Día 1: Visita a un cementerio, reflexiones sobre el terrorismo y mucho descanso

Publicado por flag- Paola Villegas — hace 8 años

Blog: Una escapada a Francia
Etiquetas: flag-fr Blog Erasmus París, París, Francia

El peor traslado: Aprendan de mi error

Eran más o menos las siete de la mañana cuando llegamos a París. El traslado desde Londres a París fue sin duda el trayecto más pesado que soportamos en todo el tour, ya que decidimos transportarnos en camión durante la madrugada para ahorrar tiempo y dinero, ya que aprovechar la noche para viajar implica ahorrar en una noche de alojamiento y también implicaría que a primera hora del día ya estaríamos listas para conocer la segunda ciudad del tour. Sin embargo, no contábamos con que el camión en el que viajaríamos nos haría hacer un cambio de camión a media carretera y que nos despertarían tres veces durante la noche. Una de esas para pasar migración antes de cruzar en ferry por el canal de la mancha, otra para bajarnos del camión porque no puede haber gente arriba de los autobuses mientras está en ferry y la tercera para volvernos a subir al camión.

El sueño de mi mamá, mi prima y mi amiga se les espantó y no pudieron volverse a dormir. Yo si me pude volver a dormir pero el hecho de ser despertada tantas veces durante la noche hizo que no descansáramos lo adecuado, lo que es lo más pesado para cualquier viajero. Ya me entenderán…

Llegada al departamento: otro buen tino de suerte

Tuvimos la suerte de estar muy cerca del departamento que alquilamos desde la central de autobuses a la que llegó nuestra línea de National Express, que fue a la de Paris Gallieni, que se encontraba a tan sólo tres estaciones de metro de nosotros y veinte minutos caminando. Yo creo que si el traslado no hubiera sido tan pesado, nos hubiéramos aventado a caminar todo eso, pero sinceramente no estábamos en condiciones.

Recuerdo que sólo compramos cuatro boletos de metro, uno para cada una. Si sólo compras un boleto de metro te saldrá en 1.41 euros, que vendrían siendo aproximadamente como 1.57 dólares al tipo de cambio de hoy. El metro de París es rápido, eficiente, un poco antiguo, también un poco sucio porque nos encontramos ratones varias veces y mucha gente dice que también es inseguro, a un amigo le robaron su Macbook en el metro de París, así que siempre hay que estar con los ojos bien abiertos por cualquier cosa. Pero algo que hay que atribuirle, es que es muy eficiente. Está súper bien diseñado y la logística de las estaciones hace que puedas llegar a cualquier lado de la ciudad de manera rápida y clara.

Finalmente llegamos a la estación en la que se encontraba nuestro apartamento, la estación “Metropolitan”. Nos dimos cuenta de que habíamos escogido una buena localización, ya que se encontraba a tan sólo tres cuadras del famoso cementerio Peré Lachaise, también había muchos restaurantes a la redonda, sobre todo de crepas que nos ayudaría a tachar de nuestra “lista de cosas por hacer en París” el comer una crepa parisina. Estaban bastante ricas aunque para ser honestos, yo esperaba mucho más por lo bien que hablaban de ellas. Los ingredientes no son muy diferentes a los que utilizan en otros países. Fue bueno platicar un poco con el señor mientras nos la preparaba y estaban grandes, muy llenadoras como para calmar el hambre de un viajero famélico que no había provado bocado desde la noche anterior. 

Día 1: Visita a un cementerio, reflexiones sobre el terrorismo y mucho descanso

(Daniela disfrutando mucho su crepa parisina.)

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(Mi crepa fue un poco más sencilla, preparada de nutella con plátano, ¿estos ingredientes también son comunes en tu país?)

