Sur: Monopoli y Castello Marchione

Publicado por flag-es Yaiza Martinez Cano — hace 5 años

Blog: Erasmus por ITALIA
Etiquetas: flag-it Blog Erasmus Monopoli, Monopoli, Italia

El viaje en bus

Primer día de nuestro viaje por el sur de Italia, despedida de Ferrara y de los lugares donde estos últimos meses hemos pasado tantísimos momentos. Con una sensación amarga en el cuerpo porque se acaba esta bonita etapa pero dulce por haber tenido la oportunidad de vivirla. Así, entre llantos y risas nos despedimos de nuestra Erasmus.

Cogemos camino al tren cargadas de cosas: maletas, bolsas con comida que ha sobrado, mochilas, etc. Y empieza el juego. Los trenes con destino a Bologna donde teníamos que coger un FlixBus no pasaban, o pasaban con retraso de hasta 80 minutos. ¿Por qué? Ni lo sé. La cosa es que nos entró el pánico y comenzamos a buscar opciones alternativas al ver que no llegábamos a las 9:00 h, hora en la que nuestro bus con destino a Bari salía de la estación. Total, conseguimos montar en un tren y en un ataque de desesperación por no perder todo el dinero que costaba el bus decidimos cancelar la reserva. Al cancelar la reserva con FlixBus te devuelven todo el importe del billete menos 5 euros por lo que no perdíamos todo el dinero que habíamos gastado.

Cuando por fin llegamos a la estación de Bolonia y nos pusimos a andar con todo lo que llevábamos encima (que no era poco) eran las 9:00 h, en punto, por lo que pensamos que ni aun volando llegaríamos a coger nuestro autobús y cuál fue nuestra sorpresa cuando un cuarto de hora después, sudando como pollitos, llegamos a la estación de autobuses, y ahí estaba, a punto de salir, nuestro FlixBus.

Pero no, la cosa no acaba ahí. Desesperadas tocamos al cristal y rogamos al conductor que nos dejara subir a lo que nos contestó, que no tenía ninguna reserva más hecha, y se fue en nuestras narices, así. Claro, ¡habíamos cancelado nuestro billete!

Vaya forma de empezar el día y el viaje.

Al final tuvimos que comprar otro billete nuevo para otro bus que salía un poco más tarde y que, encima, costaba más. En fin, un desastre.

Una vez llegamos a Bari, después de prácticamente 10 horas en el autobús, cogimos un tren que nos llevó hasta la estación de Monopoli donde nos recogía nuestra amiga.

Camping Santo Stefano (Monopoli)

Pero el día aún no acaba, no. No teníamos donde dormir y no queríamos gastar mucho dinero, asique optamos por dormir en un camping. El tiro nos salió por la culata porque al final nos cobraban prácticamente 30 euros por una noche cuando llevábamos hasta la tienda de campaña. Así que no, nada rentable. Como esa noche era tarde decidimos quedarnos allí sin embargo para los siguientes días optamos por un Airbnb que costaba más o menos lo mismo y que nos permitía al menos tener un colchón en condiciones.

Aconsejo en estos casos que pregunteis siempre por los gastos adicionales como la tasa por huesped o si hay o no gastos de limpieza para la casa antes de decidiros por un alojamiento ya que pueden subir, y mucho, el precio.

Al día siguiente, temprano, nos levantamos con el sol y el sonido de los pajarillos que cantaban en los árboles. La verdad es que se respiraba una paz increíble. Decidimos entonces mientras desayunábamos un poco de pan con nutella y galletas (no, no teníamos otra cosa) que iríamos a ver la playa privada que tenía el camping mientras esperábamos a que nuestra amiga llegase a recogernos.

La playa era increíble. Era pequeña pero preciosa, una calita de rocas y arena donde los más pequeños se bañaban mientras jugaban y los más grandes disfrutaban del sol y el agua fresquita y trasparente. Conocimos allí un hombre que tenía un hijo y mientras se bañaba y disfrutaba de él nos comentaba alguna de las cosas que sí o sí teníamos que hacer en nuestro viaje. Entre ellas, nos dijo que teníamos que hacernos una foto con los brazos extendidos delante de la estatua en honor a ‘Volare’ de Domenico Modugno, en Polignano a Mare porque se dice que aquellos que hacen esa foto pierden el miedo a volar. Bonito, ¿verdad?

