Asentada y empapelada
Tras un abandono de un mes, debido a diversas causas, puedo dejaros con un tochaco de los buenos contándoos un poco cómo me va por tierras padovanas.
Empezar porque, aunque la vida Erasmus sea guay, no dejo de echar de menos mi escuela en Madrid, los clubes, el ECO, el IEEE, el equipo de basket, el ambiente universitario... ¡Que cinco años por allí son muchos como para pasarlos desapercibidos!
Pero por aquí no se está tan mal, ¿sabéis? Aunque este país sea un guirigay, se puede aprovechar mucho de él.
Para empezar, os voy a contar un poco acerca de la Universidad (unipd), mi vida Erasmus por aquí y algo sobre las visitas que he tenido en este mes.
La Universidad
Hasta ayer, aún no estaba todo finiquitado. Lo que he aprendido en un mes en Padua es a decir: "Este país es un desastre".
Para empezar, el día que llegué fui al Sassa (centro de coordinación Erasmus) para hacer papeleo, y la cita para Relaciones Internacionales me la dieron para el 19 de octubre, día en el que ya tendría clase. Debido a ello, hasta ayer no he podido dejar todo hecho, finalizando el papeleo en Secretaría del Estudiante, con previo paso por el SAOS (que aún no sé lo que es, pero yo les di mi carpetilla erasmusera y ellos me hicieron cosas en ella).
Ahora sólo falta que me den un libro donde ponen mis asignaturas y, posteriormente, las calificaciones obtenidas (rollo colegio). Una cosa que me gusta de este país es que tenemos cuatro oportunidades para hacer cada examen: dos en la convocatoria ordinaria (en este cuatrimestre, dos en febrero), otra en julio y otra en septiembre. Así, si suspendes un examen por nervios/lo que sea, puedes presentarte a las dos semanas para probar suerte de nuevo.
En mi caso, que hago Ingeniería en Telecomunicación (como creo que ya he dicho), esto se convierte en algo bastante útil.
Por otro lado, lo de la huelga me dio dos semanas de vacaciones en Padua, las cuales aproveché para descansar y salir como poco, ya que estábamos. Y el inicio de las clases se produjo el día 11 de octubre.
A diferencia de la UPM, aquí sólo puedo elegir un profesor por asignatura; más bien, no tengo elección, y si no me gusta el profesor tengo que aguantarme. Por suerte, de las cuatro asignaturas que tengo, tengo dos profesores buenos y dos malos, pero para las de los malos tengo libros o apuntes, que hacen que no necesite ir a clase (si voy a clase vuelvo peor de lo que he ido).
La vida Erasmus
No todo son papeles. Desde que llegué aquí, me ha dado tiempo a conocer a gente increíble, como a todos los Erasmus.
Ya he dicho que este país es un caos, pero tiene sus cosas buenas, como la bici. El poderse mover por una ciudad entera en bicicleta es algo que nos falta en la mayoría de las ciudades españolas, y aquí resulta de lo más normal. Eso sí, aún no he ideado un dispositivo/impermeable para los días de lluvia, que son muchos.
Para conseguir la bici, hay tres opciones:
1) Comprarla de primera mano2) Comprarla de segunda mano3) Robarla
Mi opción fue la segunda, aunque fue comprada en un parque de Padova a unos hombrecillos que, obviamente, la habían robado. Por 30€ me hice con una bici casi nueva (al menos, tenía muy buena apariencia), con la cual me podéis ver aquí:
Judith, María, Vero y yo en Prato della Valle
Casi es más importante un buen candado que la bici y, de hecho, me gasté un poco más en el candado, porque si no es de acero se rompe muy fácilmente con una cizalla, y a los pocos minutos de que tu bici desaparezca puedes verla en venta en el parque donde compramos las nuestras.
Mi intención es llevármela a Mérida o a Madrid con la ayuda de SinMaletas al finalizar mi Erasmus.
Los primeros días comí en La Mensa, que es un comedor universitario (hay varios) en el que puedes comer y beber por 4€. Después, algunos días terminamos en mi casa tomando un café en la terraza, aprovechando el buen tiempo que hacía por entonces. De eso ya nos tenemos que olvidar, que en este pueblo no para de llover y el frío se asoma por cada rincón.
Judith, Agustina, Ester y yo en mi terraza, tomando café
De bares
Poco a poco, fuimos descubriendo sitios para salir a tomar algo, y finalmente nos quedamos con la zona de 'El Portello', que es la zona de estudiantes más famosa de Padua y donde hay descuentos para birras o Spritz. El Spritz es una bebida padovana hecha a partir de vino Aperol o Campari, soda y algo más que no recuerdo, pero a mí no me ha gustado. Por aquí hay sitios en los que lo venden a 1€, como el Café Madrid; pero nosotros frecuentamos más otros lugares, como Tío Pepe (con pizzas Margaritas a 2€), Patavium (en el que se han hecho algunas fiestas españolas) y La Roccia (que es mi Tera particular, el bar de abajo, ya que está al lado de mi casa y el camarero ya me llama por mi nombre).
