¿Tienes claro tu destino? Los mejores chollos en alojamientos son los primeros en volar, ¿dejarás que se te adelanten?

¡Quiero buscar casa YA!

Fiestas de primavera (Bando de la Huerta y Entierro de la Sardina)

Publicado por flag-es Javier López — hace 15 años

6 Etiquetas: flag-es Experiencias Erasmus Murcia, Murcia, España


En esta experiencia no voy a hablar sobre la ciudad de Murcia, sino únicamente sobre sus fiestas de primavera, el Bando de la Huerta y el Entierro de la Sardina, desde mi punto de vista personal.

Fiestas de Primavera en Murcia

Desde que tengo uso de razón, el Bando de la Huerta y el Entierro de la Sardina han sido dos fiestas bastante esperadas y muy celebradas. Sin embargo, creo que la gente de mi generación (nací en el 82) no vive estos días igual que la gente mayor, miembros de auténticas peñas murcianas. Y también pienso que a medida que he crecido, parte de la magia que tenían estos días se ha perdido para mí. A día de hoy, ambas son una excusa más para hacer un macro botellón gigante, escuchar música en la calle y "liarla parda". Y pienso que esto es así para casi cualquier persona de mi edad, pero no para gente mayor, cuyo padres y abuelos trabajaron estas tierras como auténticos murcianos, y que viven las fiestas desde un punto cultural y costumbrista que no tiene nada que ver con las borracheras que pillo con mis amigos durante estos días. Ley de vida.

Al menos de pequeño, si que había un poco de magia en estos días. De niño, el Bando de la Huerta me gustaba por aquello de disfrazarme de huertano, pero tampoco era algo que recuerde con gran ilusión. Simplemente iba a comer con mis padres y otros amigos suyos a algún restaurante y poco más. Sin embargo, el Entierro de la Sardina era un día muy esperado. Recuerdo sentarme durante horas, con mis padres, haciendo turnos con otros niños hijos de padres de amigos, guardando las sillas en primera fila por donde horas más tarde pasaría el Entierro de la Sardina. Casi mejor que el desfile, eran las horas que pasaba jugando entre las sillas, pegándole patadas a latas a modo de balón improvisado jugando con otros niños, comiendo manzanas de caramelo y coco de los puestos ambulantes (después de darle el follón a mis padres para que me lo compraran) y en definitiva, haciendo el caparra para matar el tiempo hasta que pasaran las carrozas, viendo como se ponía el sol y llegaba la noche.

Y después de la larga espera, el desfile, con sus comparsas, bailarines, titiriteros, cabezudos, gigantes, cubanas destetadas... pero lo que esperaba con más ganas era siempre el "dragón chino" y sus portadores, auténticos pirómanos que lanzaban petardos a diestro y siniestro, quemaban bengalas y escupían fuego por la boca. ¡Cuánta destrucción! ¡Fenómeno! Y tras toda esta parafernalia, lo que todos los niños esperaban con locura, y que incluso aún ahora hago después de 27 años: pegarse de palos para coger los juguetes que tiran los sardineros de las carrozas. Balones, espadas, aros, muñecos, paracaidistas, despertadores, pistolas, casitas, cartas, juegos de mesa y mil y un cachivaches totalmente inútiles. ¡Qué emoción cuando algún familiar o amigo te conseguía una pelota! ¡Con qué envidia te miraban todos! ¡Y cómo se peleaban los padres y los niños unos con otros para conseguir un patito de goma que unos días más tarde acabaría en la basura! El sudor se mezclaba con el olor a pólvora de los fuegos artificiales, los ojos cegados por el humo de las antorchas de los "hachoneros" y la gente empapada un instinto animal, acaparador, qué sólo he visto igual en la tele cuando reparten sacos de comida en países del tercer mundo tras alguna catástrofe. Y aún a día de hoy, todo el mundo se deja embargar y arrastrar por estas sensaciones en una vorágine desenfrenada que afectaba por igual a adultos y niños, a cultos e ignorantes, a hombres y mujeres; y que provoca escenas y peleas realmente hilarantes y surrealistas.

Y aún ahora, aunque haya sustituído el desfile por el botelleo, las ganas de reventarme a palos con el resto de gente para arrancar de sus manos y del suelo los juguetes, y en definitiva, acapararlos, para luego meterles fuego unos días más tarde o perderlos y destruirlos a patadas esa misma noche, sigue estando en cada uno de nuestros corazones. ¡Ah! ¡La naturaleza humana! ¡Qué grande es!


¡Comparte tu Experiencia Erasmus en Murcia!

Si conoces Murcia como nativo, viajero o como estudiante de un programa de movilidad... ¡opina sobre Murcia! Vota las distintas características y comparte tu experiencia.

Añadir experiencia →

Comentarios (6 comentarios)

  • flag-es Emilio Nicolás hace 15 años

    Que bajo has puntuado a mi murcia! Te voy a capar!!

  • flag-es Javier López hace 15 años

    Fuí objetivo. El transporte en Murcia es una basura y baja la media bastante. Y los precios tampoco es que estén nada bien. Tenemos los Taxis más caros de España. Ya escribiré otra experiencia sobre Murcia ciudad... pero no creo que le ponga más puntuación que esta. Por mucho que me guste para vivir por el clima, la fiesta, la comida y la playa cercana.

  • flag-es José María Cano Martínez hace 15 años

    Fuera de mi ciudad! Traidor! Gamberro! Sinvergüenza!

  • flag-es Ana Ofelia G.A. hace 15 años

    Estoy totalmente de acuerdo con lo de las fiestas y, por supues, el transporte en Murcia es la mayor mierda que hay en España xD

  • flag-es Mamen Baleriola hace 15 años

    Yo estoy de acuerdo con Javi. A mi me gusta murcia por el clima (aunque el calor no lo aguanto demasiado), las fiestas, la comida, lo cerca que está todo y por la playa, que en 30 minutos te plantas allí. También por ir a tomar un aperitivo a la plaza de las flores, los conciertos gratuitos en la Plaza de Belluga (Catedral), muchas y muchas más cosas. Yo no cambio Murcia pon nunguna otra ciudad de España. Un saludo!

  • flag- Francisco Cerezo Montilla hace 10 años

    Muy bien escrito, yo he realizado un video para homenajear a mi tierra murciana, una pintura "El Tiempo de la sardina", con este video: https://www.youtube.com/watch?v=vZdey5M9fHo


¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!