Había también muchas panaderías, todas ellas con panes que nunca había probado y todos ellos deliciosos. Algo muy bueno de París es que no importa a qué panadería vayas, lo más seguro es que el pan esté exquisito.  Otra cosa que nos ayudó fue que en la misma calle de nuestro departamento había un mini centro comercial Carrefour, en el que pudimos comprar a un precio razonable comida para guisar en el departamento y encontramos una de las pizzas más baratas y deliciosas que hemos probado. Una pizza entera costaba 3 euros que vendrían siendo aproximadamente unos 3.34 dólares americanos.

Un precioso nido de amor parisino

Tuvimos mucha suerte de haber reservado en el apartamento que conseguimos. Podría describirlo como un apartamento que tenía un estilo muy vintage, mucha luz y una decoración sencilla pero bonita. La propietaria del apartamento, Anne-Laure, fue muy amigable con nosotras cuando llegamos y nos mostró todo lo que venía incluido en el departamento. Durante la época en la que fuimos hacía mucho frío, así que el hecho de que incluyera calefacción nos ayudó a dormir calientes, cómodas y hasta en algún momento nos ayudó para que nuestra ropa se secara más rápido. Tenía también algunos mapas de la ciudad con sugerencias para restaurantes, pubs, tours turísticos en autobús y hasta walking tours.

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(El único cuarto que había en el apartamento era bastante acogedor y le entraba mucha luz. En París suele hacer bastante frío durante diciembre, pero las ventanas eran el doble de gruesas, así que con la ayuda de eso y de la calefacción, no pasabas nada de frío.)

El apartamento era chico, pero suficiente para cuatro personas. Aunque tenía una sola habitación que estaba comodísima, el sofá que estaba en la sala se podía transformar en una cama que estaba cómoda también. La cocina que había estaba equipada con todo lo necesario, como refrigerador, estufa, microondas, cafetera y cubiertos. El baño tenía una tina muy amplia como para cuando llegabas muy cansado, te pudieras echar un baño de burbujas. Y en la sala había una televisión con cable, aunque la encendíamos seguido para ver las noticias, nunca entendíamos por completo lo que hablaban.

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(La cocina era pequeña, pero como ven tenía todo lo necesario para prepararet la comida o el desayuno que se te antojara. Anne Laure, tenía distintos tipos de tés de los cuales podías agarrar y eran un poco exóticos. Como se pueden dar cuenta es común en Europa que las lavadoras se encuentren dentro de la cocina, algo que en México no es para nada frecuente.)

Considero que cualquiera puede encontrar departamentos como estos si los busca con tiempo de anticipación como lo hicimos nosotras, ya que volví a buscar a tan sólo tres semanas del viaje y ya no había muchas opciones, las pocas que había estaban muy caras, con malas calificaciones o en zonas de París que no son muy confiables para quedarse. Recomiendo a cualquiera que se quede en el arrondisment 21, porque es bonito, tranquilo y aunque no se puede llegar caminando al centro de París, puedes rentar una bicicleta o comprar un ticket de metro para llegar al centro y empezar a caminar por la ciudad.

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(Anne-Laure tenía muchísimos libros de arte y culto, y como ven en el estante había una lámpare que parecía rama de árbol, lo que le daba un lindo toque al departamento cuando la prendíamos, se sentía mucho más acogedor. Lástima que absolutamente todos los libros estuvieran en francés.)

El costo de nuestro apartamento fue lo mejor, ya que cada una de nosotras tuvo que pagar aproximadamente 19.3 euros por noche, que vendrían siendo aproximadamente 21.5 dólares americanos, que es muchas veces es lo que cuesta un hostal en el que no tienes acceso a tantas cosas y compartes cuarto con muchísimas personas. Creo que lo único que no nos gustó tanto del departamento es que estaba en el sexto piso, por lo que conté 90 escalones para llegar a descansar. Después de un día ajetreado y cansado, subir seis pisos se siente como subir veinte.

Una visita de miedo al famoso cementerio Peré-Lachaise

Me emocioné muchísimo cuando supe que estaríamos hospedadas a tan sólo tres cuadras del cementerio más importante y más grande de París: el cementerio de Peré Lachaise.

