desde la petición hasta la aceptación

Siempre he querido escribir un blog, pero nunca me he decidido a hacerlo realmente. Hoy por fin he dicho: éste es el momento... y aquí estoy, contando mi historia, para un día en un futuro lejano poder rememorarla.

Aún no sé si llegaré a irme de Erasmus... sólo sé que me lo han dado y que en principio quiero aceptarlo, pero hasta llegar aquí se han sucedido una serie de acontecimientos:

Un día de repente me enteré de que habían sacado por fin dos becas Erasmus en mi Universidad. Hasta ahora no existía la posibilidad de conseguir esa beca en mi carrera porque sólo lleva 5 años implantada en ésta Universidad. Las becas eran para irse de Erasmus 1 curso entero a Milán. Milán... qué decir de Milán... mi experiencia con Milán es algo corta y algo extraña.

Lo más;extraño;, por llamarlo de algún modo, es que mi padre tiene sangre milanesa, pero no por familiaridad. Le tuvieron que hacer un trasplante de médula y las células nuevas eran de un cordón umbilical de un niño de Milán. Eso no sé... por una parte me deja indiferente, y por otra siento que algo de apego sí que me produce esa ciudad.

Además de eso he estado en dos ocasiones allí. La primera vez fue en el viaje de estudios de 4º de la ESO. Creo que no pisamos Milán más de 10 minutos. Llegamos al aeropuerto, montamos en autobús, paramos en las Galerías unos minutos, volvimos al autobús y nos fuimos a Venecia. Eso es todo.

Con esas experiencias realmente no puedo decir que haya vivido la ciudad y pueda tener una imagen creada de ella, pero el Junio pasado volví. Se trataba de una oferta de Ryanair... ¡6 euros ida y vuelta! Le dije a mi madre: ¡Si me cuesta casi más dinero quedarme en casa!. Así es como un grupo heterogéneo de jóvenes emprendió un viaje de después de exámenes. Dos noches, pero dio para ver todo lo que Milán tiene de turístico. Es en este viaje en el que se me generó la imagen que hasta ahora tengo de esa ciudad, y siento decir que no es muy buena. No es especialmente bonita, sólo tiene 3 o 4 cosas bonitas... no más. Mucho románico lombardo, eso sí jaja.

Y tras mis tomas de contacto, nos situamos en el momento de escribir la carta de motivación, o como yo la llamé: de [des]motivación. Hace unas semanas empezó de nuevo uno de mis agobios acerca de la carrera... que se está volviendo más interminable de lo que esperaba. Estoy en 4º pero no veo el final, y debería verlo muy cercano. En esa tesitura de agonía y añadiendo la incertidumbre y el remordimiento que me crea haber elegido esta carrera y no una ingeniería o matemáticas, tenía que ponerme a escribir un elogio a la arquitectura unido a un elogio a Milán. Me costó, claro que me costó, pero al final la conseguí acabar y no quedó tan mal.

Con todo entregado (a ultimísima hora) y simplemente diciendo:;por entregarla no pierdo nada, aunque no me la van a dar y si me la dan tampoco sé yo si me apetece ir a ese lugar;, sólo quedaba esperar. En la espera hacíamos cálculos de notas de otros para ver quién se iría. Nunca pensé en mí como candidata... siempre había al menos 3 personas por delante en mis pensamientos.

Y llegó un martes (el martes pasado), en el que, como todos los martes, no tenía clase pero había decidido no tirarlo a la basura, por lo que me encontraba de camino a la biblioteca. De repente llamada de Marina: ¡Enhorabuena! / ¿Por qué? / ¡Te vas de Erasmus!. Sinceramente... no sabía si sentirme feliz o apesambrada. Al final decidí emocionarme, aunque siempre con el sentimiento negativo de trasfondo.

Pues hoy es jueves... desde el martes me he visto;Castellano-manchegos por el mundo;;Madrileños por el mundo; y;Aragoneses por el mundo; en Milán, me he informado de pisos, me he metido a lo que yo llamo;el tuentierasmus;, he mirado el plan de estudios, he leído blogs, he hablado con gente que va a ir, he pensado en recibir clases de italiano y hasta me he mirado qué destinos tiene Ryanair desde Milán... y por fin puedo decir que SÍ estoy emocionada.

Debo sacarle el punto bueno a la experiencia. Es un modo de salir del estancamiento, de conocer cosas nuevas, una oportunidad de cambio y de alejamiento de casa. Añadido a eso está la posibilidad de viajar, viajar y viajar. Ahora sólo me queda convencer a la Mamma mia... tarea altamente controvertida... pero creo que las ganas de perderme de vista una temporada ganan a cualquier contra que le pueda sacar.

Así que... ¡por ahora todo marcha!

Próximamente: Averiguar a qué campus voy a ir...