Si les preguntan sobre México, ¿qué es lo primero que les viene en mente?

Una cosa que siempre se ha presentado como tema de conversación en todas las veces que he conocido a gente de otras partes del mundo, es que me pregunten acerca de todo el crimen y peligros que se viven en mi país, una vez que se han enterado de que soy mexicana.  

Muchos de ustedes probablemente también se han cuestionado lo mismo. ¿Que tan seguro es México? Ven y escuchan noticias, y es prácticamente imposible hacerse la mejor imágen de un lugar, después de enterarse de que ocurren tantas tragedias ahí. Así que es verdad que yo no puedo tan sólo decirles que nada de eso que han oído es cierto, así como también es una gran realidad que peligros hay en todas partes. Y que precauciones y el debido cuidado de andar por ahí, se debe tener en cualquier ciudad de cualquier país, en cualquier continente.

Les confieso que odiaba cuando este tema salía a discusión. Literalmente me limitaba a responder que todo se trata de tener cuidado y simplemente mantener los ojos bien abiertos, como con los carteristas en las ciudades europeas. Y entonces se reían un poco. Como si interiormente pensaran: “Bueno, es verdad que por acá también se viven cosas”. 

Claro que la seguridad es un tema bien delicado que puede aterrar y ahuyentar a los demás, pero estarán de acuerdo conmigo en que no importa donde nos encontremos, siempre está la posibilidad de enfrentaros a cualquier tipo de riesgos. Y no lo menciono nada más porque sí. Les puedo decir que a mi nunca me habían asaltado en toda mi vida, hasta el año pasado en Florencia. Y podría incluso reconocer que debí haber tenido más precaución en cuidar las horas y calles por las que caminaba… Me encontraba en Europa sintiéndome muy segura y tontamente sin miedo a nada, al venir de uno de los países ubicados con medalla de oro dentro de la categoría de los más caóticos. 

Nunca se lo mencioné a nadie, porque sabía que me ganaría puros regaños, que habrían sido bien merecidos, la verdad. Actué muy ingenuamente aquella vez, confiando en que no me pasaría nada. Pero gran lección que me he llevado. Así que ojos abiertos con cada paso que den en sea cual sea la ciudad donde se encuentren.  

Otro concepto que la gente siempre relaciona contigo cuando se enteran de que eres latino, es la diversión. LA VIDA LOCA, para ser más clara y entendernos mejor. Graciosamente todos inmediatamente asumen que te encanta bailar, cantar, y que eres el alma de la fiesta. En Europa bastaba decir que era mexicana, para que a los dos segundos tuviera un tequila en mano y me sacaran a bailar. Así que bebida y pareja fue algo que nunca me faltó.

Y efectivamente, nos encanta la fiesta. Es de mexicanos buscar cualquier pretexto para celebrar (y beber). Hacemos que algo pequeño termine siendo una bomba. Lo que se supone sería el bautizo de Juanito un sábado por la mañana, terminó siendo una fiesta con todos los vecinos de la colonia hasta la madrugada. Típica historia. Somos muy escandalosos y fiesteros.

Pero sin duda lo que más nos gusta de las largas noches de fiesta se viene a partir de las madrugadas. O incluso alrededor de las 6 de la mañana. Cuando la fiesta va terminando… Es el momento más glorioso del día. El instante en que te olvidas del resto del mundo y de pronto eres la persona más feliz y no necesitas nada más en la vida, porque esos tacos al pastor que tienes en tus manos lo son TODO. 

Así nos gusta concluir nuestros días de fiesta. Sin tacos el día no está completo. No se puede terminar así. Al salir de las discotecas es un clásico ir a comerlos, y esto seguro que lo saben si han venido para acá o si tienen amigos mexicanos. Es una costumbre que tenemos. Tal vez surgió como remedio para bajar el estado de ebriedad antes de llegar a casa, porque vaya que funciona muy bien. 

Alguna vez un amigo australiano me dijo que lo que le viene en mente cuando piensa en México (e incluso decía imaginarme a mi así), es la imágen de personas disfrutando de una fiesta en la playa mientras toman coronas. Otro amigo americano se hacía la idea de que cada fin de semana lo pasaba con mis amigas bailando bachata y bebiendo tequila hasta morir.

Graciosamente la gente tiene sus propias ideas y percepciones sobre un lugar que no conoce, que no siempre están cerca de lo que es la realidad. A mi me encanta esto, porque la magia está cuando viajas. En los momentos en que conoces estos lugares, cuando descubres y confirmas si efectivamente todos los clichés son verdaderos, o cuando una vez más te sorprende la vida y te quita la venda de los ojos haciéndote ver la realidad de como son las cosas. Y creo que esto segundo es todavía mejor. Que las personas y su cultura te sorprendan. 

Siento que muchas veces en los viajes típicos como turistas no se puede apreciar todo lo que nos ofrece un lugar a grandes rasgos, siempre hace falta estar en una ciudad por un periodo de tiempo más largo, para conocer mejor a su gente, y así más ampliamente sus costumbres. Por esta razón cuando visito algún país me gusta conocerlo bien, y no únicamente lo turístico. Me gusta darle tiempo a cada lugar y no estar ahí nada más por dos días.

Italia no es sólo Roma, Florencia y Venecia. México no es sólo Cancún y la parte maya. Yo soy de la Ciudad de México, y aunque me encuentre en la capital, les puedo asegurar que no es lo mejor que tenemos. No es la ciudad más bonita, pero si la más movida y con más desarrollo del país. De hecho mi ciudad favorita es Querétaro. Y también a Guadalajara le tengo mucho cariño. Y les confieso también que, a pesar de haber disfrutado mis años vividos en la Ciudad de México, una de las cosas que más quiero hacer en cuanto termine mi carrera, es mudarme a algún otro lugar. Creo que merezco un descanso de la ciudad con más tráfico en el mundo, y pues quiero conocer otros rumbos de mi país también. 

No me veo en ningún momento de mi vida viviendo de fijo en una ciudad en particular. A nada aspiro más en la vida que a irme moviendo de país en país, conociendo nuevas culturas. Y además, claro esta, soy fiel creyente de que los cambios siempre son buenos. Pero lo que jamás podré pasar por alto es que si quiero las mejores comidas, o disfrutar de hermosas playas, tendré que regresar a mi país. Y además toda mi gente está aquí, así que siempre regresaré con una gran sonrisa de vuelta a casa.

Es verdad que si vienen a México, no pueden no visitar la parte maya. Pero ya que están en el país, de verdad que visitar otras ciudades, como la Ciudad de México, es imprescindible. Ya sea que vengan por un periodo muy corto de tiempo o por estancias largas, les aseguro que siempre tendrán algo que ver y hacer en mi enorme ciudad. Así que en mi siguiente entrada empezaré hablándoles un poco sobre los principales destinos turísticos que no se pueden perder. 

Bianca

---

Galería de fotos