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(Esta fue una de mis fotos favoritas que tomé sobre el cementerio de Peré Lachaise. Se puede apreciar cómo se encuetran aglomeradas todas las tumbas, que es casi imposible caminar por ellas. El tiempo no perdona, se puede apreciar en el moho que ha crecido en todas. Realmente vimos flores en contadas tumbas, muchas de ellas están muy abandonadas por sus familiares.)

Se puede recorrer en tan sólo unas dos o tres horas, dependiendo de las tumbas que te interesen. Muchos turistas sólo vienen a ver las tumbas de Oscar Wilde y de Jim Morrison, si es así a lo mucho estarás media hora en el museo.

Estar ahí es una sensación increíble, que va más allá de tener miedo o encontrarte con alguna que otra ánima. Es impresionante el tamaño que tiene ese cementerio, también es impresionante los años que llevan muchas de las tumbas que están ahí. Muchas de las tumbas ya son tan viejas que en algunas no se aprecia ni el nombre ni el año en el que falleció la persona. El color verde y gris de este lugar es una constante.

También es posible que te encuentres tumbas nuevas. Nosotras encontramos una tumba de una chica que murió en los atentados de París del 13 de noviembre del 2015, eso ya fue hace muy poco. Para estar enterrado ahí necesitas ser de París o demostrar que has vivido casi toda tu vida ahí; por supuesto, también tienes que morir en París y pagar una cuota muy alta porque es un cementerio para ricos.

Al inicio del museo hay una lista con las personas famosas que están enterradas ahí, muchas de ellas ni siquiera las conocíamos porque eran artistas antiguos de origen francés. Sin embargo hay uno que otro famoso de otro país que sí logramos identificar y nos adentramos a la loca aventura de buscar su tumba con la ayuda de un mapa que se encontraba a la entrada y al que le tomamos foto. Dentro de los artistas franceses más visitados se encuentra Edith Piaf, Moliere y Jean de la Fontaine, Georges Bizet, Marcel Proust y muchos otros. Entre las celebridades internacionales más visitadas se encuentra el famoso cantante Jim Morrison y Oscar Wilde.

Nos impresionó un poco el fanatismo hacia Wilde, ya que sus familiares tuvieron que cubrir su tumba con un vidrio, ya que miles de personas iban constantemente con los labios pintados para besar su tumba, que estaba llena de besos por doquier. Y de hecho, el cristal no ha hecho que los admiradores paren, ya que se han subido a otras tumbas para alcanzar la zona que no tiene el cristal y dar el famoso besito.

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(Me encanta esta foto, porque se puede apreciar nítidamente un beso aislado de todos los demás sobre el cristal que protege la tumba de Oscar Wilde.)

No sólo es un deleite conocer las tumbas de la gente importante, ya que muchas tumbas que son de “gente común” estaban hermosamente diseñadas. Nuestra favorita fue de una pareja que estaba enterrada junta, entonces construyeron unas manos de acero que salían de ambas tumbas y se tomaban la mano, fue algo que se me hizo muy romántico. Había otras tumbas, que fuera de lo romántico, tenían diseños muy extraños y para nada bonitos. Aunque a mi amiga, a mi madre y a mí nos encantó el cementerio, esto podría no ser una experiencia para todos, ya que mí prima se sintió muy incómoda todo el tiempo por sentirse rodeada de tanta gente fallecida. Así que cuando vayan, consideren los gustos y los sentimientos de sus compañeros de viaje, para ver de qué manera pueden arreglarse para que sea una experiencia disfrutable para todos.

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(Sin duda, esta fue la tumba más romántica que me encontré en todo el cementerio y sin duda alguna, podría decir que fue mi favorita.)

Si quieren saber un poco más sobre cómo es el cementerio, horarios de apertura y cierre, no duden en revisar mi perfil. En la sección de “lugares” o “places” escribí especialmente sobre este increíble lugar.

