Milán

Publicado por flag-es Elisa A.C — hace 5 años

Blog: De viaje
Etiquetas: flag-it Blog Erasmus Milán, Milán, Italia

Buenass, hoy voy a contaros mi viaje a Milán, una de las ciudades más bonitas en las que he estado. Hace unos años mis amigos y yo pensamos en hacer un viajecito en verano todos juntos por Portugal para disfrutar de cada playita escondida que encontrásemos y nos pensabamos quedar en varios campings y hostales. En total la ruta duraba una semana y lo organicé yo todo. Pero un par de días antes de comenzar nuestro viaje tuvimos un accidente de coche dos de mis amigas y yo y acabamos con el collarín puesto una semana, así que el médico nos recomendó que si el plan era ir de camping debíamos cancelar el viaje porque no nos conveía para el cuello. La cuestión es que el viaje se canceló, pero todos teníamos dinerito ahorrado, así que pensamos en hacer otro viaje más adelante y encontramos un precio estupendo de avión de Sevilla a Bérgamo en septiembre. Vimos en internet que Bérgamo estaba a media hora de Milán y que había un autobús en el mismo aeropuerto que nos dejaba en el centro de Milán, así que hicimos la reserva del vuelo corriendo muy emocionados por el viaje. Dicen que todo pasa por algo, así que el accidente nos sirvió para llegar a conocer esta maravillosa ciudad, al menos tuvo un lado positivo.

Una vez que teníamos hecha la reserva sólo nos quedaba reservar un hotel, lo cual resultó ser mucho más difícil de lo que imaginábamos. De hecho durante días busqué y busqué y no encontré nada con precios decentes que pudiesemos pagar. Éramos cinco personas, así que necesitábamos una habitación doble y otra triple o, en el caso de ser un albergue, que era lo que buscábamos, una habitación para estar todos juntos. Un buen día, y os lo digo así porque tampoco teníamos mucha prisa en encontrar el alojamiento, ya que quedaba más de un mes para el viaje, encontré una especie de hostal con una pinta de cutre que echaba para atrás, pero muy bien de precio comparado con lo demás que había visto los últimos días. Ya antes de llegar a al ciudad nos habíamos dado cuenta de lo caro que sería pasar allí unos días. El hostal que encontré tenía habitaciones para cinco personas con o sin baño, así que era perfecto porque así estábamos todos juntos. No sabíamos muy bien dónde estaba situado porque ninguno sabíamos nada sobre la ciudad, pero de todos modos es lo único asequible que habíamos encontrado, así que ya buscaríamos la forma de movernos por allí, pero el hostal sería ese seguro. Así que hicimos la reserva para una habitación de cinco personas sin baño, lo más baratito de todo. No recuerdo exactamente el precio, pero me acuerdo que con baño era mucho más cara y por eso no lo elegimos, aunque todos queríamos tener baño. Pero bueno, seguro que los baños comunes no estaban muy lejos de la habitación porque no parecía que el hostal contase con muchas habitaciones. Se llama Hotel Greco, y supuestamente es de dos estrellas, pero os aseguro que era más cutre que cualquier hostal en el que haya estado. Podéis buscar fotos en internet y direis que soy una exagerada, pero enserio, creedme a mi, que las fotos de internet engañan muchísimo y están hechas para que no te asuste antes de llegar, pero es realmente cutre.

