y acaben tomándose algo siempre en la multitud de lugares de su alrededor. La más conocida sin duda es la Plaza Garibaldi, que con su Palacio del Ayuntamiento al fondo hace las delicias de cualquiera que pase por allí, que tiene que terminar haciéndose una foto.
Por lo demás, los barrios amplios y abiertos no predominan por Parma y sí, en cambio, las calles estrechas y las casas cercanas las unas a las otras, que, en muchas ocasiones nos dejará una vista fabulosa y típica de la zona en la que nos encontramos.
2º- Cultura y costumbres: como ciudad italiana que es, la cultura se nota y se siente por cada parte de la ciudad. Sus numerosos monumentos y museos hacen que, pese a que vayas con la mentalidad de pasar tan solo un buen rato, irte de fiesta o bien descansar; termines aprendiendo sin quererlo.
Y es que la multitud de conmemoraciones a sus distintos personajes históricos se ven en cada plaza, ya sea al lado de alguna fuente, o bien de algún palacio o castillo. Con respecto a los museos, sin duda es de mencionar el “National Gallery” de Parma, en pleno centro en la Plaza de la Pilotta. Allí podremos ver todo tipo de cuadros de muy diferentes estilos y con una alta representación de pintores de la ciudad y sus alrededores, para así adentrarnos mucho más en la cultura de Parma.
Además, el Palacio del Gobernador es sorprendente, por tamaño, por estilo, y por su historia, que con gusto te contarán por un precio módico una vez dentro. En mi opinión, los sitios culturales en los que se puede disfrutar en mayor medida son el Museo de la Ópera (es de mencionar que la ciudad ha dejado a multitud de cantantes de ópera conocidos en la historia), y el Castillo de Burattini, dentro del Monasterio de San Paolo, que te hará hacer un recorrido virtual por los recovecos de la región.
No me puedo olvidar de sus infinitas iglesias que podemos observar por todos los sitios y en cualquier momento. Curioso es aquí que su Catedral no sea la más visitada dentro de las iglesias, ya que su repertorio es muy grande y otras como el Santuario de Santa María de la Stecatta o la de San Giovanni Evangelista, toman la delantera y son las preferidas por el público generalmente. En mi caso, aunque las vi por fuera las tres, tan solo entré en la que mejor me hablaron y fue en la de San Giovanni Evangelista. Decir que, desde fuera, uno no se espera para nada que sea una Iglesia sin más y, de hecho, por dentro, tiene un toque moderno mezclado con lo tradicional que te deja un poco en shock. Aun así, no me pareció para tanto y estuve poco tiempo allí dentro.
El Baptisterio de Parma y el Duomo son otras dos visitas que no podemos dejar por alto si visitamos la ciudad o la zona. Sin duda sitios diferentes a los que acostumbramos a ver y que merecen la pena, si bien el Duomo me lo vendieron mucho mejor de lo que al final terminó siendo (pero igualmente, hay que visitarlo para poder hablar).
En cuanto a las costumbres de Parma, yendo con una amiga italiana de la zona, pudo explicarme que cada año se celebra un Festival del Jamón en septiembre, considerado uno de los mayores y más brillantes de todo el país. En él, durante una semana se hacen todo tipo de degustaciones culinarias en la Plaza Garibaldi, en las que los mismos vecinos pueden participar en distintos concursos, que hacen entretenido cada día de Festival. Se dice que se preparan más de sesenta mil platos distintos siempre con un toque de jamón de Parma que deja a cualquiera que lo pruebe encantado.
3º- Gastronomía: sobre la gastronomía de la ciudad y olvidando platos y comidas típicas de otras partes de Italia, lo primero que tengo que valorar es el jamón de la ciudad. Si ya anteriormente mencioné que uno de los Festivales clave de la zona es el de ese producto, deciros que me quedé sorprendida del sabor intenso y de calidad de su jamón. Porque normalmente y más si eres español, al jamón se le tiene un poco de respeto en un país extranjero, y una no se termina de fiar si va a estar lo suficientemente bueno. Pero, en este caso, sin duda que repetí y en varias ocasiones en mi visita, porque se ve que los cerdos italianos (mucho más grandes que los españoles generalmente), y más concretamente los que se usan para el jamón de Parma, tienen una alimentación muy cuidada con una vida de reyes que termina dejando un producto final magnífico, sin palabras.