En fín, cuando llegó nuestra amiga volvimos a guardar todos los trastos en el coche y fuimos hasta el pueblo para comer y pasear antes de ir a nuestro nuevo y temporal hogar.

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Monopoli

Monopoli es una pequeña ciudad de costa en la provincia de Bari. Llegamos allí más o menos para la hora de comer y buscando algo típico para probar y comer por ahí sin gastar mucho dinero, dimos con un pequeño local llamado Madià. El dueño era argentino y vendía panzerotti hechos artesanalmente con productos biológicos y de diferentes estilos.

Los panzerotti son una comida típica de la zona del sur de Italia que rodea a Bari, la Puglia. Están hechos de masa frita hecha de harina de trigo, agua y levadura que contienen en su interior diferentes tipos de relleno. El más típico es el de tomate y mozzarella aunque en este lugar podían encontrarse hasta de pulpo. La verdad es que desde que los probé la primera vez se convirtieron prácticamente en un vicio y cada vez que queríamos comer algo sin gastar mucho dinero acudíamos a ellos.

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Después de comer sentados en el puerto bajo la sombra seguimos con nuestro paseo por el lugar pasando por las diferentes calas que, a medida que avanzabamos por ellas me impresionaban, más pues cada una era aún más bonita que la anterior, como cala Porta Vecchia, Cala Cozze o Cala Porto Bianco. Hasta que finalmente decidimos volver camino al coche donde nos paramos para disfrutar de un helado artesanal, en mi caso, hecho de higos y naranja roja, que cómo no, estaba buenísimo.

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Castello Marchione

Después de dejar las cosas en el Airbnb fuimos con nuestra amiga al lugar donde trabaja su padre para verlo. Cuál fue nuestra sorpresa cuando al llegar nos encontramos con un castillo. Sí, un castillo de los de cuento de hadas, con torres pasillos gigantes y habitaciones enormes con puertas y muebles antiguos. Tuvimos la grandísima suerte de que uno de los dueños actuales, nos hizo un pequeño tour por el lugar y nos contó un poco de la historia y las curiosidades del sitio. Entre ellas nos contó que hasta aproximadamente el años 2000 el castillo había pertenecido a los condes de Conversano, que eran los Aguaviva de Aragón y que por este motivo se veían en los escudos del lugar ambos emblemas, un león rampante y una serie de 4 dibujos diferentes que representaban a algunos de los miembros más importantes de la familia. Otra de las curiosidades que me llamó mucho la atención fue que los servicios estuvieran ocultos dentro de los armarios, lo que tenía su origen en los años 70 cuando se empezaron a introducir este tipo de estancias en los dormitorios y se escondían de esta forma para no perder la elegancia de la habitación en general. Curioso, ¿verdad?

Antiguamente el lugar había sido utilizado para las temporadas de caza y estivas pero hoy en día se celebran en él eventos como reuniones o sobretodo bodas ya que es un lugar con un ambiente muy especial y sobre todo romántico.

Por si no fuera poco, para finalizar bien la visita, el padre de nuestra amiga, que era el chef principal del cáterin del castillo, nos preparó un pequeño aperitivo que incluía algunas cosas típicas de la zona como mini panzerotti, mozzarella de búfala, taralli (pequeños picos de pan en forma de rosquilla), frutas, vino blanco y tarta hecha de bizcocho y crema. ¡Qué rico!

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Sur: Monopoli y Castello Marchione

Después de un último paseo por la zona fuimos a casa a ducharnos y prepararnos para ir a ver el eclipse de luna. Fuimos hasta una playa perdida de la mano de Dios, a las afueras de Monopoli, y allí, sentados sobre una tela, con cerveza en mano y unos trozos de focaccia, disfrutamos de la velada a la luz de las velas (que suena muy romántico pero la verdad es que las velas eran para evitar que los mosquitos hiciesen de nosotros su cena).


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