Cuando por fin llegó el día nos reunimos todos en el aeropuerto de Sevilla, recuerdo que aquel día en Sevilla hacía mucho calor, tanto como para estar en tiranta aunque estuviese bien entrado septiembre. Sin embargo habíamos mirado la temperatura de Milán en internet y hacía mucho más frio, tanto que llevábamos guardado incluso un abrigo. Sólo íbamos cuatro diitas, así que no tuvimos que facturar maleta. Viajamos con ryanair, claro y el vuelo fue bien, sin ninguna incidencia. Al llegar allí mismo en el aeropuerto te vendían el billete de autobús hasta Milán, que está a una media hora de Bérgamo, pero nos pilló bastante tráfico al entrar en la ciudad y tardamos un poco más en llegar. Como llegamos directamente a la estación pudimos pedir un plano para intentar localizar nuestro hostal. Cogimos una especie de metro pero no subterráneo, sino al aire libre, como el metro centro de Sevilla. Estuvimos horas, sin exagerar, buscando el maldito hotel, que más escondido no puede estar. Yo desde el principio insistí en coger un taxi, que para estas cosas siempre es lo más cómodo, y una vez que te has desecho de las aletas ya ir andando. Yo cuando voy con mi novio siempre hago eso, pero nadei quería coger un taxi, sobre todo porque tendríamso que coger dos taxis, ya que éramos cinco. Pero en fin, dimos tantas vueltas que se hizo de noche, y esto teniendo en cuanta que habíamos llegado sobre las cuatro de la tarde o así. Era tan tarde que nos moríamos de hambre, así que paramos en un sitio que vendía pedazos de pizza suelto. Por suerte en Italia siempre hay donde comer bien y barato, aunque no tanto en Milán. La pizza estaba un poco seca, como si llevase todo el día cortada, pero no estaba mal para matar el hambre. Después de un poco más de vueltas encontramos el condenado hotel, en una calle que era imposible de encontrar porque ni aparecía en los planos que teníamos, y además la puerta de entrada quedaba como en un callejón. Desde luego, si no fuese porque exsiten las reservas online, ese hotel no tendría huéspedes jamás. Pero bueno, por fin habíamos llegado y nada más entrar aquello ya asustaba. Al entrar hay una pequeña recepción con cuatro mesitas, donde te sirven supuestamente un desayuno bufet, que ya os contaré luego lo poco que tiene de bufet. Al entrar mirando a la izquierda había una manta mugrienta en el suelo con un perro carlino, muy lindo, pero con muy mala leche, ya que intentó mordernos al entrar y el hombre de la recepción ni siquiera hacía nada. Allí mismo en el cuarto donde se encontraba la recepción ya encontrábamos las puertas de varias habitaciones y en un pequeño pasillo tenemos las demás. No parecía que hubiese más habitaciones por ningún lado, pero no se si igual había algo en la planta de arriba. En fin, al entrar le dijimos mi nombre al chaval para que comprobase nuestra reserva y nos indicase por donde se iba a nuestra habitación. El recepcionista tenía unas pintas de hippie increible y además se pasaba en la recepción las 24 horas, así que no se cuando dormía.

Nos llevó a nuestra habitación y fue ahí cuando nos dimos cuenta de que todas las habitaciones son iguales en realidad y las camas tienen rudas para moverlas de una habitación u otra en base a la reserva que haya hecho el cliente. Lo bueno es que se suponía que nuestra habitación no incluía baño, pero la cerradura del baño estaba rota y podíamos entrar sin problema. La verdad es que durante las duchas pasábamso miedo porque el techo lleno de humedades parecía que se nos iba a caer encima. Pero claro, no podiamos decir nada porque se suponía que no debíamos entrar en el baño. A pesar de eso el agua salía calentita y no se nos llegó a caer el techo jejeje.

Esa noche salimos a cenar por ahí a una pizeria y empezamos a hacernos con la zona, que, yendo por otro camino tampoco estaba tan alejado de todo. Lógicamente no estaba bien situado, pero podíamos pasear andando por algunas buenas zonas, incluso por zonas de vida nocturna.

Esa noche intentamos comprar una botella de alcohol en la recepción, pero eran muy caras, y mientras estábamso en la recepción hablando con el chaval, escuchamos a gente hablando en catalán. Justo en ese momento salieron unos chicos de una de las puertas que daba a la recepción y resultaron ser españoles, de Barcelona. Así que congeniamos bastante con ellos y nos invitaron a su habitación a bebr una copa y jugar a las cartas. Estuvimos allí bastante tiempo, hasta que el recepcionista nos mandó a callar porque hacíamos mucho ruido y todas las habitaciones estaban muy juntas, así que podíamos molestar a los demás huespedes. Decidimos entonces irnos a nuestra habitación para descansar y levantarnos tempranito al día sigueinte, que estábamso deseando visitar la ciudad. Las camas no estaban mal, aunque la colcha nos daba un poquillo de asco y a uno de mis amigos, que es bastante alto, se le salían los pies de la cama jajaja.

Al día siguiente nos levantamos temprano y nos informamos con el plano de cómo llegar al centro a la zona de la catedral. No recuerdo exactamente cómo llegamos, pero para ir a cualquier parte siempre teníamos que coger, por lo menos, un autobús y un metro o un metro y un tren. Lo bueno es que compramos un ticket que servía para todo, así que nos salía rentable y lo amortizamos bastante.

Cuando llegas a la plaza de la catedral impresiona bastante, ya que es una de las catedrales más bonitas que he visto nunca. Una de las fachadas laterales estaba en obras, pero aun así se veia iimpresionante.

