Medellín

Las cosas pasan por algo.

Olvidé mencionar que mi destino consiguiente de Zipaquirá era Santa Marta y posteriormente recorrer la zona norte de Colombia para poder llegar al parque de Tayrona, el cual dicen que es una completa belleza y un destino que no se puede perder, pero la problemática era que los vuelos económicos eran con la compañía aérea Vuela Colombia y por alguna extraña razón no me aceptaba mi tarjeta, escuche posteriormente a varios extranjeros que tuvieron el mismo problema y llegamos a la conclusión de que probablemente la compañía tenía muchos filtros para las tarjetas extranjeras, otra opción era irme en autobús, pero el viajar casi veinte horas en un camino muy lleno de curvas probablemente no era la mejor forma de pasar el viaje, considerar que tenía que gastar prácticamente dos días para estar en el parque Tayrona y solamente quedarme ahí máximo otros dos días no me hacía mucho sentido. Mi vuelo se vio frustrado, la idea de autobús era descabellada y nada práctica, por lo que acorté destinos viajando directamente a Medellín.

El recorrido en autobús se hizo cerca de diez horas y el boleto estaba en unos 55 mil pesos colombianos, y una vez en la terminal de la ciudad tuve que tomar el metro y un autobús para llegar a la zona del Poblado, que es donde vive un amigo, prácticamente en la sección de “lugares” escribí todo un post de Medellín por lo que no hablaré con detenimiento de la ciudad. Llegué al departamento de Simón y aproveché un tiempo para reposar y recobrar energías, nos pusimos al corriente y recorrimos la ciudad, pasamos a un supermercado, nos compramos unas cervezas marca águila y recorrimos un poco por la zona del Museo de Arte Moderno y el parque Ciudad del Río.

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En la foto: El Museo de Arte Moderno de la ciudad.

Las sorpresas vienen cuando menos te lo imaginas.

Habíamos recorrido el parque y descansado un poco cuando decidimos proseguir nuestro camino al turisteo, pero a la altura del Museo de Arte Moderno nos encontramos con un amigo del Kung Fu de Simon, el cual nos invitó a ir por una bebida saludable o una especie de yogurt, fue un jugo ahora lo recuerdo bien, de esos que tienen como bolitas con sabor que se revientan en tu boca.

Estuvimos platicando y filosofando por un par de horas más en el mismo parque de antes y finalmente fuimos a casa de David, amigo de Simon, a cenar comida china y jugar videojuegos. Lo bello de los viajes y de los lugares, es conocerlos con el espíritu de un local, probablemente no conocí muchos destinos turísticos de las ciudades que he visitado, pero al menos puedo decir que en la mayoría de estas pude capturar una parte de la esencia de la misma, la percepción que tienen los locales y la forma en la que se desenvuelven en ella. Esa misma noche David nos invitó a una cascada que se encontraba a una o dos horas de Medellín y que él conocía bien, ya la había recorrido otras veces y era un lugar muy poco conocido, fue así como al regresar a la casa de Simon, empacamos lo necesario para la acampada y nos alistamos para partir temprano a la aventura.

Almorzamos en San Rafael, un pequeño poblado que estaba en el camino, de ahí llegamos a San Carlos y me parece que fue ahí donde nos abastecimos de productos para nuestra acampada, en cuanto llegamos montamos las casas y nos fuimos caminando entre el río por unas tres horas, fue toda una experiencia porque no solo no eran lugares muy conocidos por lo que tenías que cruzar por caminos accidentados, sino que también había ocasiones en la que la única opción que te quedaba era la de lanzarte en un clavado a alturas de dos a cinco metros. Pocas veces había hecho algo parecido y fue la belleza del paisaje y lo ignorado de la ciudad lo que me cautivó. De regreso preparamos la cena, unas lentejas con una tapa improvisada de una piedra de rio, si eso no se considera como sabores naturales no sé que pueda serlo.

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En la foto: Nuestra sopa de lenteja con sabor a piedra de río.

Aprende a desprenderte de las cosas 

Era 24 de enero, día de mi cumpleaños, y que mejor forma de pasarlo que en contacto con la naturaleza y en compañía de buenas amistades, lo más curioso fue que Cata, amiga de David, también cumplía años; es difícil de entender como en ocasiones lo menos planeado o, mejor dicho, lo inesperado, resulta mejor que lo planeado, yo no imaginaba mi cumpleaños acampando, y no pudo resultar mejor.

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En la foto: nuestro campamento a unos metros del río.

En este momento voy a desviar ligeramente la conversación para hablar de un “ritual” que me enseñó Cata, la madre naturaleza constantemente nos da y comparte de sus bendiciones sin pedir nada a cambio, nosotros nos aprovechamos de su buena voluntad y la usamos a nuestro favor, Cata me comentó que en Buenos Aíres le habían enseñado a que cuando quisieras agradecer a la Tierra por el momento y la belleza que te está brindando, tomes tabaco entre tus manos, te des un tiempo para meditar y agradecerle y finalmente te deshicieras del tabaco, ya fuera aventándolo al aire, dejándolo correr en el río o inclusive esparciéndolo en la tierra, era una forma de regresarle buena energía a la madre naturaleza.

El día siguiente desayunamos a lo alto de una cascada y tomamos un tiempo para recargarnos con el Sol, empacamos nuestras cosas y fuimos de regreso a Medellín no sin antes pasar por Guatapé para conocer este bonito pueblito.

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En la foto: Claramente se ve que es el Palacio Municipal de Guatape.

El siguiente día en Medellín recorrimos Simon y yo el jardín Botánico, el museo interactivo EPM, el Pueblito Paisa, el Parque Botero, la vieja estación de ferrocarriles, el parque de los pies descalzos, en fin, gran parte del centro, y de noche fuimos por parque Lleras y toda esa zona a conocer la vida nocturna de la ciudad. Nota: a las prostitutas se les conoce como las prepago, y por parque Lleras encuentras bastantes.

Aún hay un camino por recorrer

Medellín me dejó un buen sabor de boca, y quería quedarme aún más tiempo, pero el viaje aún estaba empezando y tenía aún muchos kilómetros por recorrer, así que en la mañana después de desayunar, me despedí de la familia de Simon, y él me llevó a la estación de autobuses para comprar mi boleto a mi siguiente destino, Cali, la capital de la Salsa…  


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