Música en el corazón de Nápoles

¡Nápoles es!

Nápoles es una de las ciudades más bonitas de Italia, a pesar de su conocida triste realidad.

El espíritu "de pasión" y afable que estas personas de gran corazón conservan como un profundo valor es lo que me ha sorprendido más durante mi breve, pero intensa experiencia vivida.

¡Una chica buena!

Recuerdo, de hecho, una chica que, muy amable, me dio en las manos el billete de 5 euros que se me había caído al suelo sin darme cuenta. Con una sonrisa y un acento típicamente napolitano, esa chica me saludó mientras se marchaba. Me quedé muy sorprendida por un gesto como aquel, no sólo porque me encontraba en Nápoles (desgraciadamente conocida como la ciudad de los robos y del engaño por excelencia en Italia), sino porque, a día de hoy, que te devuelvan aunque sea una módica suma de 5 euros no es un hecho que se pueda considerar común para nada. Aunque tengo que reconocer que este prejuicio idiomático y equivocado se me vino a la cabeza tras darle las gracias a esa chica, definitivamente contradiciéndolo.

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Una realidad triste pero cierta

La realidad en la que vive Nápoles desde sus orígenes es dura, pero aun así capaz de acoger un maravilloso mar, buena comida (para empezar, la auténtica pizza, de la que es madre con orgullo), y una verdadera cultura y dialéctica famosa en todo el mundo, y, por último, pero no menos importante, una inconfundible característica y dote de todos los habitantes nativos de esta encantadora ciudad: la verdadera naturaleza de experimentar y expresar, a través de los gestos más significativos, sus sentimientos.

Dando una vuelta por las calles del centro

Es una ciudad que habla de sí misma y hace que se hable de ella en todo el mundo, y haber podido pasear por las calles que conducen al centro y desde las cuales se puede observar el espléndido mar, no fue suficiente para satisfacer mis ganas de conocer a fondo esta ciudad.

Un concierto memorable

También en esta ocasión, como en las otras descripciones que he confirmado anteriormente, fue la música la que me condujo a esta meta única y tan significativa que quién sabe ¿por qué había decidido ignorar hasta entonces?

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La famosa Plaza del Plebiscito fue para mí el objeto principal de la breve pero intensa visita al corazón de Nápoles.

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Recuerdo una espléndida acústica, una multitud enorme y un poco de incomodidad, durante la espera del concierto y, por último, también el sorprendente clima de diversión que se creó de repente en el momento en que la tensión bajó gracias al concierto.

¡En conclusión!

Los napolitanos son personas muy cálidas que sería una pena no conocer nunca en la vida o no tener entre tus amigos.

¡Viva Nápoles!