Caminando a la redonda

Regresando del cementerio, mi amiga y yo decidimos caminar un poco a la redonda para conocer mejor lo que había por el arrondisment 21. Mientras tanto, mi prima y mi madre se sentían bastante cansadas por el traslado tan incómodo que tuvimos desde Londres, así que decidieron regresar a dormir al apartamento.

Daniela y yo decidimos seguir caminando seis cuadras por Rue du Chemin Vert hasta llegar al famoso Boulevard Voltaire, donde subimos unas ocho calles hasta llegar a la famosa Plaza de la República.

A nosotras nos encanta caminar cuando vamos a nuevos países, porque es la mejor manera de conocer el país, ya que conoces sus costumbres, los lugares y te percatas de detalles que muchas veces sueles ignorar cuando te vas en el metro o en un autobús.

Juego de croquet, el típico francés

Por ejemplo, nos encontramos a unos adultos mayores reunidos en un parque para jugar croquet. Nos explicaron que en este pasatiempo, golpean bolas con un mazo para hacerlas pasar por arcos de metal que se encontraban enterrados en la tierra. Ellos pueden dirigir la pelota para alejar la de su oponente si está cerca de entrar por alguno de los aros. Fue lindo que se acercaran a explicarnos en qué consistía el juego, ya que originalmente era jugado por la nobleza al sur de Francia. Los señores fueron increíblemente amables con nosotras, nos preguntaron de dónde éramos, cuánto tiempo nos quedábamos y nos recomendaron algunas atracciones turísticas que no nos podíamos perder, cosa que se me hizo un poco extraña porque por ahí había escuchado que los franceses se van de París en verano porque la ciudad está llena de turistas y eso es algo que detesta. Tal vez como era invierno, los agarramos de buen humor.

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(Ellos se dieron cuenta de que los estábamos fotografiando, así que decidieron mostrar una bella sonrisa y posar para nuestra cámara. Por supuesto, eso hace que sea una muy buena foto y fue después de ese momento cuando se acercaron a platicar con nosotras.)

Otra cosa que nos impresionó bastante, fue que el señor nos comentó que en la siguiente cuadra nos encontraríamos con Bataclán, que fue la sala de conciertos donde los terroristas que representan al grupo islámico ISIS, irrumpieron y dispararon durante un concierto el 13 de noviembre del 2015 para acabar con la vida de cientos de personas inocentes.

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(Se puede apreciar la Sala de Conciertos de Bataclán ya clausarada ante los acontecimientos del pasado noviembre, y como todavía muchas personas se acercan bastante para observar cómo quedó la estructura.)

Es muy impresionante estar ahí, ya que aunque el lugar se encuentra cerrado, se pueden apreciar los impactos de bala en el vidrio y honestamente se siente una mala vibra por todo lo ocurrido. En el pabellón peatonal que se encuentra frente a Bataclán, había un pequeño homenaje montado por los parisinos, donde había fotos de las víctimas, mensajes, flores y banderas de apoyo de distintos países.

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(Esto es bastante emotivo, sé que es imposible captar esa sensibilidad a través de una foto pero estando ahí dan ganas de llorar.)

El que pasen este tipo de cosas y escucharlo en la tele puede hacerte sentir un poco mal, pero ver en vivo el lugar donde ocurrió y ver a los parisinos tristes, realmente te impacta más y te hace reflexionar mucho sobre lo que está pasando, ya que ves que es algo que verdaderamente impacta a la gente, algo en lo que tú estás expuesto como turista y algo en lo que puedes trabajar en tu país, promover el amor y la tolerancia para evitar que miles de personas paguen por ello todos los días.

Después de quedarnos a observar un rato y a leer los mensajes de apoyo, seguimos caminando por Boulevard Voltaire para llegar a donde originalmente queríamos: Plaza de la República.