Además, el salami “de felino”, viniendo de los mismos cerdos que su jamón original, podemos imaginar que esté realmente bueno también, con un sabor suave que de nuevo me gustó y si encima lo acompañamos con un vino tinto de la zona, no cabe duda de que saldremos del todo felices de la experiencia culinaria en la ciudad.
Con respecto al cerdo, no nos podemos quedar ahí sin más, ya que se hacen otros productos típicos de Parma como el culatello de Zibello, cerdo salado, salchicha, tocino, o chicharrones, dando en conclusión la idea que siempre se nos metió en la cabeza sobre que se aprovecha absolutamente todo de este animal.
Y si la pasta es algo típico en toda Italia, me paro aquí unas líneas porque seguro más de alguna persona conoce la pasta marca Barilla, muy conocida en España y en general el mundo (dicen que es la pasta número uno, a saber); que tiene una de sus sedes principales en Parma, y por la que no cabe la menor duda de que sea la preferida de sus habitantes, que la consumen todo lo que pueden y que como siempre, realizan a la perfección en sus distintos bares y restaurantes de la ciudad.
Por último, dos platos que también probé y que merecen mención, son los típicos parmigiano reggiano, un queso de la zona que tiene un sabor fuerte, intenso y que viene perfecto para beber con algún vino. Además, los ñoquis de patata con tomate y queso parmesano te dejarán a la perfección, pudiendo comer todos los que te pusieran pese a que llenan bastante.
Que no se me olvide que las heladerías en Parma, están en muchos sitios y tienen todas buena calidad. Se ve que algo hacen diferente a los helados típicos en España, porque lo cierto es que el sabor cambia por completo y sigo sin saber el porqué. Tan solo sé que te enganchan, que, si en España te comes uno y te quedas tan ancha, en Italia terminas el primero y piensas en probar otro sabor para ver qué tienen. No tiene mucho sentido decir alguna heladería en concreto, porque nos compramos los helados a medida que andábamos por las calles y veíamos cualquier sitio al respecto y a alguna de nosotras le apetecía. ¡Explora!
Ya con las bebidas, decir que el vino se toma a temperatura ambiente o incluso caliente, que dicen los italianos que es bueno y saludable para cualquier época del año, y alguno que otro con un toque de miel, manzana o calabaza que jamás había probado antes. El más consumido es el blanco, si bien el tinto y rosado son también muy consumidos por los italianos y extranjeros que visitan la ciudad. No tienen mucha tradición de cerveza y de hecho no recuerdo haber visto ninguna marca propia de la zona. Si piensas beber agua del grifo del hotel o aquel sitio en el que te quedes, Parma es conocida por un agua de buena calidad, por lo que no hay que temer nada si bebemos del grifo o de alguna fuente de la zona.
4º- Fiesta: la verdad que, pese a que nos lo pasamos muy bien mis amigas y yo en el viaje, a Parma le falta un toque de fiesta importante. Muchos pubs y buena música, pero tan solo un par de discotecas de mayor tamaño que, además, no sé si fue por la época en la que fuimos o qué, pero no había casi nada de ambiente, lo cual disminuir la calidad de su fiesta en un alto porcentaje. Eso sí, la música de los pubs, karaokes y distintos sitios que podemos encontrar es muy buena, alejada de la tradicional que podemos encontrar en España como reggeaton, abriéndose mucho más en cuanto a estilo y variedad; por lo que, pese a que tengamos algún gusto especial con ello, no tendremos problema en Parma.
Una de las cosas que me sorprendió con respecto a este tema, es el hecho de que había muchísimas mujeres en los sitios a los que salíamos. De nuevo, otra diferencia con España, donde entre el 60-70% de los que suelen salir de fiesta son hombres; en Parma veíamos el porcentaje totalmente cambiado. Le pregunté a mi amiga italiana y me dijo que sí, que solía pasar, que los chicos de Parma son conocidos por ser más tímidos que otras partes en el país, y que, aunque el porcentaje de población era parejo en ambos géneros, al final se veían muchas más mujeres por la calle debido a esa razón. Ellas, muy arregladas, bien vestidas, con estilo, que además como en general en Italia, se cuida en mi opinión demasiado.
