El primer día de Mayo - La fête du Muguet

Fiesta nacional - nada que hacer

Al día siguiente siguió lloviendo, y era el primer día de mayo. Como en muchos otros países, en Francia también se celebra el día del trabajo. Ya había buscado antes si había algunos cortes en referencia al día, y de hecho, era una de las fiestas más importantes del país. Prácticamente estaba todo cerrado, incluso algunos museos. Pero como el metro seguía funcionando como de costumbre, y todavía teníamos 3 días para ir de compras, no fue para tanto.

Nos levantamos (muy pronto, como siempre), nos preparamos para desayunar, bajamos al bufé y empezamos el día tranquilamente. Como no hacía día para caminar por la ciudad, no tuvimos prisa para salir del hotel y comenzar con la jornada. Pero lógicamente tampoco queríamos quedarnos sentadas todo el día, así que salimos del comedor, y subimos a la habitación a coger los bolsos y nuestra ropa para la lluvia.

La Defense

Salimos del hotel hacia la estación de metro; el metro se había convertido en un método de transporte indispensable, y con el frío que hacía yo ya estaba casi congelada. Mientras desayunábamos decidimos ir a La Defense, la zona de negocios, que está un poco alejada del centro de la ciudad. Era mucho tiempo en el metro (cerca de 25 minutos), y solamente había que visitar el lugar en sí, ya que no había nada que abriese ese día.

Así que después de media hora de viaje en metro, llegamos a la estación de tren de La Defense. Ya había estado una vez, pero fue con una excursión del colegio, y no me acordaba de todo. Una de las cosas de las que no me acordaba era de cómo encontrar la salida, así que pasamos los primeros 15 minutos buscando la salida correcta. Finalmente salimos de la estación y aparecimos justo enfrente del Grande Arche. Hicimos algunas fotos y paseamos para explorar el distrito un poco más. De hecho, la parte turística de La Defense no es tan grande. Hay un centro comercial bastante grande (que estaba cerrado aquel día, obviamente), la estación de tren, y muchos edificios de oficinas alrededor. Si subes la escalinata del Grande Arche y te giras, puedes ver el Arco del Triunfo, lo moderno y lo nuevo juntándose con lo antiguo y lo tradicional. La vista es impresionante, casi tan impresionante como lo que se ve desde la cima del Arco del Triunfo.

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Montmartre

Después de haber disfrutado de aquellas maravillosas vistas y de haber hecho fotos y alguna selfi (¡hasta había parado de llover unos minutos! ), ya casi era hora de comer, así que decidimos volver al centro para refugiarnos y buscar un sitio en el que comer. Pero antes de poder hacer todo eso teníamos que encontrar la entrada al metro y la línea que nos llevaría de vuelta al centro, que era casi tan complicado como encontrar la salida antes. Pero tuvimos éxito, así que estuvimos otros 25 minutos sentadas en el metro volviendo hacia Charles de Gaulle.

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Como era de esperar, se puso a llover cuando llegamos. En la salida del metro había una mujer vendiendo "Muguets", lirios del valle. Había gente vendiéndolos por todas partes, porque es una tradición francesa del primer día de mayo. En teoría te dan suerte si los compras ese día. Así que mi madre y yo compramos unos pocos y continuamos con la búsqueda de un buen restaurante. No queríamos gastarnos mucho así que sugerí ir hacia Montmartre, queríamos ir de todos modos y quizá nos saldría más barato allí. Así que tuvimos que coger el metro de nuevo y subir la montaña hacia Montmartre y el Sagrado Corazón. Como hacía mal tiempo, lo que normalmente era una vista impresionante no lo fue tanto, así que fuimos rápidamente hacia la iglesia, que mi madre quería verla por dentro. Después continuamos hacia el "centro" de Montmartre; donde están todos los artistas y la gente que hace caricaturas en las callejuelas de alrededor del Sagrado Corazón.

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Es un barrio de París con mucho encanto; artistas, cafeterías pequeñas y restaurantes, tiendas de recuerdos, y no tantos turistas como en otros barrios. Incluso mi madre, que no está muy interesada en el arte, se quedó alucinada con algunos de los cuadros, y encontramos una tienda con dibujos preciosos de distintos paisajes de París. Compramos algunas postales y dos pósteres grandes, y seguimos buscando un restaurante. Todos ofrecían prácticamente la misma comida, así que nos acabamos sentando en el que tenía el camarero mas agradable. Nos sentamos fuera con mantas y un calefactor por encima de nosotras, y se estaba bastante bien, veías mejor desde aquí que desde dentro, y el aire era más fresco. Yo comí mejillones y mi madre una ensalada (como casi siempre), y después de un rato decidimos seguir descubriendo Montmartre.

Empezó a hacer bastante frío a causa de toda la lluvia, así que nos fuimos de Montmartre hacia el centro de la ciudad para meternos en una cafetería por allí. Tomamos chocolate caliente y yo me comí una crepe. Paseamos un rato por la ciudad, observamos a la gente, conocimos lugares interesantes y finalmente volvimos al hotel. Ya en la habitación me tomé un té y vimos un rato la televisión hasta la hora de salir a buscar un sitio donde cenar. A veces no tener las comidas incluidas en el hotel puede ser algo fastidioso, especialmente con el tiempo que hacía en París en aquel momento. Pero fuimos al mismo sitio que el día anterior, había muchos restaurantes en la zona y era la manera más sencilla de encontrar algo para comer. Charlamos sobre los planes que teníamos para el siguiente día y disfrutamos de una noche deliciosa.


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