Chapultepec

Siempre que tengo visitas los llevo al zoológico. No les pregunto si quieren ir, simplemente los llevo conmigo porque a mi me encantan los animales. En cada ciudad a la que voy, si es posible y si los hay, visito los zoológicos y las áreas de protección de flora y fauna porque de verdad es algo que disfruto mucho hacer. Y aquí en la Ciudad de México estoy segura de que también ustedes gozarán de esta experiencia.

Si les gustan los animales, el siguiente lugar al que tienen que ir es al Zoológico de Chapultepec. Cuenta con muchas especies de origen mexicano como el zacatuche, conocido de otra forma como el conejito de los volcanes. Es una de las especies de conejos más pequeñas que existen en cuanto a su tamaño y son de lo más tiernos. Van a querer llevarse uno a casa, se los juro. Lo mismo con el ocelote, que es como una especie de leopardo pero casi del tamaño de un gato. Como en cada parte del mundo, se encontrarán con muchos animales que seguro no habían visto antes, porque hay especies que son características de ciertos lugares en específico.

Muchas personas, especialmente las familias que llevan niños, suelen hacer picnics  para comer, después de visitar el zoológico. Es muy agradable esta idea, porque la gente se sienta alrededor del Lago de Chapultepec a tomar el sol, darle de comer a los patos y pasar el rato. Después de una larga mañana recorriendo museos, podría ser una buena opción pasarse por algunos minutos por el lago para descansar un poco y recuperarse. También suele haber lanchas que pasean a las personas y desde hace ya varios años, aunque nunca me ha sido posible ir, el lago también es escenario de la obra de teatro El Lago de los Cisnes. Sé que merece la pena porque muchas personas me la han recomendado, así que si les gustaría presenciar este espectáculo no duden en pedir informes cuando se encuentren por aquí.

Para completar el tour por Chapultepec, tengo que mencionarles también el resto de los lugares que son considerados un “must” al venir a la Ciudad de México. En realidad se trata básicamente de un cuarteto de museos. El primero, del que ya hablamos, se trata del castillo. El trío faltante esta conformado por el MAM (Museo de Arte Moderno), el Museo de Antropología e Historia y el Museo Tamayo. Y si vienen en familia con niños pequeños, tienen que considerar también una visita al Papalote Museo del Niño, los pequeños se los agradecerán.

El Museo de Arte Moderno, como su nombre lo indica, exhibe la historia del arte moderno mexicano, con obras propias de grandes artistas del siglo XX, y otras exposiciones temporales también de gran calidad. El fin de semana pasado tuve la oportunidad de ver aquí la exposición “Monstruosismos”, a partir de esculturas y pinturas que muestran un lado perverso, oscuro y la vez algo fantasioso, en 4 diferentes secciones: naturaleza, metamorfosis, religión y el disloque. Salí encantada porque son obras que rompen con lo académico y buscan ir más allá de lo tradicional. Son piezas bastante arriesgadas que definitivamente rompen con lo desconocido. 

Así como esta exposición, he sido espectadora de varias más, muy interesantes en el MAM. Siempre llegan temas que nos sorprenden, y a mi personalmente, me cautivan. Así que siempre estoy muy pendiente, junto con mi hermana, de los eventos y exposiciones que están próximos a presentarse, porque son realmente muestras de piezas únicas, que como los mismos autores de ellas dirían, no son nada más que “nuevas formas de representar la realidad”.

El Museo Tamayo tampoco decepciona nunca. Aprovechamos hace una semana visitando el MAM, para hacer también una parada en este otro lugar, que es hogar de la colección de obras de un gran pintor mexicano: Rufino Tamayo. Aquí también suelen presentarse exposiciones de piezas de arte contemporáneo internacional. Les juro que si pudiera me robaría todos los cuadros para decorar mi casa, sobre todo las “Sandías” del mismísimo Tamayo, que es mi obra favorita (y sería más fácil obtenerla robándola, que comprándola, al tener un valor de más de 2 millones de dólares).

En el último lugar de los cuatro populares, pero no por eso el menos relevante, se encuentra el Museo de Antropología e Historia, que los dejará maravillados pero a la vez sumamente cansados. Es enorme. De hecho sería muy poco probable que pudieran hacer el recorrido completo del museo en un sólo día porque cuenta con una colección bastante amplia de piezas arqueológicas y etnográficas.

Sin importar las salas que decidan visitar, la ventaja es que no sentirán que se quedaron con información incompleta porque todas están ordenadas cronológicamente y por zonas culturales, de tal manera que podrán estudiar y conocer los contenidos de su mayor interés.

Finalmente, para los más pequeños, e incluso para los adultos que quieran relajarse un poco (o para los que se sientan niños), les hice mención del Papalote Museo del Niño porque es un lugar que a todos los mexicanos nos ha sacado muchas sonrisas en algún momento. Tengo lindos recuerdos de este lugar, al haber ido en varias ocasiones por parte de la escuela, en la primaria. A todos nos han llevado ahí por lo menos una vez en nuestras vidas. O bueno, por lo menos a los que somos “millennials”, porque su construcción fue en el año 1993.

Para los que fuimos por primera vez cuando teníamos 6 años, lo recordamos como lo más increíble que existía en la tierra. Todo lo que veíamos ahí nos asombraba. Y claro que llevo un rato sin ir, y que seguramente se ha ido innovando con el paso de los años, pero siempre será un lugar para realizar actividades dinámicas y creativas. Un espacio para educar a los niños de forma divertida a la largo de 5 secciones: el cuerpo humano, el mundo, con - ciencia, comunicación y expresión artística.

Recientemente inició la nueva modalidad de atraer también al público joven y adultos, y para ello se estableció el jueves como el día especial para los “no tan niños”, con un horario extendido hasta las 11 de la noche. No he vivido esta experiencia, pero se dicen muchas cosas positivas sobre esta nueva alternativa. A pesar de ser un lugar pensado para niños, los adultos también la pasan excelente. ¿Vamos? ¿Por qué no?

● Bianca

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