Oaxaca de mis amores
Así eres tú, tierra mía, así yo te amo:
mitá leyenda, mitá verdá.
Solo una eres tú, Huaxyacac,
cohabitan en ti,
mi Niña de la Esperanza y la Doña de la Magia.
¡Eterna Sacerdotisa, Oaxaca mía!
- Beatriz Eugenia Andrade Iturribarría
Poeta oaxaqueña
Playitas oaxaqueñas
Este fin de semana visité la bella ciudad de Oaxaca. El plan era quedarnos en la ciudad unos días y luego irnos hacia las ricas playas de Mazunte y Zipolote. Y como todo plan viajero, algo cambió. El mal tiempo en todo el país, producto de las tormentas tropicales inesperadas, cambiaron el rumbo de los objetivos, las playas.
Mazunte y Zipolite son playas que se localizan en la costa del estado de Oaxaca en las que predomina un ambiente rústico, natural y semi virgen. Ideales para aquellas personas que estén buscando olvidarse de cualquier tipo de presiones, desconectarse y disfrutar de la naturaleza.
Ambos lugares son famosos por su ambiente relajado y jovial. Hay hoteles y cabañas accesibles a todo público. Mazunte es principalmente conocido por ser el Centro mexicano de la tortuga, dedicado a proteger a este animalito. Zipolite, en su caso, se distingue por ser una de las playas nudistas del país.
Para llegar a ellas, si vienes de la Ciudad de México, puedes viajar en coche por la costa de Guerrero o, si eres viajero de a pie, llegar a la ciudad e Oaxaca y tomar un autobús, camioneta, e incluso taxi, hacia estos destinos.
De la Ciudad de Oaxaca a Mazunte son, aproximadamente, 250 kilómetros, pero el viaje puede durar de 5 a 7 horas. El problema es que la carretera a estos lugares paradisíacos, es verdaderamente complicada, curvas cerradas y caminos estrechos, por lo que en época de lluvias es mejor tomarse sus precauciones. Fue por ello que decidimos cambiar de ruta y conocer la ciudad lo más completo posible. ¡Y que buen viaje tuvimos!
Oaxaca y su ciudad
Oaxaca es un deleite visual. El centro de la ciudad está lleno de colorido e historia. Cada lugar tiene algo que contarte y siempre te sorprenderá, desde un platillo típico jamás probado, hasta una calenda que nunca imaginaste. Si estás buscando un lugar que te llegue al alma y el corazón, ese es Oaxaca.
Para aquellas personas que sean igual de desorientadas que yo, les recomiendo que se dejen llevar por sus calles, no se van a arrepentir. En mi caminar por la ciudad, conocí el barrio de Jalatlaco y fue ahí donde nos hospedamos los primeros días.
El hotel donde estuvimos esas primeras noches fue Casa Arnel. Para aquellos que estén buscando un lugar accesible, placentero, donde se puedan sentir cómodos y pasar momentos gratos, este es el lugar. Realmente es como estar en casa, la señora Alfreda es siempre muy amable y te hace sentir a gusto en el lugar.
El costo del hospedaje va desde $550 y $600 pesos si son dos personas, cada cuarto tiene su baño privado y regaderas. El hotel cuenta con una pequeña biblioteca, lavandería, comedor e internet inalámbrico. Si estás buscando algo más barato, también cuenta con habitaciones de hostal, son las mimas instalaciones, sólo que el baño es compartido y el precio por noche es de $300 por persona y $400 si vienes acompañado.
El único inconveniente es que el barrio está un poco alejado del centro, aproximadamente a unos 20 minutos caminando, pero el alojamiento también cuenta con la renta de bicicletas y estacionamiento. En caso de que quieras desayunar en el hotel ofrecen este servicio desde las 8 de la mañana.
En mi caso, decidí siempre salir a desayunar, ya que la ciudad está repleta de lugares diversos que te ofrecen desayunos con comida típica. La primera mañana en la ciudad, desayuné en un sitio muy cerca de Jalatlaco llamada La cocina de Isabel, está ubicada en la calle de Cosijoezay sus platillos son una delicia. Yo recomiendo los chilaquiles y el champurrado (bebida a base de maíz y chocolate). Seguramente todos los platillos merecen ser degustados, pero esos me encantaron.
Los costos van desde los $50 hasta los $80 pesos por persona, pero es una certeza que no tendrás hambre toda la mañana. En caso de que desees algo más ligero o tu presupuesto sea menor, un pan con champurrado está aproximadamente en $25 pesos o menos (¡un dólar y medio!).
Templo de Santo Domingo de Guzmán
Después del desayuno me dirigí a conocer el centro de la ciudad. Mi primer objetivo era llegar al Templo de Santo Domingo de Guzmán, una edificación que inició su construcción en el siglo XVI y se concluyó aproximadamente en el siglo XVIII. La decoración de la iglesia es una de las más sobresalientes del barroco mexicano y pertenece a la orden de los dominicos.
