Milán
Antes de nada, tengo que confesar que, aunque se trate de uno de los destinos turísticos más importantes en Italia, en mi opinión, no es uno de los más bonitos.
Es la segunda ciudad de Italia con más habitantes y el centro económico de la nación, por lo que está llena de empresas, fábricas, grandes edificios de oficinas y mucho tráfico que, para mi gusto, le quitan muchos puntos a la ciudad.
Por otra parte, también tiene una gran influencia en los ambientes políticos y culturales. De hecho, se encuentra entre las ciudades europeas que celebran mayor número de exposiciones y congresos, ya sean de carácter artístico, cultural o comercial. Así que seguramente, alguien con interés en estos ámbitos sepa apreciar la ciudad más de lo que lo hago yo.
Pese a mis objeciones, hay que darle una oportunidad a la ciudad, y aquí os propongo un posible itinerario para pasar un día en Milán y así poder juzgarla con vuestros propios ojos.
Cimitero Monumentale
El recorrido empieza desde la estación central (Milano Centrale, en italiano). De allí, a 30 minutos andando o 15 minutos en metro (parada llamada “Monumentale”) se llega al cementerio más famoso de Milán.
Puede parecer un poco extraño ir a una ciudad para visitar el cementerio, pero este en concreto tiene un aire distinto al resto. Hay numerosas esculturas y caminos que lo atraviesan que hace que sea una auténtica obra de arte.
En la entrada se encuentra el Famedio o templo de la fama, en el que se enterraron a famosas figuras con orígenes milaneses. También hay sepulcros dedicados a importantes familias burguesas milanesas, siempre decorados con estatuas y rodeados de flores de mil colores. Cabe destacar asimismo el Riparto, una zona dedicada a víctimas del nacismo.
Castello Sfoncesco
La siguiente parada, a apenas 20 minutos de camino a pie, es el Castillo Sfoncesco.
Es una obra renacentista del siglo XIV, un edificio cuadrangular de 200 metros de lado, rodeado de un foso fortificado con una torre en cada vértice.
En el centro de la fachada, justo encima de la puerta principal, se encuentra la torre del Filarete. La vista más bonita de este castillo es el conjunto que hacen dicha torre junto con la fuente que hay justo antes de entrar al interior del castillo.
Es una zona muy viva, donde la gente se para a leer, descansar y charrar, a menudo con música de fondo gracias a los músicos que van allí a animar el ambiente.
Al atravesar la entrada principal, nos encontramos con el patio de armas, un gran patio rectangular que está rodeado de varios edificios, entre los que destaca el Palazzo Ducale (palacio ducal).
El patio está abierto de 7 de la mañana a 6 o 7 de la tarde, dependiendo de la temporada.
En el interior del castillo, hay varios museos:
Museo del Castillo: Explica cómo el castillo fue construido, reformado y decorado en cada periodo histórico.
Museo de Arte Antiguo: Se trata de una sucesión de salas que alternan colecciones de escultura y pinturas de autores italianos, así como una zona dedicada a la cerámica y a los instrumentos musicales. Por ejemplo, se encuentra aquí la última obra inacabada de Miguel Angel, la llamada Pietà Rondanini.
Museo Arqueológico: Cuenta con distintas secciones en la que se exponen utensilios utilizados durante la prehistoria en Lombardía así como objeto de culto funerario de la época egipcia.
Los museos están abiertos de 9:00h a 17:30h.
Parco Sempione
Ya sea después de atravesar el patio de armas o rodeando el castillo, está el Parco Sempione. Es uno de los parques más bonitos de Milán.
Aquí se celebran tanto ferias como carreras, por lo que es muy normal que te encuentres con algún evento, sobretodo si lo visitas en fin de semana.
Entre sus verdes rincones, con arbustos y árboles que cubren de sombra prácticamente todo el parque, hay un pequeño estanque, atravesado por un puente y en el que normalmente se pueden ver bandadas de patos nadando.
Uno de los puntos clave del parque es el Arco de la Paz, adornado con relieves y estatuas, que Napoleón mandó construir.
