En cualquier lugar puedes sentirte en casa
Por las experiencias que he leído, ésta no va a considerarse una “buena experiencia”. Os voy a hablar de la ciudad en la que yo estuve de Erasmus, pero mi experiencia no fue solo conocerla. Mi experiencia fue descubrir que, estés donde estés, puedes sentirte en casa.
Cuando llegué a Finlandia, el aspecto personal en mi vida iba bastante mal. Así que nada más aterrizar en Oulu me encontré sola, sola como no creo que nadie se haya sentido. Sin ninguna forma de comunicación (teléfono o internet; no encontré un solo teléfono público) con nadie que conociera. Sin conocer la ciudad, ni el idioma...
Vino a buscarme mi kummi, algo así como un tutor que te asignan para que te ayude los primeros días. Me llevó hasta mi piso y me dio las llaves. Al solicitar la beca, tenía la opción de que la Universidad (concretamente el PSOAS) me buscase alojamiento, y me dieron un piso de dos habitaciones que me costaba 200€/mes, en Yliopistokatu (significa “Calle Universidad”, estaba justo en frente de ésta). Está la opción de buscar alojamiento por tu cuenta, además es más barato, porque yo pagaba a la universidad una comisión al mes.
Me quedé sola en el piso. No era gran cosa. No tenía sala de estar, por ejemplo. Tenía las dos habitaciones, cada una con su llave, el baño, y la cocina. No todos eran así, había pisos en la misma zona más completos. Cogí mi llave, era importante no perderla, porque estaban patentadas, y si te la dejabas en casa, tenías que pagar 10 euros para que vinieran a abrirte, 20 a partir de cierta hora. Y si la perdías, a lo mejor te costaba 120 euros recuperarla. El caso es que salí del piso para bajar a fumar. En los pisos, supuestamente, está prohibido fumar. Al subir escuché hablar en español a los del piso de arriba. Ya empecé a conocer gente que llevaba allí una semana. La primera noche ya me fui de cañas con ellos a una cervecería que hay allí cerca, el Caio.
Ese fue mi primer día. A partir de ahí, os resumo lo que era mi vida y las cosas que descubrí.
En primer lugar os hablaré un poco de cómo son los fineses. Llama la atención lo civilizados que son y cómo siguen las normas. Es algo que se extiende a todo. No se quedarán con algo que no es suyo. Durante el invierno la ciudad estaba despoblada y no pasa ni un miserable coche. Pero siempre pasan por el paso de cebra (los coches obviamente paran siempre que hay alguien esperando) y, aunque sepan que el semáforo de peatones va a cambiar en dos segundos, esperan pacientemente a que el semáforo de peatones esté en verde. Son puntuales. Son fríos como el clima (ellos dicen que son tímidos). En mi opinión, tienen un serio problema con el alcohol. Yo nunca había visto como algo habitual ver gente borracha cayéndose. Si estas en la calle, la policía te recogerá. Es normal, puedes morir congelado. Su objetivo bebiendo es el de emborracharse, supongo que para relacionarse.
Está muy fomentado el reciclaje. Te pagan (te devuelven) 15 centimos por cada lata que lleves a reciclar a las máquinas que hay en los supermercados.
Una de las cosas que echo de menos en España, es su maravillosa costumbre de la sauna. Lo normal es que tengas una en tu propia casa. Estar dentro de la sauna a unos 80 grados y salir a tirarte a la nieve a -20 es algo que hay que vivir.
Sus fiestas consisten en reuniones de amigos cenando, charlando...
En Oulu prácticamente todo es bosque con caminos. Y la mayoría de la gente se desplaza en bicicleta. No hay ni una montaña. Y en invierno está todo cubierto de nieve, lo cual es de agradecer, porque da mucha luz.
Es preferible estar a -10 grados que a 0, porque la nieve empieza a descongelarse y, aunque tiran grava por los caminos, es muy fácil resbalarse. A los niños pequeños los llevan arrastrados en una especie de trineo, es curioso verlo.
La comida no me pareció muy buena. Sobre todo lo vegetal. Supongo que tiene que ver con que allí no debía de ser muy fácil cultivar. Y es por eso cocinan con tantas especias.
Al llegar me preguntaba cómo arrancaban los coches en invierno. Y es que en los aparcamientos hay un aparato para enchufar al coche que calienta el motor. Y llegada cierta fecha, por normativa, es obligatorio llevar ruedas de pinchos. Os aseguro que funcionan.
Me gustaría contaros todas las anécdotas curiosas que tengo que contar, y poder describiros exactamente cómo viví todo lo que hice. Por supuesto que me pasaba mil días de fiesta, pero también he patinado sobre hielo a las 4 de la mañana bajo la única luz de las estrellas. He dado paseos sobre lagos helados. He visto la Aurora Boreal desde uno de esos lagos. He sabido lo que es bañarse en un río un día que estábamos a -14 grados. He sabido lo que es estar de noche a las 3 de la tarde. He sabido lo que es que te deslumbre el sol a las 3 de la mañana. He comprobado que lo que desorienta es lo rápido que pasas de tanta noche a tanto día. Me he tirado desnuda a la nieve al salir de la sauna. He visto cómo en verano todo empieza a transformarse, hace calor, hay luz, y la gente se echa a la calle llena de vida.
Desde allí he podido visitar Laponia, Tallinne, Estocolmo, Moscú, San Petersburgo. He estado en una playa viendo el Báltico...
Fue el mejor año de mi vida. Agradezco enormemente haber tenido la oportunidad de experimentar todo esto. Pero sobre todo agradezco haberlo compartido con gente tan distinta a mí, tan distinta entre ellos y tan distinta a todo lo que yo conocía.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
¡Comparte tu Experiencia Erasmus en Oulu!
Si conoces Oulu como nativo, viajero o como estudiante de un programa de movilidad... ¡opina sobre Oulu! Vota las distintas características y comparte tu experiencia.
Añadir experiencia →
Comentarios (0 comentarios)