Plaza de la República: La plaza del ocio, manifestaciones y muchas patinetas

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(Al fondo se puede apreciar la estatua de Marianne. Hay muchos restaurante, tiendas, hoteles y bares a la redonda, ya que es un lugar conocido como centro de reunión entre los parisinos.)

Cuando llegamos a Plaza de la República ya habíamos caminado por 16 calles, así que ya se imaginarán como sentía mis pobres pies, estaba bastante cansada, sin embargo Daniela había comprado unos tenis especiales para caminata por lo que ella parecía como si hubiera caminado por 5 calles. Como sea, decidimos sentarnos en una banca a descansar un poco y admirar lo que teníamos a la redonda.

Algo que llamó mucho mi atención fue ver como a quince o veinte chicos en patineta, ya que había desde niños de diez años hasta hombres de cuarenta. Debo admitir que tenían una habilidad increíble, hacían trucos que les salían perfectos, estaba tan entretenida viéndolos que si hubiera sido por mí me hubiera quedado ahí toda la tarde. Decidí que eso era algo que valía la pena ser captado, así que empecé a tomar fotos hasta encontrar una en la que saliera un hombre haciendo un buen truco al aire… ¡y lo logré!

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(Después de varios intentos, logré captar a un chico casi casi que en el aire. Ellos notaban que eran fotografiados y les encantaban, ya que regresaban para hacerte trucos, impresionarte y darte el gusto de que tuvieras tu foto.)

Nos dimos cuenta que Plaza de la República es un lugar común para protestas o manifestaciones. Como recientemente había ocurrido el atentado del 13.11.15, había muchos carteles de dolo, promoviendo la paz, el amor y el fin de la guerra, aunque también observamos que los monumentos que se encuentran aquí están graffiteados y pintados, lo que se me hace una falta de respeto a algo que es un símbolo nacional. Vimos carteles parecidos a los que se encontraban afuera del Bataclán. Al centro de la Plaza de la República se encuentra la estatua principal, la estatua de Marianne que es el símbolo de liberad, paz y respeto a los derechos humanos. Creo que su simbología es apta para ser el lugar preferido de protesta, ¿no? Aunque esta gran estatua de bronce no puede pasar inadvertida, las otras que se encuentran bajo ella sí. Estas estatuas son de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad.

Día 1: Visita a un cementerio, reflexiones sobre el terrorismo y mucho descanso

(Regresen a observar la foto de homenaje a los muertos frente al Bataclán y ahora regresen a esta imagen. Es claro que el otro era más de lamento y este es más agresivo, más de protesta, queja, dolo e inconformidad. Es una llamada de atención a los líderes mundiales para parar la guerra y lograr la paz. Ver este tipo de cosas conmueve bastante y sobre todo promueve una reflexión profunda.)

Un agradable e inadvertido regreso

Nos dimos cuenta que estaba metiéndose el sol, así que decidimos regresar prontamente al departamento para que mi madre y mi prima no se preocuparan por nosotras. Agarramos energía y ánimos para aguantar el regreso, que se nos hizo mucho más rápido que la ida.

Estábamos preocupadas porque nos habíamos tardado un par de horas en “recorrer las calles”, así que estaríamos seguras de que al regresar nuestra familia ya estaría bastante preocupada. ¡Pero recibimos una gran sorpresa para darnos cuenta que seguían bastante dormidas!

Como yo ya había empezado oficialmente la escuela en México y me seguía paseando por París, tenía que cumplir con mis deberes escolares a distancia. Al regresar al departamento cenamos un té, unas galletas y cereal. Vimos un poco la tele y agarramos energía para comenzar a conocer la ciudad como se debe al siguiente día por la mañana.

Hubo un momento en el que me encontraba trabajando en mi computadora y vi cómo se reflejaban en la pared destellos brillantes. ¡Me subí a un banco y observé que era la torre Eiffel a lo lejos! Lamentablemente estos destellos pararon a los pocos minutos, ya en los siguientes días podrán enterarse por qué. 


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