Èze, un pequeño pueblo "medieval" cerca de Niza

Èze es un pequeño pueblo que está a unos veinte minutos en autobús al este de Niza. Para ir hay que coger el mismo autobús que te lleva a Mónaco (el 100), y como es Francia, podréis utilizar vuestro bono de transportes y el viaje no os costará nada. El viaje hasta el pueblo no está mal, si tienes suerte y puedes coger un sitio, pues mejor.

Una vez lleguéis, debéis bajaros en una parada que se llama "Eze Gare" (o algo así), que básicamente es la estación de tren. Sin embargo, ahí no ha terminado vuestro viaje. Para poder llegar a la parte medieval del pueblo, por así decirlo, tenéis que coger otro autobús (en este también sirve el bono, don't worry). Creo recordar que era el número 98, aunque cuando lleguéis veréis un pequeño mapa que os indica dónde estáis, qué autobús tenéis que coger y dónde debéis bajar.

Una vez comencéis a andar por el pueblo, os daréis cuenta de por qué merece la pena visitarlo. Tiene una gran cantidad de tiendas y puestos de artesanía de la zona. La que más me gustó, sin duda alguna, fue una pequeña tienda de un hombre que tallaba formas en madera: hadas, duendes, caras en un tronco... Era una tienda mágica, si os soy sincera.

A medida que os vayáis adentrando en el pueblo, recorriendo sus pequeñas calles empinadas, subiendo escaleras que probablemente os llevarán al mismo sitio del que vinisteis, podréis ver edificios tan encantadores como este, totalmente cubierto de hiedras.

Hay una pequeña iglesia, tampoco es increíblemente bonita (a mi parecer), pero desde donde está situada hay buenas vistas de la ciudad y de la montaña (y si tenéis suerte, también alcanzaréis a ver el mar).

Para los que os guste la fotografía, una ventaja (a mi parecer) son los cementerios. Están abiertos al público, las tumbas son bastante peculiares e interesantes en muchos casos, y siempre vienen bien para una sesión fotográfica algo tétrica :)

Si lo que os gusta es ver un pueblo tranquilamente, a vuestro ritmo, y no siguiendo una guía, éste es vuestro pueblo. Podéis perderos por las calles, dar vueltas y no aburriros nunca. Y, probablemente, encontraréis un rincón perfecto del que no querréis marcharos.

Este pueblo cuenta con un mirador en lo alto, desde el que se puede ver el mar en todo su esplendor. Si venis a la Costa Azul, no dejéis de visitar este lugar, no os arrepentiréis. :)

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