Allí a al catedral la llaman el Duomo y es de estilo gótico. Mide 157 metros de largo y puede albergar a más de cuarenta mil personas dentro. Se considera una de las catedrales de culto católico ma grandes dl mundo. Resulta tan impresionante por todas sus torres, como en todas las catedrales de estilo gótico, claro, pero tiene muchas torrecitas en su cima, así que eso la hace más bonita todavía. Hay una estatua llamada la Madonina en la parte más alta de la catedral que se incluyó en el año 1774.

En el siglo V encontrábamos ahí la Basílica de San Ambrosio y posteriormente, en el siglo IX se construyó la Basílica de Santa Tecla. En el siglo XI las dos basílicas se destruyeron en un incendio y fue en el siglo XIV, en concreto en el año 1386, cuando se empezó a construir la catedral actual en el mismo sitio que la vemos ahora.

El interior de la catedral impresiona por su tamaño y sus enormes columnas de mármol. Llama la atención la gran cantidad de cuadros que encontramos entre las columnas, la mayoría con temas religiosos. Pero lo que más nos llamó la atención dentro de la catedral es que tienen guardado un clavo de la cruz de Cristo y una vez al año lo sacan para que la gente pueda verlo. En la zona de arriba hay una especie de terarza que sirve como mirador y nos muestra una gran vista panorámica de la ciudad. Podemos subir por unas escaleras o también hay acceso en ascensor.

Otras cosas que no debemos perdernos de la catedral es la capilla de San Carlos Borromeo, donde se encuentras sus restos, y el tesoro de la catedral también es interesante.

Tambiñen destacan los restos que hay bajo tierra, donde encontramos restos de la antigua basílica.

Sólo una cosa más sobre la catedral, tened en cuenta que no se puede ir muy destapado de ropa. Nosotros no tuvimos problema porque hacía e íbamos bastante tapaditos, pero en este tipo de catedrales hay que ir más tapado, sin enseñar los hombros, ni escote, ni una falda o pantalón demasiado corto. Aunque normalmente en la puerta te venden pañuelos grandotes por si te tienes que tapar un poco jajaja.

En la misma plaza de la catedral encontramos la Galeria de Vittorio Emanuele II, que es ese arco grande que vemos en muchas fotos, pero dentro el pasaje es realmente increible. Creo que a las chicas que íbamos nos gustó incluso más que la catedral. Podemos encontrar las tiendas más exclusivas con la ropa más cara e increible que habíamos visto nunca, como Parada, Louis Vuitton o Gucci. Nos daba un poco de corte entrar porque la gente no entra a mirar, quien entra es porque tiene intención de comprar. Y lo más divertido es que veíamos a un montón de chicas maduritas vestidas sin arreglar para nada, con chandal y comprándose unos zapatos y unos bolsos de miles de euros.

A esta galería la llaman también el Salón de Milán y se construyó ene l siglo diecinueve. Además de las increibles tiendas también había restaurantes muy lujosos y alguna heladería, que fue el único sitio que encontramos asequible para poder sentarnos a tomar algo.

La fachada interior también merece la pena observarla bien, es muy bonita con un techo de cristal con forma semicircular muy impresionante todo.

Si quereis comer allí dentro y llevais un presupuesto normalito, también hay un McDonalds. Sinceramente, a mi no me pega mucho que haya un restaurante de comida rápida dentro, pero al menos no llama demasiado la atención, ya que su decoración va a juego con el resto de la galería.

En fin, no puedo deciros más sobre esta increible galería, salvo que el helado que nos comimos dentro estaab increiblemente bueno. La verdad es que los helados italianos son los mejores del mundo, había unos sabores increibles, sobre todo el de kinder, que si tenías suerte, te tocaba medio huevo kinder. Estaban todosbuenísimo. También recuerdo que dentro había una librería increible, donde le compré a mi hermano un poster de Ferrari, que es su mayor aficción. También recuerdo una tienda Mercedes, en la que sólo había un coche, pero vendían todo lo que se os pueda ocurrir con el logotipo de la marca, como cazadoras de cuero, llaveros, bolígrafos…

En la misma plaza de la catedral encontramos también el Teatro alla Scala, uno de los teatros de ópera más famosos del mundo. Por fuera no llama mucho la atención, pero por dentro es realmente bonito y además se puede visitar sin necesidad de tener que pagar una entrada para la ópera.