5º- Ocio y tiempo libre: además de visitar los museos, monumentos y las distintas plazas a las que ya hice referencia en puntos anteriores, en mi opinión una de las mejores visitas que podemos realizar en la ciudad de Parma es ir al teatro. El teatro Farnese tiene un estilo tradicional precioso, que te atrapa desde el primer vistazo, con una capacidad bastante grande con pinta de antiguo Coliseo. La tarifa genérica es de tan solo 12 euros, que merece la pena pagar para tener una visión de Parma desde otro punto de vista. Las explicaciones son magníficas y las distintas galerías impresionantes.
Pero ya dentro de las actividades de ocio como tal, no podemos irnos de Parma sin visitar el Caffe' dei Marchesi, que nos traslada a siglos atrás, con una decoración elegante y tradicional, llena de colores claros, con un toque musical de piano de fondo que nos alegrará la tarde. Además, el café, producto también muy consumido por los italianos, es magnífico en este sitio, por lo que no solo terminamos visitando uno de esos lugares emblemáticos de la ciudad, sino que disfrutamos de bebida, comida y música realmente brillantes.
Por otro lado, las catas y visitas vinícolas son también una agradable opción para aquellos inquietos que quieren realizar algo distinto, pero a la vez típico de la ciudad a la que visitan. Con sus numerosas denominaciones de origen y una calidad muy buena, te quedarás con la sensación de seguir probando sus bebidas (pese a que en España se dice encontrar los mejores vinos del mundo). Por supuesto, este tipo de catas y visitas, se acompañarán con su jamón de Parma y otros aperitivos para que se haga todo más agradable. Si encima, nos explican los entresijos de las bodegas, su historia y sus peculiaridades, pues tendremos un pack muy completo del que seguro terminaremos aprendiendo y valorando de buena manera.
Además, si tras haber probado el jamón a estas alturas decenas de veces, nos preguntamos cómo se realiza su elaboración en la ciudad, comentar que existen visitas guiadas a distintas fábricas, donde te lo expondrán a las mil maravillas y por supuesto de nuevo tendrás la obligación (porque opción con algo que está tan bueno es un insulto a la lógica), de probarlo.
Parma ha tenido equipo de primera división durante muchos años, y eso ha dejado una gran afición por sus calles, cosa que se ve pronto con las numerosas personas que terminan llevando la camiseta del equipo. Con un campo de miles de personas, puede ser otra buena opción irse a ver a algún partido de liga si te pilla bien de tiempo. Sus precios no son caros y la pasión que sienten los vecinos por el fútbol es algo que hay que vivir con ellos, aunque solo sea por un partido y unos breves instantes.
Otra de las actividades de ocio que se suelen hacer es la de las visitas guiadas de arte, literatura y música. Siendo Parma cuna de grandes artistas de todos los tipos, no será poca la oferta al respecto, por lo que podrás comprobar por ti mismo qué tipo de excursión prefieres y adentrarte más en aquellas facetas que más te gusten.
Por último, hay multitud de karaokes en la ciudad(aún no supe bien por qué), y se ve que, a los estudiantes y otras personas de todo tipo de edad, les encanta. No hay día en Parma que este tipo de sitios no se termine llenando con buen ambiente y las siempre características risas que dejan a su paso las voces, letras o en general autores y canciones que se eligen.
6º- Transporte: sin duda la mejor manera de llegar hasta Parma es la de coger un avión que te lleve hasta Milán o Bolonia, y luego coger el tren. Comentar que el tren en Italia es un medio de transporte rápido y barato, por lo que, pese a que no nos parezca cercano algún que otro aeropuerto, quizás por precio sí que nos termine mereciendo la pena. Decir, por ejemplo, que desde el aeropuerto de Milán-Bérgamo (que más bien se encuentra en Bérgamo y no en Milán), hasta la ciudad de Parma se puede tardar en tren menos de tres horas, por lo se nos pasará rápido el trayecto y disfrutaremos de las vistas que nos va dejando el paisaje a su paso.
Por otra parte, mencionar que la propia ciudad dispone de aeropuerto, pero que desde España u otros lugares extranjeros, no se puede llegar tan fácilmente al aeropuerto llamado Giuseppe Verdi, a tan solo cinco kilómetros del centro de la ciudad, por lo que descartaremos rápidamente esta opción para centrarnos en las ya comentadas en el párrafo anterior.
