En Milán somos todos números.
Esa ciudad con más de 1 millón de habitantes.
Me encontraba esperando el autobús 87 que me llevaría hasta la universidad. Allí vi a una anciana cargada con dos enormes bolsas llenas de verdura, fruta etc. Pensé en ayudarle, pero no me dió tiempo a hacerlo.
Nada más subir al autobús ella timbraría para bajarse en la siguiente parada, pero no sabía que se había equivocado de autobús. Ella quería bajarse en la parada del 81 (a unos 300 metros de donde estabamos) solo quería ahorrarse un tramo con esas dos enormes bolsas, pero entonces...
El conductor no se paró allí, la anciana se dió cuenta que se había equivocado y suplicó al conductor que abriese las puertas en el semáforo donde estabamos parados. El conductor se negó, la siguiente parada era a unos 3 kilómetros de donde estabamos. Yo veía a la mujer que casi se le caían las lagrimas repitiendo "Tengo que cargar mucho peso, por favor..." nadie hizo nada.
En la siguiente parada le dije que no se preocupase, yo la acompañaría a donde tuviese que ir. Cogí las bolsas y fui con ella a la parada más próxima que volvería al punto de donde nosotros veníamos.
Somos todos números.
Empecé a hablar con ella y comentamos lo poco gentil que había sido el conductor, a lo que la anciana me dijo "Hijo mio, en Milán somos todos números".
Efectivamente, una persona mayor cargada con dos enormes bolsas y nadie hacía absolutamente nada. Ni hablaba con el conductor, ni la miraban siquiera... Bueno, yo le acompaño señora, no se preocupe.
- ¿A dónde tienes que ir?
- Bueno, yo voy a la universidad.
- Pero la universidad está en el otro sentido.
- Si, si, no se preocupe, tengo tiempo suficiente para acompañarla.
- ¿Cómo puedo agradecertelo? Coge una mandarina.
- Jajajaja no se preocupe.
En el trayecto me ofrecería como 150 mandarinas, manzanas... la frutería entera vamos. Le comenté que era español y estaba estudiando allí este tiempo y no se lo creía. ¿Cómo hablas tan bien italiano? (Se nota que no habíamos hablado todavía mucho, mi acento español es imposible borrarlo) Bueno... me estoy esforzando mucho en aprenderlo.
¿Cómo puedo agradecertelo?
Ella estaba empeñada en que tenía que agradecermelo de alguna manera, me ofreció hacerme un risoto, me dijo que tenía una casa que estaba alquilando y la semana que viene se quedaría vacia, solo tienes que pagar luz y agua no te cobro nada (decía).
¿Tan extraño era lo que estaba haciendo? Parecía que me tenía que dar algo a cambio de ayudarla durante un par de minutos, no he visto una persona tan agradecida en mucho tiempo.
No se preocupe, yo tengo que aprender italiano asiesque hacemos una cosa, esta sería mi clase de italiano mientras hablo con usted. Se reía y no le parecería suficiente, aún así, así quedaría la cosa.
La acompañé hasta el autobús que la llevaría hasta su casa, me despedí de ella y volvimos a ser todos números de nuevo.
Desde un pueblo hasta Milán.
Yo siempre he vivido en un pequeño pueblo de Murcia, donde practicamente mirases a donde mirases conocías a todos los de tu alrededor. En cambio, me encontraba en Milán, la segunda ciudad con más habitantes de toda Italia detrás de Roma. Mirase a donde mirase no conocía a nadie, todos eran anónimos, pero seguían teniendo una historia detrás.
Debo decir, en contraposición a lo que me dijo ella, que Milán es una de las ciudades con más elegancia donde he estado. Dejando de lado que seamos todos números, que nadie sepa nada sobre la persona que tenía al lado, en la mayoría de las ocasiones, podrías ver respeto y caballerosidad (con las excepciones que en todos los lugares se encuentran)
No nos cuesta nada cambiar el mundo, si somos todos números cada acción que hagamos suma. Otro día normal donde no se hacen cosas normales, ojalá una vida así, ojalá una vida erasmus.
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