Cómo sobreviví a Nápoles (2)
Nápoles es muy peligrosa chicos.
Si vais a hacer vuestro erasmus creo que Napoles no es un sitio para ello. Peligroso, oscuro, todo el mundo te quiere robar si te despistas... MENTIRA. Nápoles tiene su encanto, sus cosas buenas y sus cosas malas (como todas las ciudades).
Continuabamos el viaje que ya habíamos comenzado por Roma, Jasna, Burcu, Mar cel y yo. Pero esta vez el turno era para Napoles.
Esto es lo que nos han estado diciendo desde el primer momento, Napoles era una zona muy peligrosa. Pues bien, os adelantaré que a ninguno de nosotros nos pasó absolutamente nada allí, pero eso no fue suficiente para que nos llenásemos de prejuicios antes de llegar.
Llegada a la estación.
Al llegar a la estación de autobuses aquello nos parecía de todo menos una ciudad para visitar. Las casas en ruinas, la gente con un aspecto que levantaba sospechas, vamos... todo lo que nos habían dicho de esta ciudad. Caminabamos mirando a todos lados, ibamos cargados con mochilas enormes, hablando en inglés y bastante perdidos (diana fácil si alguien quería robarnos algo), pero no. No fue así, yo creo que era más lo que nos decían que lo que verdaderamente fue.
Anduvimos durante unos minutos sin saber muy bien la dirección, pero... tranquilos, Jasna (también conocida por los amigos como gps girl) tenía clarísimo donde era. Nosotros ibamos detrás de ella mirando un poco esa especie de casas en ruina que no nos creaban mucha confianza. Tras unos 15 minutos de decepción, donde todo lo que veíamos no nos parecía para nada una ciudad a visitar llegamos al hostal.
Tras la mala impresión del hostal de Roma no sabíamos que esperar en Nápoles. Para nuestra sorpresa, el hostal fue genial. Nos atendieron con mucha amabilidad, teníamos una habitación para los cuatro (dos literas) y un baño, lo básico vaya, nada del otro mundo. Luego fuera de la habitación había una zona común con televisión y películas, y una cocina. Tras esta buena impresión del hostal, pero mala de la ciudad, empezamos a hablar entre nosotros.
Jasna y Burcu estaban un poco asustadas, no querían conocer muy afondo Nápoles, no les llamaba la atención y tenían un poco de miedo. En cambio, Mar cel y yo queríamos darle otra oportunidad a esta ciudad que tanto a dado que hablar siempre.
Tras un rato "discutiendo" Jasna y Burcu quisieron ver la Isla de Capri (cercana a Napoli), por lo tanto, Mar Cel y yo decidimos acompañarlas al puerto para mirar precios y tomar nosotros también una decisión.
Primero fuimos a un supermercado a comprar algo de comer, yo no paraba de repetir que quería ¡pizza, pizza, pizza! Estabamos en el sitio más famoso del mundo para comer pizza e ibamos a comprar en el supermercado ¡¿Estamos locos?! Pues bien, así fue. Ellos compraron pan y fiambre para hacerse un bocadillo, pero yo seguía con mi calentura de cabeza de comprar pizza asiesque fui a la panadería del supermercado y me compré una.
De camino al puerto empezamos a comer y... ¡estaba buenísima la pizza! Si esa pizza era de un supermercado no quería ni imaginar las que hiciesen en los restaurantes ¡Quiero pizza!
El grupo se separa.
Si, habéis leido bien, nos separamos (por un tiempo). Las chicas no estaban muy convencidas de querer visitar Nápoles, todo lo que la gente decía sobre ella, esa ciudad tan llena de maldad.
Ellas querían ir a la Isla de Capri, pero esto era mucho más caro de lo esperado, eran las 4 y 30 de la tarde y pronto se haría de noche. Por lo tanto, Mar Cel y yo decidimos dar una oportunidad a esta prejuiciosa y mal descrita ciudad, queríamos ver Nápoles ¿Qué tiene esta ciudad? Lo descubriríamos más tarde.
¿Qué es Nápoles?
Me alegra que me hagáis esa pregunta porque quizá no voy a contestar lo que os esperáis.
Marcel y yo continuamos andando, estabamos solos en el medio de la nada. No había mucha gente y la ciudad dejaba de desear, pero de repente giramos una esquina y... encontramos "Lungomare".
Ahora si, esto si era Nápoles en estado puro. El paseo de la playa estaba repletísimo de gente, por la carretera no circulaban coches sino personas. Los niños corrían con globos mientras sonaba de fondo un acordeón y un señor cantando en Italiano. Bella Italia, bella Napoli, no había nada que describiese mejor el ambiente italiano que esa imagen.
