Día 5 en Nueva York: Rockefeller Center, Top of the Rock y Museo de la Herencia Judía

¡Hola de nuevo y bienvenidos otra vez a mi blog! Tal y como os adelanté en el último post, la octava parada de nuestro recorrido del día era el Rockefeller Center, así que hoy toca empezar hablando un poquito de esto… ¡Vamos a ello!

8) Rockefeller Center

El Rockefeller Center es un conjunto de diecinueve edificios con gran reputación, incluyendo el Radio City Hall del que os hablé en el anterior post. En general tiene un estilo art déco ya que la mayoría de edifcios que lo componen fueron construidos en los años treinta y cuarenta. A mí la verdad es que me pareció una zona increíble, y me atrevería a decir que es de mis zonas favoritas de la ciudad de Nueva York.

En el Rockefeller Center hay mucho que ver, sin embargo en mi opinión lo más alucinante de esta zona es la plaza central. Ya de por sí es increíble, pero además, ahora en Navidad, o mejor dicho, desde octubre hasta abril (la Navidad en Nueva York es más larga que en el resto del mundo...), se puede ver una pista de patinaje enorme llamada Rockefeller Ice Rink. Además, durante las fechas navideñas también ponen un árbol de Navidad. Por aquí os dejo una foto en la que se pueden ver ambas cosas:

La estatua dorada que véis en la foto es la llamada "Estatua dorada de Prometheus".

En esta zona también es importante ver el conjunto de más de doscientas banderas que rodea toda la plaza. Aunque al principio solo se encontraban las banderas de los países que formaban parte de las Naciones Unidas, ahora hay muchísimas más.

Por la zona del Rockefeller también se encuentran los Channel Gardens, que son unos jardines súper bonitos con algún que otro estanque. Además, nosotras solo entramos a la tienda de Nintendo que me pareció súper chula, pero también se puede visitar la tienda de LEGO, que estoy segura que a mi primo le encantaría.

Finalmente, algo que hay que ver sí o sí en el Rockefeller Center es la estatua Atlas, que es una esfera con todos los signos del zodiaco.

9) NBC

Pues bien, después de ver la plaza del Rockefeller nos dirigimos a los estudios de la NBC que se encuentran en el llamado Comcast Building, donde también se encuentra el observatorio Top of the Rock sobre el que os hablaré en un momentito.

Los estudios de la NBC se pueden visitar de distintas formas, y la forma más famosa es ir a un show de Jimmy Fallon, un humorista estadounidense que muchos de vosotros conoceréis. Yo estoy intentando poder ir un día de los que me quedan, ya que es un programa de televisión al que puedes asistir gratuitamente como público, sin embargo de momento no hay espacio…

Además, en estos estudios también ofrecen una visita guiada parecida a la que os comentaba en el post anterior del Radio City Hall. Yo no os puedo dar mi opinión sobre esto porque no la he hecho, sin embargo intuyo que estará divertida.

Por aquí os dejo una foto del edificio de los estudios de la NBC, un edifcio grandísimo:

Observatorio del Top of the Rock

Después de esto teníamos la cita para subir al observatorio del Top of the Rock, que es un mirador desde el cual se puede ver toda la ciudad de Nueva York.

Habíamos sacado las entradas por internet para evitar las colas y la verdad es que os recomiendo que, si queréis subir a este mirador, hagáis lo mismo que yo. Es muy sencillo, ya que lo único que tenéis que hacer es meteros en su página web que es https://www.topoftherocknyc.com y desde allí elegir el día y la hora a la que quieres subir. Si no tienes claro cuando quieres ir existe la opción de reservar sin día y hora, pero yo creo que eso no sirve para nada porque no te ahorra las colas, que es el fin principal de sacar las entradas por internet.

Las entradas cuestan treinta y ocho dólares, y aunque es cierto que es un poco caro, desde ya os digo que merece muchísimo la pena.

Respecto a esto de las entradas os voy a comentar algo que creo que es importante saber, y es que la mejor hora para subir es un poco antes de la puesta de sol, para así poder ver las vistas con luz, con el atardecer y finalmente de noche. Tenéis que mirar a qué hora se pone el sol y calcular que hay que subir más o menos una hora antes.

Debido a la alta demanda durante estas horas, hace un tiempo que empezaron a cobrar un suplemento de diez dólares para aquellos que quisiesen subir a estas horas (de hecho en la página web señalan estos horarios con el simbolito de un sol). El suplemento lo empiezan a cobrar a partir de las tres de la tarde, por lo que lo que hicimos nosotras fue elegir la primera hora que había antes de esta hora, es decir, las tres menos diez. Por solo diez minutos te ahorras el suplemento y como una vez subes no tienes un límite de tiempo, no pasa absolutamente nada y puedes verlo todo.

Pues bien, cuando entras al edificio, que como ya os he dicho antes es enorme, tienes que buscar el acceso al mirador (reconozco que a nosotras nos costó un poco, yo creo que porque íbamos súper emocionadas y no prestábamos atención a las indicaciones...). Nada más entrar te piden las entradas y pasas un control de seguridad para después poder coger el ascensor que te lleva hasta el piso número sesenta y siete. Sin embargo, este no es el último piso al que se puede subir. Desde allí es posible subir andando un par de pisos más, y mi recomendación es que subáis, ya que arriba del todo las vistas se tienen sin cristal y las fotos salen muchísimo mejor.

