El tiempo

Bueno, hasta ahora no había dicho nada del tiempo porque la verdad es que nos ha respetado bastante bien. Cuando llegamos el 16 de agosto con nuestros abrigos de nieve puestos nos dimos cuenta de que la gente iba en manga corta. Y no es que estuvieran locos (que alguno también...), sino que hacía calor.

Sí, cualquier españolito me podría decir que 20º no es verdadero calor. Pero creyendo que íbamos a pasar de los 30 y tantos de Madrid al polo norte pues... a nosotras nos vino muy bien.

Luego llego el fresco, pero tampoco creo que el termómetro bajara de los 10ºC, nosotras llevábamos una sudadera o una chaqueta, tampoco mucho más.

En cuanto a la lluvia, que se suponía caía 9 de cada 10 días... A mí personalmente tampoco me ha parecido tal, al menos de momento. De hecho, estuve dos semanas de turismo por el país (sí, impacientes, ya os contaré todos los detalles de cada uno de los lugares que recorrí con sus correspondientes fotografías) y sólo me llovió los dos últimos días, una vez habíamos llegado a Nesna.

Si embargo, esta última semana que ya me encuentro en la región del norte se empieza a notar que octubre termina. Los días ya no acaban a las 2 o 3 de la madrugada como a nuestra llegada, sino que a las 18 ya tenemos que llevar reflectantes por la calle para intentar que se nos vea algo (las farolas sorprendentemente brillan por su ausencia). Eso es lo que peor llevan todos los noruegos y noruegas que conozco. La oscuridad. Cuanto más al norte, más oscuro. A pesar de eso me han dicho que aquí nunca llega a haber 24 horas de oscuridad, sino que anochece a las 15h. En un paso estaremos en esa situación y os escribiré de nuevo para contároslo.

Ahora lo que nos preocupa es la nieve, y el frío. Porque aunque esta semana no ha llovido demasiado, lo ha hecho con mucha intensidad a cortos períodos de tiempo; o mantenida como una niebla muy muy densa. Pero sí que hay mucho, muchísimo y fuerte viento. El otro día, salí en una tarde soleada a dar un paseo y, sin estar más de una hora en la calle, llegué a casa con las mejillas congeladas y rojas cual manzana. Y es que aunque la temperatura aún no sea demasiado baja, las corrientes de aire que parecen venir de todas partes no ayudan a llevarlo bien, sino que hacen desaparecer las capuchas y gorros y te obligan a caminar con los ojos casi cerrados.

En breve, muy breve llegará la nieve (el año pasado empezó el día 12, así que por lo menos algo hemos ganado) y con ella la oscuridad, el frío y las larguísimas horas en casa. Pero también nos brindará la oportunidad de pasear por las calles blancas (algunas por primera vez, como mi compañera gaditana), estrenar o casi nuestras botas de montaña, hacer ángeles y muñecos de nieve, pisar la nieve descalza (es mi sueño Erasmus, semejante tontería, y lo haré)... O hacer todas esas cosas a las que en España no estamos muy acostumbrados,

A ver si se portan bien las nubes y al menos nieva de noche, o que no haga mucho aire...

¡Buenas noches!

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