A la izquierda estaba la playa con unas vistas preciosas. A la derecha solo una cosa, ambiente italiano.
Marcel y yo comenzamos a pasear por esas calles tranquilos, sin saber a donde ir, pero sabiendo que estabamos en el sitio correcto. Como ya habíamos comentado anteriormente en otros sitios, parecía que estaba todo sincronizado.
No había ningún monumento que llamase demasiado la atención, ni siquiera los edificios que lo rodeaban eran gran cosa, pero el ambiente era ideal. Volvíamos a tener ese deja vu ¿Estará actuando la otra gente? ¿Era una película? ¿Es la vida real?
No está Jasna ¿Qué hacemos?
Jasna nos había ayudado siempre al saber que sitios eran los más importantes de cada ciudad. Con su gps y sus conocimientos llegabamos a todos sitios, pero ahora... Marcel y yo no teníamos ni idea de como movernos por Nápoles, tranquilos, aprenderíamos.
Encontramos un mapa gigante, lo abrimos, nos miramos y comenzamos a andar. No sabíamos muy bien a donde ibamos, pero ibamos en la dirección correcta. Yo era el único de los dos que hablaba italiano, por lo tanto, me ocupé en preguntar a cada persona que encontraba por el camino si ibamos en el buen sentido hacia... bueno, no sé hacia donde ibamos, pero algo nos movía por esta ciudad.
Los dos comentabamos lo mismo, la ciudad en sí no nos impresionaba. Era una ciudad normal y corriente (en cuanto a arquitectura se trataba), pero en cuanto a ambiente, era otra cosa. Empezamos a callejear y un bar nos llamó la atención. Decidimos de pararnos a tomar un café, disfrutar el ambiente y dejar que este nos rodee. Disfrutando de estas vistas peculiares:
No creo que una foto pueda representar un cumulo de cosas como las que había allí. Esta foto no es nada sin un italiano gritando de fondo, una mujer asomada al balcón tendiendo las sábanas, y un café en la mano (con su correspondiente vaso de agua típico del sur). Esta foto es estática, pero el ambiente se movía, y nos movía con el. Estabamos en Nápoles, una ciudad peligrosa según decían. El único peligro que corrimos en ese momento fue que se desencajase nuestras mandíbulas o que empezasemos a creernos actores. Era una película, no me cansaré de repetirlo.
¿Qué podemos ver por Nápoles?
Todo el mundo al que preguntabamos nos mandaba al centro histórico, okei, ho capito. De camino al centro histórico pasamos por una calle muy larga y transcurrida, donde encontraríamos el famoso "Quartieri spagnoli". Cuantas historias había escuchado yo sobre esa calle, cuantas veces lo había visto en fotos ¿Qué tendrá? no lo sé, pero desde fuera se hace notar.
Centro histórico.
Al fin llegamos al famoso centro histórico, y seguía siendo lo mismo que lo que habíamos visto anteriormente. Ambiente italiano, el resumen de lo que es Italia en una ciudad, si estás buscando algo así este es tu sitio. En cambio, en cuanto arquitectura dejaba mucho que desear, quizá también porque veníamos de Roma, y las comparaciones son odiosas.
Paseabamos y formabamos parte de ella, de Napoli, de la Italia hecha ciudad.
Al terminar el recorrido y ver que nos estabamos saliendo de la zona turística decidimos ir al supermercado a comprar algo de cena para nosotros y las chicas aventureras (que seguirían por la Isla de Capri). Yo cocino pasta sin problema y dijo a Marcel ¿Qué quieres con la pasta, bacón y huevo, bacón y tomate...?
Marcel me miraba con cara de niño bueno pero sin decir nada, más adelante comprendería que pasaba, es vegano. Me lo ha dicho como un millón de veces, pero no caía, nos reimos un rato y decidimos cocinar macarrones con verduras.
Vuelta al hostal.
Yo que soy de un pueblo de Murcia me encontraba en Nápoles, cocinando pasta con un Alemán ¿Había algo más surrealista que esto? ¿Cuántas posibilidades podría mostrar una estadística de que eso se haría realidad?
Marcel y yo rompimos las estadísticas. Estabamos allí entre risas y peleas con los fogones acabamos poniendonos de acuerdo. Marcel cortaba unas verduras y yo otras, los fogones no nos querían ayudar a que el agua hirviera y las chicas llegaron.
¿Cómo fue la Isla de Capri? Según nos comentaron, era mejor ir por la mañana, pues se les hizo de noche en nada de tiempo. Por lo tanto, si tenéis pensado ir algún dia a Capri, bien temprano.