Antiguamente había otro teatro aquí mismo, pero se destruyó en el mismo incendio que destruyo las antiguas basílicas, así que Fernando de Austria mandó construir otro teatro justo donde se encontraba antes una de las basílicas, la de Santa Maria alla Scala, por eso el teatro mantuvo su nombre. Hubo una época en la que el teatro se utilizó como casino. En la época de la Segunda Guerra Mundial, el teatro sufrió muchos daños, pero se reformó completamente unos años después. A principiso del siglo XXI se volvió a cerrar para une nueva reforma y en el año 2004 volvieron a abrirlo con la obra L'Europa Riconosciuta de Salieri, que fue la primera obra con la que estrenaron el teatro la primera vez.

Además de ver el teatro en sí, podemos ver su museo también, el cual nos gustó todavía más que el teatro. En el museo podemos ver cosas relacionadas con la ópera y unos trajes chulísimos, además de muchas pinturas. La parte del teatro destaca por su elegancia debida al terciopelo rojo que cubre los palcos y asientos.

 Aquel día comimos en el McDonals, pero no en el que se encunetra dentro de a galería, sino otro que hay en la misma plaza. Los precios eran similares a los de España, así que era de los pocos sitios que podíamos permitirnos pagar.

De allí nos fuimos al castillo Sforzesco, una gran fortaleza del siglo catorce que incluye algunos museos hoy en día. Si no recuerdo mal las entradas a los museos se pagaban por separado, así que nosotros sólo vimos el interior de la fortaleza y los principales museos.

Después de ser una fortaleza se conviritó en el palacio de unos duques, pero quedó casi destruido en la época de la República Ambrosiana. Fue la familia Sforza quien hizo de este castillo una gran corte, por eso conserva su nombre. Cuando llegó la conquista de los austriacos y los españoles el castilló volvió a usarse para temas miliares, como cuando era una fortaleza. Posteriormente decidieron que lo destruirían, pero un arquitecto volvió a construirlo y fue encontes que se crearon todos los museos que hay hoy en día.

Los museos que podemos visitar son: El de Arte Antiguo, donde encontramos pinturas de la familia Sforza y la última obra de Miguel Ángel, la Piedad Rondanini, la cual nunca llegó a terminar. También está la Pinacoteca, donde hay obras desde el siglo trece al siglo dieciocho. Otro museo que desataca es el museo Egipcio, donde podemos ver incluso momias, el museo de Prehistoria y Portohistoria, el museo de Artes Decorativas, el museo de Instrumentos musicales y el Museo del mueble, que este también lo vimos y era muy chulo. En él podemos ver diferentes creaciones desde el siglo quince hasta el siglo veinte. Además vemos cada mueble en un entorno de su siglo para crear ambiente. Es un museo muy interesante.

Me acuerdo que dentro de la fortaleza había una estatua muy grande de una japonesa vestida geisha que lloraba, pero no llegamos a enterarnos de qué simbolizaba ni de porqué la pobre japonesa estaba triste.

El castillo tiene también unos precisos jardines con un lago que tiene patitos y unos escenarios muy bonitos para unas fotitos. Al Salir por las puertas de castillo encontramos una fuente, donde había unos novios reciend casados haciéndose fotos.

Como muchos sabréis, la famosa obra de La última cena de Leonardo da Vinci se encuentra en Milán, en la iglesia de Santa Maria delle Grazie, pero hay que pedir cita con unos dos meses de antelación para poder entrar a verla, así que no pudimos visitarla. Pero también existe en Milán una la única copia exacta, que podemso visitar dentro del museo Leonardo da Vinci, cuyo nombre en realidad es museo de la ciencia y la tecnología. aunque durante todo el viaje lo llamamos museo de Leonardo da Vinci, ya que lo más interesante que encontramos dentro son maquetas de los inventos de Da Vinci. En este museo encontramos los objetos que más destacan en los avances tecnológico durante toda la historia. Encontramos este museo en lo que fue el Monasterio de San Vittore, del siglo dieciseis. En el siglo XX se conviritó en este museo, tras ser destruido el monasterio durante la segunda guerra mundial.

Podemos ver diferentes secciones dentro del museo, donde aprendemos como han ido evolucionando objetos que hoy en día usamos a diario en nuestra vida cotidiana, como puede ser el teléfono o la televisión. También hay una parte donde vemos medios de transportes antiguos, entre ellos la primera locomotora de toda Italia, también algunos aviones de la guerra, un submarino, un barco, unos coches antiguos chulísimos.

