Día 9 (mañana). Kotor

¡Hola a todos y bienvenidos a uno de los últimos post de este blog de viaje por los Balcanes! Si en el post anterior me quejaba del madrugón, en este es para flipar. El noveno día nos íbamos a Montenegro y pasar la frontera es una odisea (se tarda como mínimo una hora). Por eso tuvimos que salir sobre las siete y media del hotel, ya arreglados y desayunados. Aun así, mereció la pena, porque las ciudades que vimos en este país eran muy bonitas. En primer lugar, comenzamos con Kotor. La ciudad de Kotor es de las más importantes del país destacando sobre todo por su pasado cultural e histórico, y además está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Nada más llegar lo primero que te encuentras es la gran muralla que rodea toda la ciudad.

Tiene tres puertas de entrada pero nosotros entramos por la Puerta al Mar, que es la entrada principal que te lleva a la plaza más importante de todo Kotor. Esta plaza se denomina Plaza de Armas y realmente lo primero que hicimos al llegar fue ir a los servicios. Llevábamos unas tres o cuatro horas desde Dubrovnik y no habíamos hecho ninguna parada, por lo que muchos necesitábamos ir. Como en casi todas las ciudades que había visitado en este viaje, hay baños públicos en los que te cobran por entrar, sin embargo, mi hermano y yo nos colamos en un bar y nos salió totalmente gratis. La verdad es que en la mayoría de los restaurantes no suelen decir nada, aunque siempre puedes tener la mala suerte de encontrarte con un camarero desagradable.

Sin irme más por las ramas, en la plaza pudimos ver el Palacio Ducal de estilo veneciano y el antiguo Arsenal que fue construido durante la guerra para proteger la ciudad de los soldados enemigos. Además, también esta la famosa Torre del Reloj.

Fuimos dando un paseo por las callejuelas de Kotor hasta llegar a la Catedral de San Tripun, que fue construida sobre un antiguo ejemplo. En esta catedral no entré, así que no os puedo decir cómo era por dentro, sin embargo, el exterior es muy bonito con una decoración barroca. Además, vimos también la iglesia de Santa Ana, una de las más importantes de la gran cantidad de iglesias que encontramos en Kotor.

Anduvimos hasta llegar a otra plaza en la que había una fuente enorme, sin embargo no me acuerdo del nombre. Me sorprendió el parque que había en ella ya que estaba repleto de gatos, y es que algo curioso de esta ciudad es que hay muchísimos gatos, y cuando digo muchísimos es que son muchísimos. Los encuentras en cada esquina: durmiendo, andando… De hecho, es el símbolo de la ciudad de Kotor y en su honor está el Museo de los Gatos. Además, en cada tienda de souvenirs encuentras figuritas de gatos, imanes con gatos, todo con gatos. También en estas tiendecitas venden mucha artesanía ya que Kotor es famoso, entre otras cosas, por su cerámica. Nosotros compramos unos imanes preciosos de piedra para toda mi familia.

Finalmente, a lo lejos se puede divisar desde la ciudad el Castillo de St Jovan y para acceder a él es necesario subir una cuesta bastante empinada. Nosotros no pudimos ir porque teníamos que llegar a comer al pueblo siguiente, pero a mí personalmente me hubiese gustado mucho poder visitarlo y observar la vista panorámica de toda la ciudad que se puede ver desde el mismo.

Tras la visita a Kotor, a eso de la una, cogimos el autobús para dirigirnos a nuestro siguiente destino en Montenegro: la ciudad de Budva, de la que os hablaré en el próximo post. Por el camino hacia allí pudimos encontrarnos distintas playas completamente abarrotadas de gente y me sorprendió tanto que hice una foto de una de ellas:

¡Y así me despido hasta el próximo post!

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