Hablando del tren, y al formar parte de la línea Milán-Bolonia, Parma no tiene problemas de conexión con más de 25 servicios distintos de trenes en los que podremos elegir otros lugares destino que nos haga el viaje más ameno y completo.
Los autobuses son muchos en la ciudad y llegan hasta todos los puntos de la misma. Si bien, es cierto que tienen una calidad (al menos cuando yo misma estuve) a mejorar en consideración, con muchos de ellos muy antiguos y con asientos algunos incómodos y otros no demasiado amplios. Eso sí, el precio de los mismos es barato, y pasan con una frecuencia alta, por lo que al menos intentan compensarlo de otras maneras.
El taxi siempre será otra opción cuando tengamos que hacer algún trayecto amplio urgente, si bien estando las distancias en Parma no muy lejanas, la mayoría de las veces elegiremos andar como la opción más cómoda y eficaz para llegar a donde queramos. No existe un buen carril bici, por lo que, pese a que tampoco se usa mucho, es mejor abstenerse de usarlas en la carretera debido a que la conducción en Parma es algo peligrosa (los pasos de peatones son como si no existieran y de hecho parece que no existen). Las motos son las que ganan la batalla del transporte y se encuentran por todos lados.
La buena conexión de Parma nos permitió visitar una zona preciosa cercana, Cinqueterre, de la que he escrito en otra publicación y de la cual adjunto la última foto en esta, para invitaros a conocerla y a seguir leyéndome.
7º- Precios: los precios son una de las grandes virtudes de la ciudad de Parma. Puedes ir a comer perfectamente (hablo de una cantidad considerable, nada de quedarse medio lleno), por menos de diez euros y con una calidad muy buena. Si bien, las bebidas puedan llegar a parecer algo caras (por ejemplo, una cerveza vale tres euros en la mayoría de los sitios), sabiendo ir a visitar los sitios claves, en barrios más alejados de la zona turística, el problema no será tal teniendo unos precios realmente buenos.
Con respecto a los pisos en Parma, mi amiga me comenta que un estudiante medio puede encontrar un piso en una zona medio buena de la ciudad fácilmente por 300 euros, lo que hace que muchos Erasmus terminen eligiendo Parma para que sus becas le lleguen y así poder estar considerablemente bien en su estancia en la ciudad (mencionar que, en otras ciudades como Florencia o Roma, es raro encontrar un piso por menos de 500 euros por habitación, lo que cambia todo bastante).
Si sumamos que los transportes son baratos y que se encuentra a no mucho de Milán, Roma o incluso Florencia; podemos terminar valorando a Parma como una ciudad en un punto clave estratégico que nos hará visitar muchas de las principales ciudades del país en no mucho tiempo.
Las visitas a los museos, iglesias o teatros suelen rondar los diez euros o menos, por lo que, de nuevo, no habrá problema en ver más de un sitio reconocido de Parma.
8º- Clima: el clima en líneas generales es bueno, teniendo temperaturas medias que se ven trastocadas en cierta manera por unos inviernos duros. El hecho de que no esté la ciudad muy lejos de la zona de playa, hace que, de todas maneras, tampoco se lleguen a temperaturas extremas como pueda pasar en otros sitios montañosos.
Así, la humedad será relativamente baja, el viento casi inexistente y el sol aparecerá por nuestros ojos en un gran porcentaje de los días que estemos en Parma.
¿Conclusión?
Buena visita la que hice a Parma, me fui con un muy buen sabor de boca de la ciudad, y ello claramente va con una segunda intención. Sin lugar a confusión, puedo decir que lo mejor de la ciudad es su gastronomía, tanto por su variedad como por su calidad, por lo que no podemos irnos de allí sin probar todo tipo de platos típicos, e incluso claro que sí, más de un plato de pasta italiana Barilla que la harán a la perfección.
Además, sus innumerables sitios que visitar en cuanto a iglesias, monumentos, plazas, castillos y museos; hará que no sepáis cuál es el tope máximo porque vuestras piernas dirán basta.
Si bien, la fiesta no es muy grande comparado con otras ciudades italianas, solucionaremos el problema con una buena estación de tren y una situación geográfica excelente para poder movernos a otras ciudades mayores en un corto espacio de tiempo.
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