Y por supuesto, la sección que más llama la atención es la de Da Vinci, donde encontramos un montón de maquetas de las cosas que inventaba, como varios medios para volar o navegar. Además encontramos algunos bocetos originales de estos inventos.

Para volver al hotel teníamos que pasar por la estación central, una de las más grandes de Europa, con un estilo de comienzos del siglo veinte. La estación comenzó a funcionar en el año 1931 sustituyendo a la antigua estación, que se había quedado demasiado antigua para tanto movimiento. Su construcción fue un poco lenta al llegar Mussolini al poder, ya que éste quería hacer de la estación un símbolo del poder fascista. Hoy en día, además de los miles de pasajeros que vienen y vaa, también atrae a muchos turistas que disfrutan de su diseño. A nosotras lo que más nos llamó la atención fueron los anuncios de Emporio Armani de David Beckan en ropa interior, que estaba increible, y más viendolo en un tamaño tan grande ocupando toda la pared enorme.

Bueno como os decía, teníamos que pasar por la estación para volver al hotel. Cuando llegamos descansamos un poco mientras hacíamos turnos para ducharnos. Cuando fue más tarde nos arreglamos para salir a cenar y después a tomar algo. Algunos nos recogimos pronto porque no había demasiado ambiente en nuestra zona, pero otros sequedaron, al igual que los chicos de Barcelona.

A la mañana siguiente nos levantamos deseando coger el bufet del desayuno, pero aquello de bufet no tenía nada de nada. Nos pusieron un par de panecitos de estos duros que se usan para canapés, una cajita de mantequilla y una cajita de nutella. Además, podíamos elegir entr eun vaso de zumo de naranja de estos que no sientan bien para la barriga, o un café. Me parece que también había unos croissants un poco secos. Pero bueno, al menos no pasamos hambre, y una vez que acabamos de desayunar nos pusimos en marcha para seguir conociendo la ciudad.

Ese día visitamos el cementerio monumental, que más que un cementerio yo diria que es un museo, pero al descubierto. En él encontramos muchas tumbas bastante bonitas en cuanto a estilo artístico. Se construyó en el año 1866 para unir los demás cementerios en uno. Está situado sobre un gran terreno, y se aprecian bonitas esculturas griegas e italianas. Hay una zona donde encontramos los personajes más famosos del país todos juntos y se le conoce como el salón de la fama. También se encuentran apartados en otra sección los ciudadanos judíos. Podemos ver también unas fotos que representan la evolucón de la construcción del cementerio.

No penseis que es un poco macabro ni nada de eso, porque es un sitio completamente artístico debido a sus múltiples esculturas. Allí mismo podemos conseguir un plano, donde veremos cómo está dividido el cementerio.

También visitamos ese día la Piazza Mercanti, cerca de la catedral. Es una bonita plaza de la Edad media, donde encontramos varios edificios interesantes, como el palacio della Regione, lo que hoy en día es el palacio de justicia, pero lo curioso es que se conserva intacto desde su época de construcción, en el año 1233. Otro bonito edificio es el de Loggia degli Osii, con armas y escudos. Sus balcones se usaban para predicar los eventos públicos. También encontramos el palacio delle Scuoles Palatine, que fue un colegio durante la edad media para la gente más exclusiva de la ciudad. Otro bonito edificio es el de la casa dei Panigarola, de estilo gótico, que hoy en día es un restaurante. Por último tenemos el palacio dei Giureconsulti, donde se encuentra la cámara de comercio. Lo que destaca de este edificio es la torre del relog, el cual marcó el horario comercial durante mucho tiempo.

Aquel día no sabíamos dónde almorzar y, aunque nos encontrábamos cerca de la plaza de la catedral, no nos apetecía almorzar de nuevo en el McDonalds. Ya que estábamso en Italia la idea era buscar algún sitio más típico con comida italiana. Cuando estábamos buscando algún sitio por una zona de restaurantes apareció una chica oriental con unos folletos de pubilidad para atraernos hasta el restaurante para el que trabajaba. A pesar de ser china la chica, el folleto decía que el restaurante era de comida típica italiana. No sabíamos si sería verdad, pero nos gustó la carta y nos gustó todavía más los precios, que resultaron ser bastante bajos para lo que habíamso visto hasta entonces en la ciudad.