Otro de los sitios emblemáticos del parque, desde donde se puede gozar de vistas panorámicas, es la Torre Branca.
También aquí está la entrada al Acuario Cívico de Milán, para conocer la flora y la fauna autóctona de la zona.
A sus afueras, hay dos discotecas, una al aire libre y otra a cubierto. Un buen plan si se pasa una noche en Milán.
Plaza del Duomo
Desde el palacio, nos dirigimos, a pie, a la Piazza del Duomo, en pleno centro histórico. Es una plaza rodeada por edificios prácticamente iguales entre sí y con la estatua de Vittorio Emanuele II en el centro.
Duomo de Milán
El Duomo, que luce enfrente de la plaza, es la catedral gótica más grande y compleja de Italia, iniciada en el año 1386 y terminada en el siglo XIX.
Su fachada está bañada en mármol y formada por más de 2300 estatuas, tiene cinco puertas bronce y tres grandes ventanales en la parte posterior. Alcanza los 108 metros de altura en su punto más alto: la aguja de Madonnina.
Su interior es precioso: está formado por cinco naves, todas alumbradas por la luz que atraviesa las vidrieras y el altar es de color bronce dorado.
Cabe destacar que en su interior se encuentra la tumba de Gian Giacomo Medici, y también que hay una exposición de piezas de orfebrería, llamada el Tesoro.
Por otra parte, en el exterior de la catedral hay una escalera y un ascensor para subir al tejado, desde donde se puede disfrutar de una vista panorámica de la ciudad.
Tanto para entrar en la catedral como para subir al tejado, se necesita pagar entrada, que aconsejo comprar con antelación por internet, ya que se forman colas muy largas para comprarlas en la plaza.
Palazzo Reale
En la misma plaza de la catedral se encuentra también el palacio real. Su entrada está incluida en el precio de la entrada al Duomo.
En primer lugar decir que este palacio alberga el Museo del Duomo, con una muestra de esculturas y maquetas que se utilizaron para construir la catedral.
Añadir que en la parte posterior del palacio se encuentra la iglesia de San Gottardo in Corte.
Galeria Vittorio Emanuele
Se conoce también como el Salón de Milán, y se construyó para comunicar dos de las plazas más importantes de la ciudad: la del Duomo y la Scala.
Hoy en día, se pueden encontrar en su interior tiendas de moda y locales de comida. Forma parte del llamado Cuadrado de la Moda, una serie de calles que recorren la zona que rodea el Duomo, con una infinidad de tiendas de moda.
Seas fan de las compras o no, merece la pena darse una vuelta para ver el ambiente que se crea: un rebosar de gente que va de un lado para otro y grupos de espectadores que se paran a ver los espectáculos de magia, música y baile que organizan algunas personas allí.
Teatro de La Scala
Atravesando la galería se llega a la plaza que debe su nombre al teatro que está construido en ella. Como dato, decir que Milán presume por tener el teatro lírico más grande del mundo. Nunca he estado allí en persona, pero he escuchado que merece la pena una visita.
Iglesia de San Lorenzo Maggiore
Dejando a un lado el centro histórico, recomiendo hacer una parada en esta iglesia, a la que se puede llegar andando desde el Duomo en 15 minutos.
Es el resto más importante de la Milán romana, construida entre los siglos IV e V.
Su interior es enorme y alberga la capilla de San Aquilino. En su exterior se pueden ver las famosas columnas de San Lorenzo.
Orillas del Naviglio
Finalmente, recomiendo pasar las últimas horas del día paseando a las orillas del Naviglio, el canal que atraviesa la ciudad. Se pude ir andando desde San Lorenzo, en poco más de 15 minutos.
Es una zona alegre y ruidosa en su punto justo. Normalmente, las orillas del canal están rodeadas de un mercadillo: puestecitos de comida, recuerdos, figuras hechas a mano… Así como puestos de comida y bares con mucho encanto donde descansar y tomar un famoso aperitivo después de un día yendo de aquí para allá.
Desde allí, coger el metro de vuelta a la estación central.
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