Siguiendo con la racha de plazas importantes y bellas del mundo, el Prato della Valle tenía que estar en la lista. Esta plaza es una de las plazas más grandes de Europa, y la más grande toda Italia con sus 90. 000 metros cuadrados, hacen que la visita a la ciudad Padua (o Padova) merezca la pena.
El Prato della Valle tiene forma elíptica, pero lo que destaca es la elipsis que hay en el centro de la plaza, que tiene una zona verde central, y que está rodeada de agua. Cuatro caminos cortan el espacio verde de forma perpendicular por donde se puede acceder al espacio verde, ya que no te puedes meter en el agua; y, todo ello está rodeado de estatuas. Por todo el espacio hay casi 80 estatuas, que le dan a la plaza un aire muy elegante y clásico.
El edificio más bonito de la plaza, es el que veis en la anterior foto, desde que lo vi me cautivó. No se si es el Ayuntamiento, pero la planta rectangular del edificio, con toda la fachada llena de arcos y el color salmón de sus paredes le dan el toque especial a la plaza. Siempre suele haber un elemento distintivo en los lugares que visitamos y que suelen ser los que más nos gustan, en mi caso fue este edificio el elemento que marcó la diferencia entre que la plaza me gustara a que me encantara.
Desde la plaza tenemos vistas a las dos iglesias más importantes de Padova, la Basílica de San Antonio de Padua, y la Basílica de Santa Justina (de la de San Αntonio de Padua os hablé en otra entrada debido a lo única que es). Me suelen gustar más las iglesias por fuera que por dentro, por lo que me sentí en un lugar privilegiado al poder contemplar las dos Iglesias en una misma vista prácticamente.
En esta plaza tienen lugar todo tipo de eventos, desde las fiestas patronales de la ciudad hasta eventos de patinaje. Además, es una de las áreas con mayor movimiento de Padova, ya que gracias a su extenso espacio y zonas verdes, se puede ir a hacer pic nic, a pasear al perro (y a tirarle un frisbi como pude ver yo), a leer un buen libro mientras tomas el sol, o a quedar con los amigos y charlas hasta las tantas de la madrugada, todo ello rodeado por una belleza singular que hace que el Prato della Valle sea uno de los lugares más queridos por los habitantes de la ciudad.
Si me preguntáis si merece la pena ir a Padova, que suele ser una excursión desde Venecia o Milán como hice yo, no sabría que contestaros, no me arrepiento de haber ido, sobre todo por esta plaza y por la Basílica de San Antonio de Padua, pero no tiene más, por lo que me hubiera ido a Padova, pero con un ticket de regreso a Venecia más temprano, con 3 o 4 horas tenéis suficiente para ver lo poco que la ciudad ofrece, pero lo poco es de gran calidad y hermosura.