Sólo como advertencia, si habeis ido tambien a Roma y pensais que Roma por ser la capital de Italia tiene precios más caros, no es así. En Roma es mucho más fácil encontrar restaurantes con precios asequibles. En Milán es una tarde bastante dificil, así que estábamso encantados con los precios que nos ofrecía la chica china. Nos acompañó hasta la entarad del restaurante, que estaba allí cerca y resultó que todo el personal era chino. Aquello no tenía mucha pinta de restaurante típico italiano, pero bueno. Pedimos lo que queríamos comer y nos lo sirvieron bastante rápido, yo pedí una rica lasaña. Nos llamaban la atención las latas de coca-cola, que en lugar de ser bajitas y gorditas, eran como más estilizadas, con la misma cantidad, pero más finas y altas. Comimos estupendamente, pero al pagar fue cuando llegó la sorpresa. Resulta que todo lo barato que eran los platos de comida se compensaba con los precios desorvitados de las bebidas. Fue la coca-cola más cara de mi vida, con un precio de 4,50 euros. Incluso a una de mis amigas que había pedido un simple vaso de agua se lo cobraron a dos euros. Tenedlo en cuenta porque es algo que te hacen en cualquier sitio que tenga precios baratos en los platos. Así que preguntad los precios de las bebidas también antes de sentaros a comer, para no llevaros una sorpresa al final con la cuenta.

Visitamos después de comer la basílica de San Ambrosio, construida en el año 387 por el mismo San Ambrosio. Se construyó con estilo románico y sirvió como ejemplo a las demás iglesias de este estilo que se construyeron después.

Por fuera es bastante particular, no recuerda a ninguna otra iglesia que haya visto antes. Creo que lo que llama la atención es que no es tan simétrica como la mayoria de iglesias. Tiene varias torres, pero no miden lo mismo y son de ladrillo. En el subsuelo encontramos los restos de Stilicho, del que destaca el sarcófago del siglo dieciseis.

También podemos ver el cuerpo de San Ambrosio y otros santos, bueno más que el cuerpo ya lo que vemos es el esqueleto dentro de una hurna, peor impresiona bastante ver al esqueleto todo vestidio ahí tumbado. En el interior encontramos una pequeña capilla que perteneció a la basílica anterior. Anteriormente era un cementerio. La fachada sufrió algunos daños durante la guerra, pero se conserva con el mismo aspecto que en sus orígenes. Es una iglesia que merece la pena visitar.

Ese mismo día visitamos también la iglesia de San Maurizio al monasterio Maggiore, que en su día formó parte del convento de las benedictas. Hoy en día se encuentra allí el museo arqueológico de la ciudad. La parte de la iglesia destaca por sus preciosas pinturas. Por fuera la fachada no destaca demasiado, pero por dentro impresiona bastante con todas sus pinturas del siglo dieciseis. En el interior encontramos dos partes separadas por un muro, para situar a las monjas a un lado y a la gente del exterior al otro durante las misas. Fijaos en el estupendo órgano en la parte de las monjas.

Allí mismo, ya que estábamos, visitamos el museo arqueológico, que se encuentra sobre lo que fue una residencia del siglo uno, además de ocupar parte del circo romano y la muralla. Dentro del museo lo que encontramos está separado según en lugar del que vienen. En una parte encontramos objetos de la antigua ciudad de Milán, otra sección son objetos romanos, objetos griegos y etruscos. También hay restos en Milán sobre Egipto, pero se llevaron al museo Egipcio del que os hablé antes dentro del castillo Sforzesco. Lo que más destaca dentro del museo son los restos originales de la muralla que cercaba la ciudad en época romana.

También visitamos ese día la iglesia de San Lorenzo Maggiore, la más antigua de la ciudad que se construyó en honor a San Lorenzo con restos romanos de otras antiguas construcciones. Dentro podemos ver unos preciosos mosaicos y una capilla llamada de San Aquilino, donde encontramos mosaicos del siglo cuatro. Hay una zona dentro de la iglesia donde podemos ver algunos materiales del anfiteatro romano que se utilizaron para construirla. Enfrente de la iglesia hay un conjunto de 17 columnas originales de la antigua ciudad romana llamada Mdiolanum, del siglo tres.

Ese día no visitamos nada más, volvimos de nuevo al hotel y después de ducharnos, mientras unos decidieron salir a tomar unas copas, otros decidimos quedarnos descansando que había sido un dí bastante agotador y habíamos andado mucho.

Al día siguiente volvimos a desayunar ese supuesto buffet y la recepción olía bastante mal, gracias al perrito que seguía allí y estaba
bastante sucio.