La fachada principal del templo da a la calle de Macedonio Alcaláque es parte del andador turístico. En esta ocasión que visité el templo tuve la suerte de encontrarme en las calles con una calenda que festejaba una boda acabada de celebrarse. El ambiente era alegre y festivo y la calenda llenaba toda la calle de música y colorido. Estas son el tipo de sorpresas que tiene Oaxaca para sus visitantes.
Después de disfrutar de la festividad, crucé la calle y frente al templo se encuentra una heladería con sabores muy locales como: tejate (bebida típica oaxaqueña a base de hueso de mamey, cacao y maíz), tuna roja, mezcal y chocolate oaxaqueño, merece la pena probarlos.
En esta ocasión había un mercado de artesanías en el fondo de la cuadra donde vendían desde textiles del Valle hasta salchichas de Jojutla. En caso de que no encuentres estas delicias, a un costado de la iglesia siempre podrás encontrar los puestos de blusas y bordados ubicados sobre A Guirrón.
Si sigues sobre al andador turístico, hacia Abasolo, podrás llegar al Jardín Antonia Labastida donde se encuentran también una variedad de productos hechos por manos oaxaqueñas.
Lugares para comer…y beber
Después de la caminata, decidimos que era buen momento de ir a comer, para la ocasión, nos recomendaron el restaurante Las quince letras ubicado sobre la calle de Abasolo. Es un restaurante típico oaxaqueño que no puedes perderte. El costo por persona varía entre los $100 y $200 pesos, dependiendo el platillo y la bebida. Pero la relación costo-beneficio es muy justo.
Posteriormente nos dirigimos a la mezcalería El cortijo, ubicada en la calle 5 de mayo, en la zona centro de la ciudad. Esta mezcalería tiene principalmente mezcales del Cortijo, tiene buen ambiente y pasas un rato delicioso. Al llegar, yo pedí la degustación de tres mezcales de diferente variedad.
Esa noche probé un espadín, un espadín reposado y un tobalá la degustación tiene un costo aproximado de $170 pesos y los mezcales son de buena calidad y muy cuidados. Lo que yo recomendaría, además de la degustación, sería el tepextate y los ensambles.
Para darle un giro a nuestro viaje, las siguientes noches decidimos probar un hospedaje distinto. Nuestro siguiente hotel fue Las mariposas. El lugar es agradable, lleno de vegetación y más cercano al centro. El único inconveniente es que tiene más habitaciones, por lo que no es tan tranquilo como Casa Arnel. Pero lo que más me gustó de este alojamiento es que te incluyen un pequeño desayuno de café o champurrado y pan de elote hecho en casa. Es una delicia.
Como buenos mexicanos, queríamos un segundo desayuno más consistente. Así que nos dirigimos al Mercado de la merced, donde volvimos a pedir un café más y unas memelas (tortilla de maíz con asiento, queso, frijoles y hay algunos que van con un tipo de carne que se le llama tasajo), de lo más ricas. Este desayuno te podrá costar entre $50 y $60 pesos por persona.
Ya que estábamos mercadeando, visitamos el Mercado 20 de noviembre. Uno de los más famosos en la ciudad. Ahí, pasamos por los pasillos de carnes que se asan al momento. Lo que se tiene que probar en este mercado es:
- el quesillo, o queso Oaxaca para los chilangos (aquellos que radicamos en la ciudad)
- la sal de gusano, se usa para acompañar el mezcal y está hecha con sal de grano, chiles secos y “chinicuil”, que es el gusano del maguey seco y molido
- el pan de mantequilla
- el nicuatole, postre típico oaxaqueño de tradición prehispánica, elaborado a base de maíz
Para este momento había concluido mi tercer desayuno del día. Después de dar la vuelta por el jardín botánico, el cual, por cierto, es entrada libre, volvimos a la caminata sin rumbo y nos topamos con el Hotel azul casa Oaxaca. Sólo por el gusto de conocer otro lugar para descansar, pasamos a refrescarnos y tomar una cerveza preparada con limón y sal de gusano.
Este se encuentra sobre la calle de Abasolo, te recomiendo entres a verlo ¡por lo menos! el lugar es muy placentero. En caso de disfrutar del arte, este lugar, además, tiene galería distribuída en sus distintos salones.
Cuando llegó la noche, nos agarró la lluvia y nos metimos a un mercadito gourmet de la ciudad llamado Mercado alhóndiga reforma. En este sitio puedes encontrar cafés de especialidad, cervezas artesanales, dulces regionales, helados y más. Al fondo del mercado, me encontré con una mezcalería llamada La mezcalillera.
Me contaron que el nombre de este lugar hace referencia a las mujeres que se quedaban a vender el mezcal que los hombres habían trabajado. A ellas se les daba el nombre de mezcalilleras.
El mixólogo de la miscelánea del mezcal nos presentó tres variedades de mezcales distintos. Todos de la marca Siete Misterios, primero probamos un blanco, después un cuixe y por último un arroqueño. Los sabores eran intensos y complejos y aunque los tres me encantaron, sabían muy diferentes. Para terminar la velada pedimos un coctel llamado Mmm sour, como su nombre lo dice, era un brebaje delicioso. Finalmente regresamos al hotel para tener una noche tranquila y descansar para el siguiente día.
- Nota: Todas las fotografías son de mi autoría
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