Neuchâtel

Lo que más me gusta en el mundo es viajar y explorar las diferentes partes de un país. Por eso estoy enamorada de Suiza, no solo porque es un país muy internacional, sino que cada área del país tiene un ambiente diferente. Por ejemplo, el Cantón de Vaud y el Cantón de Neuchâtel dan la sensación de ser de dos países diferentes. Parece que el Cantón de Neuchâtel está atrasado 20 años, ya que tiene un ambiente muy vintage y antiguo. Mientras que el Cantón de Vaud parece mucho más internacional y moderno.

Decidí ir a explorar Neuchâtel con mi prima, que vino a visitarme a Ginebra, y fue un viaje de un día muy fácil de organizar. Cogimos un "BlaBlaCar" que nos llevó hasta el centro de Neuchâtel. Nos dejaron en Rue de l’hôpital. Cerca de esta calle esta la Rue des Moulins, esta pequeña calle está repleta de bares y cafeterías. Terminamos comiendo en una pastelería llamada “mäder boulangerie et patisserie”. Era un sitio genial para comer un pretzel salado, aunque también tenían quiches, tartas y bocadillos ya hechos.

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La ciudad es muy fácil de visitar a pie, incluyo estando llena de cuestas empinadas por todos lados, aunque esa es la belleza del lugar. Paseamos por los callejones un poco y después nos dirigimos a la Châteaux. Antes de llegar buscamos un sitio para poder comer algo más. Encontramos una pastelería muy bonita llamada "Mäder". Está en la Rue du Seyon, un pequeño callejón al lado de la calle comercial principal. Hay un montón de cosas que elegir, desde quiches, tartas, pretzles, sándwiches, croissants y panes. Tomé una tarta de carne que me costó solo 3 CHF.

Estaba completamente fascinada con Neuchatel. Estar ahí te traslada a la época medieval. La pintoresca ciudad está llena de edificios preciosos pintados en su mayoría en amarillo oscuro. La ciudad está bastante vacía, lo que no es nada negativo: Era muy tranquila, no había coches dando vueltas por el centro de la ciudad, lo que significa que el aire estaba muy limpio y se estaba muy a gusto paseando por el centro sin tanto turista.

Paramos en “Crêperie du Château” para un café rápido y continuamos nuestro paseo hacia el castillo. Esta pequeña cafetería está ubicada en “Rue du Château” y básicamente puedes crear tu propia crêpe con los ingredientes de la lista.

Para más información: Crêperie du Château

Continuamos nuestro paso hacia el castillo. Debo de admitir que me quede estupefacta por la vista tan increíble que hay desde la parte más alta del castillo. Era más increíble que el castillo en sí, pero eso fue porque estábamos prácticamente encima de él y no podíamos verlo muy bien. Sin embargo pudimos ver el castillo mucho mejor desde la parte baja de la ciudad, al lado del lago. La siguiente parada después del château fue la Eglise Collégiale, cerca del castillo. Este espectacular edificio medieval está datado en el siglo XII.

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Desde aquí dimos un paseo hacia la estación de tren ya que nos apetecía ir dirección norte, hacia las montañas, para literalmente experimentar la naturaleza suiza. Así que desafortunadamente no vimos mucho más pero seguro que volveré para explorar la ciudad mejor. Llegamos a la estación Neuchâtel y cogimos un tren hacia “Les Brenets”. Este viaje incluía dos trasbordos (uno en La Chaux-de-Fonds y uno en Le Locle) pero al final fue un viaje de una hora. Leí que merecía la pena visitar este sitio y era muy impresionante. Sientes que estas fuera de este mundo. Desde Le Locle a Les Brenets vas en un pequeño tren escolar con solo dos vagones y te lleva directamente al bosque. Incluso pasas por al lado de renos.

Al llegar a Les Brenets, literalmente solo estábamos nosotras y otra pareja, quienes se perdieron en la distancia con sus bastones de senderismo. Nos perdimos completamente. No teníamos ni idea de donde estábamos o de adónde ir, así que empezamos a andar. Hay dos sitios principales para visitar, sin embargo teníamos poco tiempo así que no pudimos ir. Pero si quieres irte de aventura recomiendo que visites “Le Saut du Doubs” y “Le Creux du Van” ya que ambos son áreas muy bonitas para ver. Mi prima y yo llegamos andando a una pequeña aldea (que estaba abandonada), pasando pequeñas casas y campos. No nos cruzamos con ninguna persona estando allí. Parecía que estábamos en una película de terror, pero en realidad se estaba a gusto estando "apartado del mundo". Llegamos a un pequeño río, el cual se puede seguir para llegar a Saut du Doubs, y decidimos seguir andando lentamente hasta la estación, ya que teníamos otro "BlaBlacar" esperándonos en la estación de Neuchâtel para llevarnos a Ginebra.

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