Volando a casa por Navidad

Al día siguiente ¡por fin era 25 de diciembre! Como era fiesta nacional los autobuses funcionaban como si fuera domingo; algo bastante molesto porque el único bus que no circulaba ese día era el que yo habría querido coger. Así que tuve que ir 2 horas pronto, y no podía perder aquel autobús, porque el siguiente pasaba 4 horas después y ya sería demasiado tarde. Pero como soy bastante alemana, había planeado todo más de lo debido, así que todo debería ir bien.

Como mi bus salía a las 12 p. m., podía quedarme en la cama a desayunar y a relajarme un rato. Había metido todo en la maleta, limpiado casi todo, y no había nada más que hacer antes de salir de casa. Habría preferido volar por la mañana o al mediodía, porque estaba tan nerviosa por ir a casa que el tiempo pasaba muy lento, como siempre. Pero había algo interesante en la televisión, así que conseguí esperar hasta las 11 a. m. Después cogí todas mis cosas y salí de mi piso. Hacía buenísimo fuera, y todo estaba cerrado, incluso las tiendas que abrían todos los domingos; no habría imaginado que el 25 de diciembre sería un día tan importante en Tenerife, los niños ni siquiera reciben los regalos ese día, tienen que esperar hasta el 6 de enero. Pero afortunadamente no necesitaba nada porque ya lo había comprado todo la noche anterior. Así que fui a la estación de autobuses, que estaba a 20 minutos de mi casa, y llegué sudando muchísimo por el calor que hacía y la cantidad de equipaje que llevaba. Cuando llegué la estación estaba increíblemente vacía, pero imaginé que nadie querría viajar en Navidad, así que esperé en el andén en el que entraría mi autobús. Esperé. Y esperé. A las 12:05 no había rastro del autobús, y normalmente solían ser muy puntuales. Así que fui al mostrador de información (que menos mal que estaba abierto), y pregunté por el autobús. La mujer me explicó que no había autobús a las 12 p. m. , que había pasado a las 11:30 p. m. No me lo podía creer, ¡había leído mal el horario! Estaba algo desquiciada, porque no podía esperar al siguiente autobús, pasaba dentro de 4 horas... Así que ella me dijo que podría coger un autobús hasta Santa Cruz, hacer un transbordo y allí coger otro autobús hasta el aeropuerto. Como no tenía otra opción, esperé 15 minutos más al siguiente bus hacia Santa Cruz, pero estaba muy enfadada conmigo misma. Nunca había perdido un autobús ¡y ese era muy importante! Solo esperaba no perder el vuelo; no quería ni imaginarme lo que haría si no pudiese volar a Alemania por Navidad. Tenía las reservas vacías, y necesitaba recuperarme con mi familia y amigos.

Volando a casa por Navidad

Tenía miedo de llegar demasiado tarde, en los dos trayectos de autobús, al ser fiesta nacional y no haber demasiados autobuses, había mucha gente esperando en casi todas las paradas del camino. Estaba algo molesta, porque el autobús tardaba mucho en parar, recoger a la gente, cobrar el billete y volver a la autovía. Pero el conductor me dijo que llegaríamos a tiempo porque no había prácticamente tráfico, así que intenté calmarme un poco. Finalmente pude ver el aeropuerto y respiré tranquila. Todavía tenía 2 horas por delante; tiempo suficiente para poder comer algo en el Burger King. Así que me bajé del autobús con todo mi equipaje, entré al aeropuerto y me fui directa al restaurante de comida rápida; necesitaba algo de azúcar para relajarme y ganar algo de energía. Eso si, sabía que nada podía ir mal en cuanto al vuelo, al menos nada que yo pudiera cambiar- Así que comí, me fui del Burger King y me acerqué al mostrador de facturación. Tenía algo de miedo de que controlasen mucho el peso de mi maleta (que pesaba bastante más de lo debido) y me hiciesen pagar. Pero todo fue bien, me asignaron mi asiento y puse rumbo hacia el control de seguridad. Había otro problema; con el ordenador, los líquidos, el libro electrónico y otras muchas cosas, era bastante molesto porque llevaba mucho tiempo sacarlo y meterlo otra vez en el equipaje al acabar el control. Pero todo fue bien por aquí también, así que me quedaba una hora para tomar algo y esperar al embarque.

Volando a casa por Navidad

Volando a casa por Navidad

Me compré una botella de agua en una máquina y compré una revista en la tienda. Me senté y esperé media hora a que publicasen la puerta de embarque para saber donde tenía que ir. Cuando finalmente me coloqué con todo mi equipaje, un hombre se me acercó y me preguntó si podía rellenar una encuesta sobre mi estancia en Tenerife. Todas las preguntas estaban enfocadas a las vacaciones, así que no pude responder sinceramente después de pasar 5 meses allí. Cuando volvió miró la encuesta y se sorprendió de que mi respuesta fuera que había estado allí 102 noches. Se lo expliqué en español, se rió y me dijo que "corrigiese" un poco mi respuesta, porque él buscaba turistas. Estaba muy impresionado por mi habilidad para hablar español, así que charlamos un poco sobre mi trabajo en Tenerife y sobre el resto de islas. Cuando tuvo que irse me dio un bolígrafo de las "Islas Canarias" como obsequio por haber sido agradable con el; ¡finalmente algo positivo en el día! Diez minutos después era tiempo para embarcar, y como no me había sentado, fui una de las primeras en entrar al avión Estaba tan nerviosa por llegar a casa que ni siquiera pude dormir durante el vuelo. Todo lo que hice fue pensar en los 10 días que pasaría en Alemania, que haría, con quien iba a quedar, etcétera.

Después de cuatro horas y media llegamos a tierras alemanas. Estaba sentada en la parte delantera, así que pude bajarme pronto del avión. Otro aspecto positivo sobre el vuelo, es que no facturé el equipaje, solo llevaba el de cabina, así que pude salir directamente. Vi a mi madre y me lancé a sus brazos; normalmente no suelo emocionarme tanto con reencuentros y despedidas, pero después de aquel horrible mes estaba muy feliz de verla y de estar en Alemania unos cuantos días. Ya eran las 10:30 p. m., así que fuimos al coche y volvimos a su apartamento, que nos llevó sobre una hora y media. En casa, me había preparado algo para comer; uno de mis platos preferidos, y después de una ducha rápida me fui a la cama, estaba tan cansada, pero al mismo tiempo muy feliz de estar en casa. Aunque llevaba sin vivir con mi madre 4 años, en ese momento me sentí como en casa.

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