Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

¡Hola de nuevo y bienvenidos un día más a mi blog! Hoy ha sido el último día en Nueva York y estoy muy triste… Sin embargo, lo que he hecho hoy me ha encantado y estoy emocionadísima por contároslo, así que sin entretenerme más… ¡Vamos a empezar!

Hoy he decidido ir a visitar la Isla de Roosvelt y así he aprovechado y he cogido el famoso teleférico de Roosvelt. Sin embargo, quiero ir contando todo poco a poco, así que para empezar os cuento que para tener que pagar solamente un trayecto de teleférico, lo que he hecho ha sido ir desde Brooklyn (que es donde vivo) hasta la isla de Roosvelt en metro.

Os voy a explicar lo que hay que hacer para llegar a la isla, ya que a mí me ha parecido un poco raro... Para llegar a la isla lo que hay que hacer es bajarse en la parada 59th Street Lexington Avenue, y ahí se hace un transbordo para ir hacia la isla de Roosvelt, cuya parada se encuentra en la línea F. Sin embargo, el transbordo es un poco raro y a mí personalmente me ha costado encontrarlo… Cuando llegas a la parada, tienes que salir del metro a la calle e ir a la parada 63rd Street Lexington Avenue, que en teoría es la misma que antes pero tiene la salida en otro lado. Como ya os he dicho, el transbordo está incluido en el primer ticket así que no tienes que comprar otro billete para coger la línea F.

Pues bien, desde allí han sido como cinco o diez minutos para llegar a la isla, ya que es solamente una parada. Nada más salir te encuentras el lugar donde se coge el famoso teleférico de Roosvelt, y justo enfrente hay una oficina de turismo. Por desgracia estaba cerrada, así que no he podido coger ningún mapa, sin embargo, creo que he visto más o menos todo lo que había por la isla, ya que antes me había informado un poquito…

La isla de Roosvelt es una isla muy pequeñita que se encuentra en el East River entre Manhattan y Queens. Os digo que es pequeña porque no tiene más de doscientos cincuenta metros de ancho, y dudo mucho que supere los cinco kilómetros de largo, así que es fácil recorrerla rápidamente disfrutando de todo lo que tiene, que aunque no es mucho, merece la pena.

He de decir que antiguamente en esta isla solo había un par de hospitales y una cárcel, sin embargo desde hace un tiempo se ha convertido en una isla residencial en la que vive bastante gente para lo pequeña que es.

La calle principal de la isla de Roosvelt es la llamada Main Street, y en ella se encuentran todos los lugares importantes que hay que visitar. Sin embargo, nada más salir del metro no me he dirigido hacia esta calle, sino que he querido bordear un poco la isla. Es verdad que el sitio en sí no era muy bonito, pero se tenían unas vistas alucinantes que os dejo por aquí:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

El puente que podéis ver en esta última foto es el llamado puente de Ed Koch Queensboro, que une el distrito de Queens con Manhattan y es el puente más largo de todos los que atraviesan el East River (ya sabéis que hay varios y algunos os los he mencionado ya en otros posts como el puente de Brooklyn o el puente de Manhattan…). Algo curioso de este puente es que se hizo famoso por aparecer en la película Manhattan de Woody Allen.

Pues bien, después de ver estas increíbles vistas ya sí que me he dirigido a la calle principal, y lo primero que me he encontrado ha sido la llamada Chapel of the Good Shepherd, que es una iglesia muy normal pero que me ha parecido bastante bonita. Aquí os dejo una fotillo:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Después he seguido andando hasta llegar a la Blackwell House, que es una de las casas más antiguas de Nueva York y merece mucho la pena verla. Después se llega al parque llamado Lighthouse Park, que se construyó alrededor del faro de la isla.

Además, andando hacia el otro lado (es decir, hacia el sur) también se pueden observar las ruinas de un antiguo hospital que actualmente está abandonado y que se llama Smallpox Memorial Hospital. De este hospital destaca que aquí se trataron los primeros casos de viruela en Estados Unidos. Además, este hospital se sitúa al lado del parque Franklin D. Roosvelt Four Freedoms, un parque que realmente es un monumento en honor al presidente Roosvelt y que celebra las cuatro libertades que señaló Franklin D. Roosvelt en su discurso a mediados del siglo diecinueve sobre el Estado de la Unión.

También en relación con Roosvelt, hay que ver finalmente el parque llamado Southpoint, donde se puede ver una estatua en honor a dicho presidente.

Todos estos puntos están fácilmente localizables en la isla, ya que al ser pequeñita todo lo que se considera importante está bien señalizado con flechas de madera.

A parte de estos sitios de interés, en cuanto a las callejuelas que hay por la Isla de Roosvelt, la verdad es que no tienen mucho de especial. Son monas pero no diría que tuviesen algo que destaque mucho… Sin embargo, os voy a dejar por aquí algunas fotos para que juzguéis vosotros mismos:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Como podéis observar, es una isla con bastantes zonas verdes, algo que me gusta mucho y que aquí en Nueva York no he visto demasiado porque todos los parques que he visitado estaban bastante secos.