En Patavium, tomando Spritz
En 'La Roccia' ya nos invitan a cosas, y fue donde nos tomamos nuestro primer tiramisú en condiciones. Además, es el único bar de Padua que conozco que sirve comida hasta las 2,00 am, ya que aquí a partir de las 22,00h no hay vida en la calle.
El Tiramisú de 'La Roccia'
De noche
Todavía estoy intentando entender por qué el miércoles es el día universitario de Padua (de toda Italia, al parecer), ya que el jueves la gente tiene clase y esas cosas (y van). El caso es que la gente se reúne todos los miércoles por la noche en la Piazza delle Erbe, que es una plaza que acoge un mercado por el día, acompañando a La Piazza della Fruta, de la cual está separada por El Palazzo della Ragione. Por ahora sólo he podido ir un día a la Piazza un miércoles por la noche, pero espero que mis entregas y demás cosas me permitan frecuentarla más, ya que se podía contar más de 1000 estudiantes reunidos allí (con sus correspondientes bicis):
Mercoledì universitario
Por otra parte, está Le Queen, que es la discoteca a la que vamos todos los sábados. Justo en ésta es en la que solicité un trabajo que ofertaban, y ahora hago un buffet para que la gente pueda picar algo mientras está de fiesta allí y me gano mis perrillas, que nunca vienen mal. Además, me dan consumiciones y no me quita demasiado tiempo, por lo que parece haber sido todo un acierto. El resultado suele ser algo así:
Jose, Ana y yo en Le Queen con nuestro buffet
Ese día en concreto coincidió con la primera visita de Jose a verme, pero ése ya es otro tema ;)
Lo mejor del buffet es ver cómo los guiris intentan descubrir cómo se come cada cosa y se acercan a cada poco para preguntarnos y comer todo lo que puedan. Especialmente, suelen emocionarse bastante con el salmorejo y, hasta que nos dejaban hacerla, con la Sangría.
El idioma
El italiano es una lengua realmente fácil para los españoles, y día a día, aprovechando que vivo con italianos (ya os hablaré de mi casa) voy aprendiendo un poquito más. Es un gran error juntarse siempre con gente española, ya que no aprendes nada ni conoces otras culturas, pero también es cierto que en esta ciudad lo difícil es no encontrarse a un español por la calle.
Lo realmente extraño para mí ahora es intentar hablar en inglés, ya que me salen sólo palabras italianas y parezco tontica cuando hablo con gente que no sabe italiano o español. Aunque supongo que eso se mejorará.
Por aquí dan un curso gratuito de italiano, al cual no puedo asistir por incompatibilidad de horarios, pero si hubiera venido sin saber nada me habría sido bastante útil, desde luego.
Visitas
Ya han sido varias, empezando por la de mis padres al acompañarme. En ella nos dio tiempo a vsitar Padua, Venecia, Verona y Bolonia.
Después, por mi cumpleaños, vino Jose. Se me adelantó un día de sorpresa y me hizo mucha ilusión. También cabe decir que no esperaba tener a tanta gente afín el día de mi cumpleaños en Padua, y me sorprendieron con todo lo que me hicieron.
Aquí me podéis ver con la tarta de mi cumpleaños, que me regalaron (junto con más cositas) los chicos de aquí. Por parte de Jose, me pongo casi cada día unas Vans y también tengo una camiseta nueva, la cual llevo en la foto.
El día de mi cumple terminó tal que así:
Por lo que no me puedo quejar, precisamente.
La visita de Jose duró hasta el lunes siguiente, y estuvimos en Padua todo el tiempo, visitando la ciudad y comiendo por restaurantes italianos que merecen la pena.
Una semana después llegó Ángela, the rockabilly girl, la cual también me animó con sus frikadas y su frases manchegas FTW. Fuimos a Venecia en modo exprés (cuesta 3€ el billete y se tarda media hora, por lo que merece la pena) y pudimos ver la ciudad de noche. Me quedo con esta foto:
Ángela y yo en Rialto
Y, casi de seguido, me planté en London Calling para ver a Jose. Esto debería estar en un apartado nuevo, llamado viajes, pero como no es el último, ya contaré más detalles de ello.
Por ahora, este fin de semana nos vamos a Firenze, a ver si es verdad que es la ciudad más bonita de Europa.
Volveré pronto, ¡que aún me quedan muuuchas cosas que contar!
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Comentarios (2 comentarios)
Marialuisa hace 14 años
Pues preparate fieraa!! que en menos de un mes estaremos nosotros por alli :)
muakkkkkk
Marialuisa hace 14 años
Vaya pedazo de terraza tienes srta. Macías!!! :D Espero que vuelva el buent tiempo cuanto antes para que puedas disfrutarla de nuevo!! Un beso!