Ese día visitamos una exposición de arte que había en un museo junto a la plaza de la catedral. La exposición estaba bien, pero para alguien que no entiene de arte era un poco cansativa, sobre todo porque todo era del mismo autor. No era una exposición fija, sino que la habían puesto por un tiempo determinado. Lo divertido es la parte que no eran sólo pinturas y comics, era más bien arte moderno. Con un sistema de cámaras te colocabas sobre un escenario y aparecías en las pantallas a modo de cuadro imitando a un cuadro del propio autor. Nos divertimos bastante jugando a que éramos los protagonistas del cuadro y nos hicimos varias fotitos. A la salida del museo había también una especie de casita, obra del mismo autor y simbolizaba una especie de metáfora, pero no lo entendimos bien porque sólo estaba escrito en italiano y era un poco raro.

Visitamos también una galería de arte, la Pinacoteca Ambrosiana, abierta al público desde el año 1618. Además de la galería de arte, también encontramos la biblioteca ambrosiana y la academia del Disegno, para el aprendizaje de los nuevos artistas.

En esta galería encontramos obras de artistas tan famosos como Leonardo da Vinci, Tiziano, Boticelli…

En la biblioteca encontramos una cantidad increible de manuscritos originales. Lo que más destaca es el Codez Atlanticus de Leonardo da Vinci, donde podemos ver sus inventos originales y cómo los construyó.

Paseando por el centro vimos algo muy curioso, un hombre que pedía dinero y hacía unas figuritas preciosas con hortalizas como zanahorias o rábanos. Eran realmente originales y hechas con muchos detalles. En Milán se respira el arte hsta por las calles jejeje.

Ese día vimos también la Pinacoteca di Bera, otra galería de arte con una colección estupenda. Este maravilloso museo está situado dentro del monasterio de Santa María di Bera . Podemos ver las obras en orden cronológico y según la escuela de la que provienen en treinta y ocho salas diferentes.

Ese día volvimos a almorzar en el Mcdonalds para no pasar por la experiencia del día anterior, así que nos salió baratito.

Por la tarde estuvimos muy entretenidos viendo un mercadillo que ponían en el centro, donde compramos algunos regalitos para nuestros familiares, pero sólo recuerdo que compré una corbata de seda italiana para mi padre y otra para mi abuelo.

Estábamos un poco cansados de tanto museo y tanto cuadro, así que pasamso el resto de la tarde viendo tiendecitas de souvenirs para buscar más regalitos para otros familiares. A la noche nos reunimos con los tios de una de mis amigas, que habían venido con nosotros en el avión, pero habíamos hecho el viaje por separado. De hecho, fueron ellos quienes nos contaron la oferta del viaje y por eso hicimos la reserva.

Cuando terminamos de comprar todos los regalitos volvimos al hotel. Esa era la última noche que teníamos pagada, el problema es que nuestro vuelo salía al día siguiente de madrugada. Así que a la mañana siguiente, después de desayunar tuvimos que abandonar la habitación y dirigirnos a la estación para buscar unas taquillas donde poder dejar las maletas. Cuando estábamos esperando a que llegase el tren que nos llevaba a la estación, uno de mis amigos se dio cuenta de que se había dejado el móvil en la habitación del hotel. Para no tener que dar la vuelta otra vez tods juntos con las maletas, decidimos que los demás nos llevaríamos su maleta y nos iriamos yendo a la estación, mientras él volvía a buscar su móvil. En un rato ya estábamos en la estación y habíamos guardado nuestras maletas en las taquillas. Cuando nos reunimos con mi otro amigo nos contó que al llegar al hotel se había encontrado al perro acostado es nuestras camas. Menos mal que ya no pensábamos volver porque desde luego, vaya asco. Por suerte ningún día nos habíamos tapado con la colcha porque ya nos daba asco, pero en fin. En que clase de hotel hay un perro en recepción y más aun dejan al perro acostarse en las camas. Pero bueno, ya nos habíamos ido de allí, así que no podíamos quejarnos tampoc, aunque sí que le di muy mala puntuación en la web donde encontré el hotel.

La idea para ese día era seguir haciendo turismo y por la noche irnos a la estación a esperar el primer autobús que salía de madrugada para llevarnos al aeropuerto. Los tíos de mi amiga lo que hicieron fue reservar en un hotel de Bérgamo para pasar la última noche allí y no tener que madrugar. Pero nosotros decidimos que era mejor no gastar más dinero y madrugar un poc, que tampoco nos iba a pasar nada.

