Gracias por terminar de convencerme

Publicado por flag-es Vir SN — hace 6 años

Blog: Murcia. Quién me lo iba a decir
Etiquetas: flag-es Blog Erasmus Murcia, Murcia, España

"Soy libre. Voy a ponerme con lo que de verdad quiero. Y con viajar! Gracias por terminar de convencerme".

Relataré la historia desde el principio.

El pasado domingo escribí a Pablo por la red social de la cara y el libro. Sorprendentemente estaba al otro lado (y digo sorprendentemente porque desde que empezó a trabajar no habíamos tenido tiempo de vernos).

Conocí a Pablo hace cinco años, en primero de carrera. Eso lo convierte en el más longevo (de sexo masculino) del ámbito universitario que ha permanecido a mi lado. Es un chico muy curioso, lo que hace que sepa mucho de muchas cosas y nunca se quede con la boca cerrada ante ningún tema de discusión. Internet es otra extensión de su cuerpo, siempre acude a él para buscar información escrita o ver vídeos y vídeos y vídeos hasta el infinito. Es muy reíble (término que me acabo de sacar de la manga para referirme a que se ríe con facilidad y de cualquier cosa). Siempre me ha gustado formar grupo con él porque es muy trabajador, comprometido y minucioso. Esta joya del Nilo además es más guapo que las pesetas. Si le tuviese que poner algún pero es que desconoce el afecto (o por lo menos demostrarlo). Es de esas personas que no saben abrazar o que les molesta el contacto directo durante más de cuatro segundos (bajo mi parecer).

Escrito esto, puedo continuar. Decía que estaba chateando con Pablo el domingo por la mañana cuando decidimos quedar un ratito después de comer y conocer (¡al fin! ) a Thor (su nuevo perro). Me desplacé yo hasta su casa y en cuanto ví al cachorrito se me derritió hasta el alma de lo bonito que era. ¡Vámonos al monte! Propuso alguno de los dos, ya ni me acuerdo porque el otro acogió la idea como suya con muy buen agrado. Mientras Pablo iba a a buscar la correa yo me quedé fuera con Thor y empezamos a echar carreras (¡maldito perro! ¡me dejó exhausta! ).

Llegamos a la cafetería de La Fuensanta, al lado del valle.

- Para mí un café con leche.

- ¿Un café, Pab? Déjate de tonterías, dos cervezas anda.

- ¿Tercios o quintos? - inquirió el camarero.

- Tercios - se me adelantó Pablo.

- ¡Mira al del café! - me reí yo.

Le detallé los motivos de porqué había dejado mi trabajo en la agencia de publicidad. Traté de transmitirle, por difícil que fuera, cuánto me había ayudado Tenerife en la toma de esta decisión.

- Cuando estuve allí volví a tomar contacto con el mundo académico del que había desconectado hacía meses. Tantos profesores, tantos estudiantes, ¡tanto conocimiento por doquier! No sé Pab..., me di cuenta que era lo que realmente quería hacer. El máster, el doctorado... Ese es el camino que quiero recorrer. No me importa el dinero, afortunadamente no me hace falta forrarme ahora mismo ni estar en una agencia de publicidad a disgusto donde sé perfectamente que es un mundo al que no quiero pertenecer.

Él me escuchó atentamente y me dio la razón. A continuación expuso su caso, su experiencia laboral como diseñador gráfico.

- ¡Diseñador gráfico los cojones! Soy diseñador pero al mismo tiempo soy el que imprime, recorta, lleva, hace de fotógrafo, tiene que actuar de azafato... y encima de todo me hacen firmar un contrato como profesional "no cualificado", es decir, como si no tuviese la licenciatura y el máster con tal de cotizar menos y, por ende, pagarme menos. Si hay campaña, hay días que llego a las once de la noche a mi casa... y al día siguiente vuelta a lo mismo. ¡Qué asco chaval!

- ¿Y desde cuándo no te pones a animar (él se especializó en animación 3D por ordenador)?

- Puff... pues desde que empecé a trabajar. Supongo que la última vez que toqué el teclado fue hace un mes y medio.

- Bueno Pab, yo no te voy a decir que lo dejes, seguro que estás aprendiendo muchísimo, pero tampoco puedes descuidar lo que realmente te gusta, ¿no? Cuantas más horas inviertas en un lugar que te roba todo tu tiempo, más estás posponiendo la inserción en el sitio en que realmente quieres estar.

- Ya... si tienes razón. Encima de todo unas amigas van ahora por Navidad a Córdoba y me han dicho que vaya, pero ¡¿cómo voy a ir?! si ni siquiera sé los días que trabajo o no trabajo porque la jefa nos tiene atemorizados allí a todos... no podemos levantar la cabeza de la pantalla para absolutamente nada.

Continuamos charlando hasta que comenzó a oscurecer.

- Vamos a llevarnos a Thor a casa anda -dijo él. Le quedaba taaan bien el perro :-)

- Venga va -le di la razón-. ¿Tienes algo que hacer ahora?

- No, quería ir a Murcia a comprar los regalos de Navidad para mis padres.

- Venga, pues yo te llevo.

Cuando regresó de su casa al coche venía con algo entre sus manos.

- ¡He traído la merienda! - prorrumpió mostrando el contenido de sus manos. Eras dos zumos y dos barritas de cereales. Pablo era así de natural, siempre lo ha sido. ¡Me encanta que sea mi amigo! (por si no se había notado todavía... ).

Llegamos al centro de Murcia, anduvimos por los hippies y paseamos bajo las luces de la Gran Vía. Cruzamos el Puente de los Peligros y descubrimos que hay estampitas de la Virgen además de flores. Llegamos a la Glorieta, donde dan conciertos todas las noches ahora en Navidad (según me dijo él, porque tuvo que estar allí hace unos días haciendo de fotógrafo bajo la lluvia).

- Mira, aquí teníamos el camión de cartón. Ocupaba desde este punto hasta el final - me describía con las manos.

- Ay, qué ilusión ¿no, Pab? Que haya algo en la calle que has diseñado tú. Que la gente se pare a mirar e interactuar con algo que tú has hecho.

- Pues si te digo la verdad, no. A mí no me hace nada de ilusión sacar a la calle algo a lo que no tengo ni dos horas para dedicarle tiempo. Y cuando termino una cosa, otra, y otra y otra.

Al día siguiente, estaba sentada escribiendo frente a la pantalla cuando me sonó el móvil. Me abalancé sobre él enseguida en busca de noticias desde Canarias, pero lo que encontré fue mil veces mejor:

"Soy libre. Voy a ponerme con lo que de verdad quiero. Y con viajar! Gracias por terminar de convencerme".

El remitente era Pablo. El mismo Pablo que no sabía abrazar pero que en aquel momento sentí que me había dado un achuchón bien fuerte. Casi me emocioné (y para mí un casi es mucho, porque soy un hueso duro de roer). Fue uno de los mensajes más sinceros que me habían mandado nunca, y lo agradecí. Le llamé ipso facto.

- Estás de coña - le saludé entre risas.

- Que no, que no. Que voy andando por la calle joder - suele sentenciar muchas veces con un joder al final de la frase cuando quiere ratificar alguna verdad.

- Me siento muy orgullosa de ti - sé que esa frase le incomodó, pero que al mismo tiempo la recibió con la misma complacencia que yo su mensaje.


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Comentarios (2 comentarios)

  • flag- Gabrii Marcháis hace 10 años

    efecto mariposa ;-)

  • flag-es Vir SN hace 10 años

    no sé si es que me pillas a 1 de enero o es qe soy cortita directamente... pero no entiendo el comentario, sorry :P

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