Un castillo en el cerro
Venir a la Ciudad de México sin pasarse por la zona de Chapultepec, no sé si cuente como haber venido. Definitivamente estamos hablando de una visita OBLIGADA. En toda esta zona de nuestra ciudad, que es bastante amplia y abarca varias atracciones turísticas y museos, es donde se pueden encontrar más turistas extranjeros paseando. Les recomendaría bastante esta zona y sus alrededores para buscar hospedaje, si es que vienen como turistas o por cuestiones de negocios por unos cuantos días, ya que es el principal punto turístico en la ciudad, y además es un lugar céntrico para partir al resto de los lugares que hay para visitar. Para la gente de negocios también es lugar estratégico, pues grandes corporativos y oficinas se encuentran de igual manera muy cerca de Chapultepec.
Si vienen por otros motivos, ya sea a estudiar, de prácticas o sea cual sea la razón, lo más conveniente en ese punto es buscar hospedaje en cualquier otra zona, como Coyoacán, por ejemplo. Porque tienen que saber que lo que tiene Chapultepec de encantador, también lo tiene de caótico. Para que se den una idea, yo hace un par de años me encontraba trabajando en un hotel sobre Paseo de la Reforma, que es una avenida ubicada relativamente cerca a Chapultepec. Iba entre semana a la oficina, de lunes a viernes, en un horario de 9 de la mañana a 6 de la tarde. Para llegar a tiempo, diario debía salir de mi casa en Coyoacán, a las 7. Dos horas aproximadamente eran las que debía considerar de camino por el tráfico, de lo contrario llegaba tarde. ¡DOS!
Y lo mismo para el regreso a casa, jamás llegué antes de las 8. Así que ya se imaginarán esos días de tortura. Al llegar a casa y finalizar el día me sentía muerta y sólo quería dormir, pero todo ese esfuerzo e inversión de 4 horas diarias en el tráfico valió la pena porque mi estancia trabajando en ese lugar la disfruté mucho. Así que supongo que aquí podría insertar una frase motivadora de las que dicen que todo esfuerzo al final siempre trae su recompensa.
Pero en fin, les platico esta experiencia sólo para que lo tengan en cuenta si es que planean vivir un tiempo en la Ciudad de México. Porque justo el hecho de que Chapultepec se encuentre rodeada de edificios de oficinistas, es lo que hace que el tráfico que se genera en consecuencia, sea demasiado. Así que al venir por distintas razones que no sea prácticamente por turismo, no hay necesidad de buscar alojamiento en este lugar. De cualquier manera siempre se tendrán los fines de semana para pasarse a conocer esta parte y “turistear”.
Empezaré hablándoles de la atracción más popular: el Castillo de Chapultepec. ¿A quién se le ocurre mandar a construir un castillo en la punta de un cerro? Sólo a los reyes o gente muy adinerada de la época, al parecer. Así es como surge este majestuoso palacio, construido por órdenes de un antiguo virrey durante la época colonial, precisamente sobre el Cerro del Chapulín.
De originalmente haber sido sólo una casa de descanso, a mediados del siglo XIX fue también sede del Colegio Militar. Representa un lugar simbólico para nosotros los mexicanos, al haberse vivido aquí una guerra contra los Estados Unidos durante ese mismo siglo. Es un episodio histórico que me gusta mucho, y es la típica parte de la historia que se enseña a todos los niños pequeños desde que están en los primeros años de la primaria, así que tengan toda la seguridad de que hasta los más pequeños niños mexicanos saben porque este lugar es todo un icono para nuestro país.
Lo primero con lo que relacionamos el Castillo de Chapultepec, es con los Niños Héroes. Ya sé, suena a un simple cuento o leyenda, pero no lo es. La Guerra del 47 fue un combate armado entre el ejército mexicano y el estadounidense. Al irse acercando los invasores cada vez más a nuestra ciudad, el General que comandaba a los cadetes del colegio, que eran alrededor de tan sólo 100 alumnos, les ordenó a todos marcharse a casa al sentir ya próximo el estallido de una guerra, pues además el colegio iba a usarse como punto de defensa. Sin embargo, algunos de los los cadetes, que eran prácticamente unos niños, al no tener más de 18 años de edad, decidieron permanecer en el castillo y defender a su país.
¿Cómo no iban a ser nombrados héroes? No importa que la guerra se haya perdido con facilidad ante los miles de integrantes del ejército norteamericano. Siempre se les admirará a estos niños por su valor y amor a la patria, al querer defender el territorio y morir en combate, sin miedo al saber que se enfrentarían a un mayor número de militares, de lo que ellos eran. Hago mención de los 6 niños héroes que destacan en nuestra historia (sólo para demostrarles que mis conocimientos de segundo año de primaria no se han ido): Juan Escutia, Fernando Montes de Oca, Agustín Melgar, Juan de la Barrera, Vicente Suárez, y el más pequeñito de todos que murió con tan sólo 13 años de edad, Francisco Márquez.
Esta fue tan sólo otra de las funciones que desempeño esta joya de la ciudad. Años después de esta guerra, fue residencia por mucho tiempo de los presidentes de México, hasta el año 1939. De aquí en adelante se convirtió en el Museo Nacional de Historia, que no sólo sintetiza en sus múltiples salas la historia de México, también ofrece la más bonita vista de la ciudad, desde una perspectiva muy diferente a la de cualquier otro mirador. Verdaderamente no pueden perderse esta visita. Los domingos las entradas son libres, pero por lo mismo es demasiada gente la que prefiere ir este día. Así que mi recomendación, ir en sábado de preferencia.
● Bianca
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