Nos agradecieron un montón que estuviesemos haciendo la cena, estaban muertas de hambre. Lo que no sabían es que pese a que la idea era buenísima y la salsa de verduras estaba especial, los macarrones no salieron muy buenos. Los fogones no hice hervir el agua, y al final se parecía más a chicle que a pasta.
Pero bueno, muchísimo mejor que la pasta con yogurt que habíamos comido por invención de Burcu en Roma (bromeabamos). Creo que no os he contado la historia de esa pasta, pero bueno... siempre van a haber cosas que se quedan en el tintero y tengáis que vivirlas por vosotros mismos en vuestro erasmus.
Al finalizar las chicas se ocuparon de limpiarlo todo después de que nosotros cocinasemos ¡Trabajo en equipo chicos!
Marcel y yo intentamos ver alguna de las películas que tenían en el mostrador sin mucho éxito para él. Todas las películas eran en italiano, y Marcel solo sabía decir "Si si, capito capito" hahahaha. Al final desistimos y nos fuimos todos a dormir, mañana tocaba otro día por Nápoles, esta vez todos juntos.
¿Chicos queréis ver la ciudad de nuevo?
Asi nos despertabamos nuestras aventureras madrugadoras a las 7:30 de la mañana.
- "Si, cinco minutos más" (Luis)
- "Uhhhh" (Marcel)
- "Venga Marcel, vamos" (Jasna)
- "Uhhhhhhhhhh" (Marcel)
- (Risas)
Marcel era la marmota del grupo, cuando se levantaba por las mañanas perdía la capacidad de hablar, solo balbuceaba. Por lo tanto, tocaba hacer lo de todas las mañanas, salto de cama encima de Marcel para darle el follón un poco. Al final lo conseguimos.
¡Grata sorpresa chicos, tenemos desayuno incluido!
Nosotros no lo sabiamos, pero al salir a la sala común encontramos con un buffet libre donde recargaríamos fuerzas para el día (y para la tarde jajajaja)
Por una vez, Marcel y yo eramos los guias de la ciudad. Jasna dejó el mapa que nosotros ya nos lo conocemos todo... que equivocados estabamos. Jasna volvió a sacar el mapa turístico y nos llevó a sitios que no habíamos pisado. Esta chica vale para su carrera, sin duda.
Dimos una vuelta por lo que para nosotros era una nueva Napoles, esta vez guiada por Jasna. Volvimos al hostal para dejar las mochilas y fuimos al camino a Pompeya para visitar algo más de este maravilloso sur de Italia (Sobre pompeya os contaré en otra ocasión).
Volvimos ya de noche, con poca idea de dónde habíamos llegado y de hacia donde teníamos que ir, pero yo estaba tranquilo. Pese a intentar ayudar con mi impresionante y maravillosa orientación, Jasna volvía a sacar sus dos móviles, para orientarnos y llevarnos por sitios que ni imaginais.
Al fin y al cabo, después de coger un metro y andar unos pocos minutos, estabamos en el hostal. Cogimos las cosas, nos despedimos de todos los que estaban allí y luego... ¡Pizza!
Se cansaron de escucharme y decidimos ir a la pizzería que todo el mundo nos había recomendado, MICHELE. Estaba conocida como MEJOR PIZZA DEL MUNDO, famosos de todos los sitios habían ido a comer allí y habían escrito sobre esa pizza. Era donde yo tenía más ganas de ir; Napoles estaba genial, Pompeya también, pero ¡yo quería pizza!
Nada más llegar nos encontramos con unas 6 mesas todas ocupadas. No encontramos sitio ni de broma (pensamos). Pedimos una mesa para cuatro y nos dijeron que sin problemas, aquello era enorme. Varias salas llenas de gente, todas con sus pizzas encima de la mesa, en aquel momento empecé a babear como perro de Pavlov.
Pizza Marinera o Margarita?
No había más elección que estas dos pizzas, aún así estaba todo lleno ¿Qué tenía esta pizza? Perdería el tiempo describiendola, no se puede. Estaba llena de contradicciones, entre elastica y crujiente. Todos empezamos con una margarita con doble de mozzarella, después probariamos la marinera también (por cortesía claro). Las pizzas llegaron en menos de 5 minutos, y el precio salía a €5. 50 pizza y bebida.
No puedo mirar durante mucho tiempo la foto o volvería a Nápoles mañana mismo. Allí estabamos nosotros, sentados, un alemán, una eslovena, una turca y un español, disfrutando de los últimos minutos en aquella ciudad tan peligrosa.
Disfrutando de una pizza casi tan buena como un erasmus.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: How I survived Naples (2)
- Français: Comment survivre à Naples (2)
- Italiano: Come sono sopravvissuto a Napoli (2)
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