El barrio chino de París

Luego de haber estado por el parque de Luxemburgo aún me quedaba un montón de cosas más por descubrir pues esta era mi última tarde en París para luego de ello regresar a Italia, que rápido habían pasado estos 9 días de intensas caminatas por los diferentes lugares de Francia además de la maravillosa compañía que había tenido al inicio de mi viaje junto con mi amiga de mi universidad y después de ella, el poder reencontrarme con mi amigo francés después de casi 3 años sin vernos.

El tiempo estaba pasando bastante rápido y con ello también mis ganas aumentaban de seguir conociendo más  y más de las cosas que se podían ver, sentir y disfrutar de París, muy cerca del parque de Luxemburgo se encuentra también un espacio conocido como el Panteón el cual también es un museo y lo pueden visitar pero pagando una entrada de por medio, yo la verdad me conforme solo con verlo desde la parte externa mientras iba pensando también  en que conocer y ver estaba entre seguir recorriendo un poco más o irme a relajar en un lugar quizás poco conocido de París.

Ya había visto todo lo turístico de París y ahora quería ver esa otra París que no sale mucho en las agendas de turismo, pero que una que otra persona las menciona pues me refiero al barrio chino de París que se encuentra muy cerca de la plaza Italia para mi buena suerte la hora del almuerzo estaba ya llegando así que desde esa zona del parque de Luxemburgo empecé a mirar las estaciones de trenes para poder llegar hasta allí, el tiempo fue más rápido de lo esperado que la verdad no llegué a sentir el tiempo del viaje y con ello también mi hambre y mi deseo de comer más de esta deliciosa comida asiática estaba aumentando cada vez más.

La calle donde se encuentra el barrio chino es bastante larga y van a poder encontrar un montón de opciones, yo en esa oportunidad decidí ingresar a un restaurante de comida vietnamita donde por menos de 15 euros  me estaban dando un potaje de los dioses para poder degustar al máximo y sentir toda una de las riquísimas sensaciones de esa comida picante, con un rico olor y con bastante verduras y carnes, por un momento lo que se escuchaba entre los pasillos del restaurante era el idioma de los vietnamitas y atrás había quedado escuchar casi siempre el francés, todo congeniaba para que me llevará una impresionante imagen de este lugar y para que sintiera las ganas de poder recorrer cada espacio que había allí, me senté al lado de dos señoras que me enseñaron a tomar esta sopa conocida como “po”  en verdad ahora no recuerdo el nombre exacto del negocio pero si quieren probar algo diferente sin duda alguna venir a la  calle cerca de la plaza Italia va a ser siempre una buena opción para relajarse al máximo como debe de ser ¡buen provecho! 

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