Pues bien, una vez arriba lo único que hay que hacer es disfrutar de las vistas. Aunque como el edificio es cuadrado y se pueden tener vistas desde los cuatro lados, mi recomendación es que vayáis a la parte desde la que se ve el Empire State. Yo quedé alucinada con todo y me hice esta foto que os quiero dejar por aquí:

Verlo de día es espectacular, pero es que de noche es una auténtica locura. Eso sí, os recomiendo que vayáis con un montón de capas de abrigo porque arriba hace muchísimo frío. De hecho, mis amigas no lo aguantaron y se bajaron al piso de abajo para ver las vistas a través del cristal. Yo sin embargo, aguanté porque con lo bonito que era lo que estaba viendo se me olvidó hasta el frío.

Todo lo que diga sobre esta experiencia se va a quedar corto, ya que no puedo explicar con palabras lo muchísimo que me encantó subir a este mirador. Así que, como una imagen vale más que mil palabras, os dejo por aquí mis favoritas de las ochocientas mil que hice de este día:

Como podéis ver, estuve en el mirador bastante tiempo y pude hacer fotos de cada etapa y no sabría decir cuál de todas me gustó más. Lo guay de estar tanto tiempo es que vas viendo cómo las luces de la ciudad se van encendiendo, y es un espectáculo. De verdad os digo que merece mucho la pena subir.

Es cierto que a parte del observatorio del Top of the Rock también están el del Empire State y el One World Observatory. A estos dos últimos no he subido, ya que decidí elegir uno de los tres y me decanté por el primero después de leer distintos blogs y artículos. Al final todos recomendaban subir al Top of the Rock, ya que según la mayoría de gente es el que mejores vistas tiene, y el hecho de verlo sin cristal impresiona aún más (tengo entendido que por ejemplo, en el Empire State, hay unas barras a modo de protección que te impiden ver del todo bien...).

Pues bien, para terminar con el observatorio del Top of the Rock solo quiero repetiros que merece mucho la pena subir porque es alucinante.

Museo de la Herencia Judía

Pues bien, dicho esto, después del mirador cogimos el metro para ir al Museo de la Herencia Judía, un museo que yo tenía muchas ganas de ver porque me interesa un montón y porque cuando estaba en el instituto tuve que hacer un trabajo sobre una película en la que salía este museo y me pareció súper interesante.

El Museo de la Herencia Judía está un poco alejado de la ciudad, de hecho está por la zona en la que cogimos el ferry a Staten Island sobre el cual os hablé hace unos días. Es cierto que podíamos haber ido ese día, sin embargo queríamos esperar a que fuese gratis...

La entrada normal creo que son unos quince dólares, sin embargo, este museo es de entrada gratuita los miércoles de cuatro a ocho de la tarde y por eso decidimos ir este día. Como teníamos la tarjeta del metro, lo cogimos y llegamos bastante rápido.

Me sorprendió un montón que el museo estuviese tan vacío, pero por otra parte me pareció bien porque podía ir a mi aire sin que nadie me molestase… (y es que tengo que decir que como estamos yendo a los museos los días que son gratis, hay siempre muchísima gente y es bastante incómodo).

El museo fue creado para homenajear a las víctimas del Holocausto y a mí me pareció súper interesante todo lo que se podía ver en el mismo. A parte de poder verlo todo con detalle, es posible obtener una audioguía a través de la aplicación oficial del museo para el teléfono móvil que te va explicando todo lo relacionado con cada sala y cada exposición, tanto de las permanentes como de las que son temporales.

Tuvimos un poco de mala suerte ya que cuando fuimos había una parte del museo cerrada, así que no pudimos verlo absolutamente todo. Sin embargo, lo que vimos creo que mereció la pena, al menos en mi opinión. 

Nada más entrar, en la primera sala te van explicando la historia de Holocausto año a año y detalle a detalle, por lo que es muy fácil enterarse de todo. Además todo lo van acompañando de ilustraciones y objetos, como pasaportes, ropa... Por aquí os dejo un par de fotillos:

A continuación hay varias salas en las que ya se habla de personas concretas, algunas que fueron víctimas mortales y otras que consiguieron sobrevivir. Se pueden ver cartas, objetos personales de cada uno… y algo que a mí me sorprendió mucho es que se puede ver hasta el famoso pijama de rayas que tenían que llevar los judíos en los campos de concentración. Aquí os dejo una foto para que lo veáis:

Finalmente, la última sala es en mi opinión la más original. Se trata de una pantalla gigante en la que aparece una señora (ahora mismo no recuerdo el nombre...) que fue superviviente del Holocausto. Se le pueden preguntar cosas relacionadas con su vida pasada y actual, con su experiencia en el campo de concentración... y ella te responde. Obviamente son cosas grabadas, y es que al parecer grabaron más de tres mil respuestas para posibles preguntas y así hicieron funcionar este invento. La verdad es que funciona bien ya que nosotras le hicimos varias preguntas y nos contestó a todas con coherencia…

En definitiva, creo que no es una visita obligada que se deba hacer si se viene de viaje a Nueva York, pero si tienes tiempo y te gustan este tipo de cosas sí que lo recomendaría. Yo desde luego estoy muy contenta de haber dedicado una parte de mi viaje a este museo, ya que salí realmente contenta por la visita.

Pues bien, después de esto dimos por concluido el día y nos fuimos a casa a descansar para lo próximo que venía, y que sin duda os contaré en cuanto pueda. Así que… Hasta la próxima, y como siempre digo: ¡nos leemos en el próximo post!

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