Viaje a Nápoles.

Hola! 

Soy una chica de Erasmus en Roma y a mediados de octubre estuve de viaje en Nápoles y en Capri.

Para ir a Nápoles, había un viaje con la ESN de La Sapienza organizado, pero al tardar en decidirnos, nos quedamos sin plaza. El viaje consistia en salida el viernes a Nápoles desde Roma, sábado visita a Capri y el domingo, Pompeya y vuelta a Roma. Al quedarnos sin plaza, mis amigas y yo decidimos organizarlo por nuestra cuenta pero ir con el viaje organizado. Como Pompeya ya lo conociamos, decidimos no repetir esa visita. 

Lo primero que hicimos fue hablar con uno de los organizadores que solo nos puso facilidades: nos ayudó a encontrar un hotel en Nápoles cerca de donde se quedaban ellos, nos metió en la lista para el viaje a Capri y se preocupo un montón por nosotras en todo momento. 

El viaje, o la tarde, en Nápoles fue bastante express y a mí me dejó con una mezcla extraña de sentimientos y sensaciones. 

Para empezar, nosotras llegamos el viernes a mediodía a Nápoles en autobús desde Roma. Flixbus, gracias por existir y tener viajes a siete euros. Se tarda unas dos horas y media. Nuestro hotel estaba cerca de Porta Nolana, pero, al ir desde la estación, Google Maps, o nosotras sin darnos cuenta, nos metió por alguna calle que... bueno, yo no pasaría por ahi por la noche ni de coña. 

Una vez llegamos al hotel y nos instalamos, nos fuimos a comer algo rápido y a pasear, ya que había un tour por la ciudad organizado por la ESN, que tenía punto de encuentro el Duomo de Nápoles a las tres de la tarde. Empezó regular, ya que entre que llegaban unos, llegaban otros y se organizaban hasta las cuatro realmente no empezó. Habían tres grupos: uno para el tour en inglés, otro para el tour en español y otro para el tour en italiano. Como nosotras todavía no teniamos muy buen nivel de italiano, nos metimos en el de español. Vale, el tour lo hacen chicos de ESN Nápoles y, apreciando un montón el esfuerzo de la chica que nos lo hizo a nosotros, a mi no me gusto nada. Vimos muy poco, y dejaba mucho tiempo para que vieramos las iglesias (entramos como a tres) por dentro, pero cuando nos llevo por el centro de un sitio a otro, si te despistabas la perdías y te quedabas solo. Además, en uno de esos recorridos pasamos por una calle que eran todo puestos de belenes artesanales increibles y los ibas viendo de reojo... Además, a las seis y media ya era de noche, pues llegamos al último sitio (Plaza del Plesbicito) a las siete... Habiamos visto fotos y era muy bonita, pero no la pudimos apreciar... Pero luego dentro de una las igleias que, para mi gusto la mas normal, ya que no tenía nada (nada de nada) por dentro estuvimos como cuarenta minutos... No sé, yo valoro y agradezco el esfuerzo pero salí muy desilusionada y con sensación de no haber visto mucho... 

Acabada la visita, entramos a la primera heladeria que vimos, ya que estabamos muertas de hambre y después, siguiento recomendaciones de gente fuimos a cenar a Di Matteo. Recomendable al cien por cien y, sobre todo, probar la pizza frita. Vaya descubrimiento y que pena no haberlo descubierto antes.