Cementerio monumental de Milán. Cada tumba, una obra de arte

Visitar Milán en enero, trae consigo una serie de contratiempos. Literalmente. El clima húmedo, lluvioso no da tregua al turista. La niebla desdibuja el paisaje, y sin duda la arquitectura gótica de muchas estructuras famosas de la ciudad solo ayuda a incrementar el ambiente tétrico de la misma.

Buscando sitios para mirar durante la estadía, mi compañera de viaje y yo, nos fijamos que en un rincón apartado del mapa de la ciudad -los mapas típicos que venden en cualquier tienda de turistas donde te indican los sitios relevantes para visitar-, se indicaba un cementerio. Atraídas por la curiosidad decidimos ir. Debo indicar que llegar hasta allí nos resultó un poco difícil, tras unas cuantas perdidas y preguntar en itanglish, Itañol, espanglish llegamos al  "Cimitero Monumentale di Milano".

Simplemente la entrada desde el exterior es impresionante. Al llegar fuimos recibidas por una amable guía que hablaba perfectamente español y nos entregó un mapa del cementerio, nos explicó lo importante y los caminos a seguir para no perdernos.

El clima del que tanto me había quejado durante el viaje, solo contribuyó para hacer esta experiencia surrealista y fascinante. La densa niebla deslizándose por los enormes monumentos, las gotas de lluvia pesada en los rostros expresivos de las esculturas que acompañaban las tumbas. La humedad mezclada con el olor a tierra mojada. Sin duda un verdadero museo al aire libre, donde cada figura representa o tiene un significado para la familia y la persona que yace allí. No basta con contarlo, debes vivirlo.

Si te gusta el arte, pero además la naturaleza, o simplemente los ambientes misteriosos sin aglomeraciones este lugar es para ti.

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