Pues bien, después de recorrer la isla, me he dirigido al teleférico de Roosvelt, que realmente era la razón por la que he venido a la isla. Este teleférico es el único teleférico en Nueva York, y como ya he mencionado antes, une Manhattan con la Isla de Roosvelt. Aquí os dejo una foto de la estación, que se encuentra fácilmente en la isla:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Este teleférico fue abierto al público a finales del siglo veinte y en un principio fue construido como medio de transporte para los habitantes de la Isla de Roosvelt. Sin embargo, actualmente se ha convertido en un gran atractivo para los turistas que visitan la ciudad de Nueva York. Para aquellos a los que no os gusten las alturas, tengo que deciros que el trayecto dura muy poquito, tan solo unos tres o cuatro minutos, y merece mucho la pena.

En cuanto al precio del teleférico, he de deciros que se paga como si fuese el metro. Es decir, que si tienes la Metrocard ilimitada este trayecto está incluido en ella, y si por el contrario lo que haces es ir metiendo viajes en dicha tarjeta, este viaje te costará lo mismo que un trayecto normal en metro, dos con setenta y cinco dólares.

En cuanto al viaje en teleférico, lo que más me ha gustado a parte de la experiencia de montar en teleférico que siempre me gusta, son las vistas que se tienen de la ciudad de Nueva York.

Al principio se tienen unas vistas del East River que a mí personalmente me han gustado bastante:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Sin embargo lo que más me ha impactado es cuando se ha empezado a ver la ciudad desde arriba. Se puede intuir el jaleo de las calles llenas de coches, taxis, autobuses… De hecho, creo que esta imagen habla por sí sola:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Pues bien, después del viaje en teleférico he llegado a Manhattan, y lo que he hecho ha sido aprovechar este último día para recorrerme por última vez las calles de esta maravillosa ciudad que me ha robado el corazón… 

Por aquí os dejo una foto que he hecho según iba caminando por el maravilloso distrito de Manhattan:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

A eso de las dos de la tarde, me he dirigido a Times Square, ya que ahí se sitúan las famosas taquillas TKTS que venden entradas para los espectáculos de Broadway al cincuenta por ciento de descuento. Tienen un montón de musicales, sin embargo hay que saber que las entradas que venden son para el mismo día que las compras, ya que son entradas que han sobrado y que las ponen más baratas para venderlas sí o sí.

Puedes encontrar entradas entre cuarenta y cincuenta dólares las más baratas, algo que está muy bien teniendo en cuenta lo caros que son estos musicales. Además, también tienen entradas para los espectáculos llamados “Off Broadway”, que son también súper chulos y son bastante más baratos.

A mí me apetecía un montón ver el musical de Frozen, aunque en realidad me daba un poco igual cual ver porque lo que realmente quería era vivir la experiencia Broadway. Sin embargo, todas las funciones que había hoy eran demasiado tarde y como mañana tengo que madrugar para coger el vuelo hacia San Diego, no quería irme muy tarde a dormir… Así que la experiencia de ver un musical de Broadway se me queda pendiente para la próxima vez que venga a Nueva York (creo que ya tengo demasiadas cosas en la lista de razones por las que volver a Nueva York, así que… ¿por qué no volver este mismo verano?).

Pues bien, como al final se me ha chafado el plan de ir a ver el musical, lo que he hecho ha sido ir un poco de compras por la ciudad y ver otra vez el centro. Además, como he ido sin ruta y perdiéndome por las calles, he llegado a sitios que no había visto aún y que me han parecido bastante guays.

En primer lugar me he encontrado con el llamado Madison Square Garden, que es simplemente un pabellón deportivo pero el edificio me ha llamado muchísimo la atención. Por aquí os dejo una fotillo del mismo: 

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Después he seguido andando y he llegado al Greeley Square Park, que es un parque muy chiquitito pero con mucho encanto, al menos en mi opinión. Aquí os dejo una foto para que lo veáis:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

Pues bien, según he ido andando he aprovechado hacer las últimas fotos y he esperado a que se fuese el sol para ver Nueva York de noche por última vez. Así me he despedido de este maravilloso viaje, y la verdad es que ha sido una experiencia buenísima.

De hecho, quiero despedirme con esta foto de este mural porque lo que dice me ha parecido totalmente cierto:

Día 11 en Nueva York: teleférico e Isla de Roosvelt y más

"One belongs to New York instantly, one belongs to it as much in five minutes as in five years" - Tom Wolfe. Y es que la verdad que tiene toda la razón. A partir de este viaje una parte de mí pertenece a esta maravillosa ciudad...

Dicho esto, mañana a lo mejor os cuento qué tal ha ido el vuelo de vuelta y sobre todo cómo me las he apañado para llegar al aeropuerto, ya que pienso que puede ser útil para aquellos que necesiten un poco de información sobre esto. Sin embargo, los posts en cuanto a turismo por Nueva York terminan aquí y espero que os hayan gustado muchísimo.

A pesar de que este viaje acabe aquí, seguiré escribiendo sobre mi experiencia en San Diego, y no os quiero revelar mucho, pero dentro de poco empiezo otro viaje que me apetece muchísimo, así que estad atentos que os iré contando todo con detalle… ¡Hasta la próxima!


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