Así que ese día vimos la galería de arte moderno, uno de los pocos museos que nos quedaban por ver, donde encontramos obras desde el siglo dieciocho al siglo diecinueve. El museo se encuentra situado en lo que fue una residencia de estilo neocládico del siglo dieciocho. Junto al museo encontramos también el pabellón de arte contemporaneo, donde están las obras del siglo veinte y todo lo más reciente del último siglo.

Por último vimos el museo Poldi Pezzoli, que antiguamente fue la residencia de un aristócrata de Milán. En este museo vemos la coleccion que perteneció a dicho señor.

Este señor, cuyo apellido lleva el museo, era un amante del arte, así que se pasó toda su vida coleccionando objetos de coleccionista. A su muerte, el aristócrata donó todas sus obras en su propia casa a la academía de Brera y fue en el año 1881 cuando se inauguró el museo. Por desgracia, la segunda guerra mundial causó graves daños a algunas obras, pero otras muchas se salvaron. Se volvió a abrir en el año 1951 después de su restauración, aunque no todo pudo restaurarse.

Durante nuestra visita podemos disfrutar de obras del renacimiento italiano, además de objetos muy curiosas como tapices o relojes y objetos de decoración.

Destaca la sala de armas y armaduras, muy interesante. Pero la principal obra del museo es La Piedad de Botticelli.

No nos quedaba nada más que quisiéramos ver, así que después de comer paseamos un poco más y nos fuimos a la estación a esperar a la hora del autobús. Quedaba bastante tiempo todavía, pero no teníamos que hacer nada. Y además teníamos que recoger las maletas antes de que cerrase el puesto donde las habíamos guardado, así que tampoco podíamos hacer nada que no fuese irnos a la estación.

Cenamos por allí y dimos mil vueltas para hacer tiempo turnándonos para quedarnos con las maletas mientras otros paseaban. Durante la noche pasamos un frio horrible dentro de la estación. A pesar se parecer que estaba cerrada por alguna parte entraba muchísimo frio y lo pasamos un poco mal. Lo bueno es que no estábamos solos tirados en la estación porque había habido esa tarde un partido de futbol muy importante en Italia, no me acuerdo de quien juagaba con el de Milán. Pero recuerdo que había mucha gente esperando para coger algún tren o autobús de vuelta a su ciudad. Lo malo empezó cuando la gente empezó a dispersarse y nos quedamos solos sentados con la espalda apollada contra una pared y apareció un puñado de chicos con la cabeza rapada y saludándose como los nacis. Daban bastante miedo la verdad y nosotras éramos cuatro chavalas y un chaval, que encima llevaba una mochila llena de pins republicanos. No dejaban de pasar por delante nuestra caminando como si fuesen soldados, así que nos fuimos a otro zona, pero parecía que allá donde nos pusiésemos venían detrás. Por suerte al rato llegó más gente y nos sentíamos menos intimidados. Cuando por fin llegó la hora cogimos nuestro autobús dirección al aeropuerto, donde todavía nos quedaba esperar un par de horas, pero ahí ya nos reunimos con los tios de mi amiga y picamos algo por allí, que con eso de pasar la noche en vela nos entró hambre del aburrimiento jajaja.

El vuelo de vuelta fue tranquilo y además íbamso todos dormidos por lo cansados que estábamos. Cuando nos dimos cuenta ya estábamos en Sevilla reunidos con nuestra familia y dándoles los regalitos que les habíamos comprado.

La experiencia de este viaje fue muy buena en general y desde entonces me di cuenta que estaba completamente enamorada de Italia. Bueno y en esa ñepoca de los italianod también, porque debo decir, que no lo he dicho hasta ahora, que los italianos y en concreto los chicos de Milán son increiblemente guapos. No es sólo lo guapo, sino lo atractivos que son todos con sus trajes de chaqueta siempre tan elegante y esa pinta de ricos y empresarios jajaja.

En fin, así acabó nuestro viaje.

 

 

 


Comentarios (1 comentarios)

  • flag-es Dona Milan hace 9 años

    Peazo post que te has hecho, fantástico, hay para un libro! Ahora en serio, muy últil y motivador. Tengo ganas de irme ya para allá. Estoy recopilando tanta información como puedo, he sacado bastante de esta web que me parece también útil, os la dejo para todos los que vayais a viviar a Milan: http://www.viajarmilan.com/vivir-en-milan.php

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