Hugla

Publicado por flag-es Mónica LH — hace 10 años

Blog: MoniiNesna
Etiquetas: flag-no Blog Erasmus Noruega, Noruega, Noruega

Hugla no era el lugar al que quería ir. De hecho, casi ni me había fijado en esa pequeña isla (7km de largo y 4.5km de ancho) situada al sur de Tomma. También tiene una pequeña montaña, de unos 600metros de altura, pero había pasado casi desapercibida a mi vista.

Cuando por fin fui consciente de que la visita a Tomma era una locura (no conozco el terreno, el tiempo no era nada favorable, hubiera ido yo sola, había y sigue habiendo demasiada nieve...) abrí un poco mi campo de visión y encontré una foto (muy fiable, conozco al autor) de alces en la isla.

Sin dudarlo, y viendo que el ferry tarda sólo 20 minutos en llevarte hasta allí, decidí ir.

Una vez tomada la decisión, dar el paso sí fue más difícil. Pero viendo que la predicción del tiempo decía que no iba a llover, que el examen siguiente lo llevaba bastante bien preparado, y que tenía una foto del mapa de la isla... Me marché el sábado por la mañana, a las 10:15 cogí el ferry para ser más exactos.

Una vez allí... no era lo que esperaba. La nieve fuera de la carretera me cubría por encima del tobillo y todos los caminos (los jardines de las casas, los caminos de acceso a las mismas, el arcén...) todo estaba oculto. Así que seguí mi plan de andar por la carretera hasta que encontrara el camino que supuestamente me llevaría al centro de la isla. Allí a los pies de la montaña hay, o eso está dibujado en el mapa, un conjunto de pequeños lagos. Como la altitud tampoco era mucha, la distancia era más bien corta y tenía entre 4 y 5 horas hasta que saliera el barco de vuelta me dispuse a intentarlo. Pero ese camino nunca apareció ante mis ojos.

Como no tenía ninguna posibilidad de tirar la toalla porque recuerdo que Hugla es una isla, no podía volver a casa, decidí andar en la otra dirección. Antes de que la batería de mi móvil decidiera esfumarse gracias a los -33ºC que había (sí señores, eso decía mi ordenador cuando yo llegué a casa a eso de las 15horas), conseguí ver en la foto del mapa que al otro extremo de la isla había un pequeño camino que se metía un poco entre los árboles. “Algo es algo, quizá por allí me encuentre algún alce”, pensé.

Ilusa de mí, y porque no tenía otra opción, seguí caminando durante otras 4horitas con la nieve por los tobillos y siguiendo las huellas de unos animales que nunca llegaron a aparecer ante mis ojos.

Por suerte, tengo la virtud, el defecto o la manía de intentar disfrutar de cada pequeño momento (a veces tengo que salir del momento y me cuesta encontrar lo bueno unos cuantos dias, no os creáis, en ocasiones ni siquiera lo veo) y ese paseo sobre la nieve bajo varias capas de ropa (incluida térmica, of course) me ayudó a abrir horizontes. A recordar que la vida es algo que también transcurre fuera de las fronteras de mi piel. Por eso os invito, no sólo a que vengáis a Noruega, que soy consciente de que no es una oportunidad que se tiene todos los días, pero sí a que os atreváis a descubrir por vosotros mismos algún rincón que sabéis que existe y al que nunca habéis tenido valor de enfrentaros.

(:


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