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Sassi di Matera


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Los Sassi di Matera

Los Sassi di Matera

Contra todo pronóstico, en 2016, mi familia y yo decidimos ir de vacaciones a la costa de Apulia. Se tomó esta decisión tras las exigencias de mi madre y de mi hermana pequeña (en particular), quien tenía ganas de disfrutar de unas vacaciones normales para una chica de 11 años, pese a que mi padre y yo nos opusimos, ya que no nos gustan mucho las típicas vacaciones de sol y playa.

Con la promesa de no pasar los días vuelta y vuelta bajo el sol, de que alternaríamos el mar con las escapadas al interior, salimos para un largo viaje desde Siena hasta Apulia. Como queríamos hacer varias paradas en el camino, nos detuvimos en Matera, una ciudad conocida en todo el mundo que no habíamos visitado hasta ahora. Llegamos allí por la tarde noche, y todo por culpa del navegador, que nos hizo dar vueltas durante un tiempo hasta que pasada una curva se dejó ver la ciudad. Nos quedamos con la boca abierta. Todo lo que cuentan y las fotos que había visto no mitigaron el impacto que me causó verla con mis propios ojos. Como siempre suelo hacer antes de visitar una ciudad, me había documentado sobre los orígenes y la historia de Matera.

La ciudad es conocida también como la "Ciudad de las piedras", es evidente el porqué. La ciudad se mimetiza con el terreno escarpado sobre el que ha sido construida, y las casas se confunden literalmente con la roca.

Todo el centro de Matera, gracias a sus casas excavadas en la calcarenita, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993, siendo el primer lugar de la Italia meridional en recibir este reconocimiento. Por otro lado, el aspecto antiguo y misterioso del paisaje de los Sassi di Matera ha convertido la ciudad en un escenario perfecto para rodar muchas películas muy conocidas, como La pasión de Cristo, de Mel Gibson, u otras de Pasolini y de los hermanos Taviani.

El territorio que ocupan los Sassi se divide en dos partes mediante un profundo cañón llamado Gravina: por un lado, al sur, se encuentra el Sasso Caveoso, mientras que por el otro, al noroeste, se extiende el Ssso Barisano. Entre ambos está la Civita, desde la que emergen el campanario de la catedral de Matera y muchas construcciones nobiliarias.

Los orígenes de la ciudad se remontan a muy atrás. De hecho, algunos hallazgos hacen pensar que el área que ocupa actualmente Matera es habitada desde la Prehistoria. Aunque, en realidad, probablemente se asentara como núcleo habitado en la época de la Magna Grecia, pues por aquel entonces se ubicaba en el cruce la ruta comercial y las colonias meridionales.

Durante el siglo VIII, la ciudad se convirtió en un reclamo de la inmigración por parte de los monjes benedictinos y bizantinos. Aún hoy quedan vestigios de las grutas que estos transformaron en iglesias rupestres.

Tras muchos acontecimientos, los Sassi siguieron siendo habitados hasta 1952, cuando una ley del Gobierno impuso el desalojo de los Sassi y el traslado de sus 15 000 habitantes a nuevos barrios. A partir de ese momento, el casco antiguo de Matera cayó en una situación de deterioro y dejadez, agravada posteriormente por el terremoto que sacudió Irpinia en 1990 y que derrumbó muchísimas viviendas.

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En 1986, el Gobierno tomó cartas en el asunto e impulsó la ley 771, que decretó la destinación de 100 000 millones de liras para la recuperación de los barrios afectados por los últimos 30 años de abandono.

Nosotros tuvimos la suerte de alojarnos en un B&B (Bed and Breakfast) situado en el centro del Sasso Barisano. En su interior, aún se conserva una excavación en la roca que el propietario restauró para atraer a los turistas. Él mismo nos la enseñó con orgullo.

La mañana del día siguiente, fuimos a ver la ciudad. Afortunadamente, para estar a mitad de julio, corría una brisa fresca que nos permitió dar un paseo tranquilo. Lo primero que visitamos fue la Casa Grotta di Vico Solitario.

En su interior, había una cocina con chimenea, una mesa en medio de la única habitación que tenía la casa, y una cama con un colchón lleno de hojas de maíz. Frente a la cama, el establo y un pequeño comedero para la mula, el animal indispensable para una ciudad como Matera.

La visita a aquella casa no dejó muy sorprendidos: imaginad cómo debía de ser vivir en aquellas condiciones, y encima, esa realidad que parecía tan lejana en verdad no lo es.

Antes de visitar la ciudad, mi madre me había aconsejado leer la novela de Calo Levi, "Cristo se paró en Éboli", donde el autor describe la ciudad en la que fue confinado durante el nazismo y la compara con el Infierno dantesco. De hecho, según Levi, los dos Sassi principales, el Sasso Caveoso y el Sassi Barisano, se asemejaban al infierno no solo por su forma, sino por el modo en que debía de ser vivir en su interior. Pero lo que más suele llamar la atención, y que de hecho más me sorprendió, fue que las habitaciones no tienen luz. O mejor dicho, la única luz que recibían era la que entraba por la puerta; no muchas casas tenían una como tal, sino que, teniendo en cuenta la falta de espacio, se accedía a ellas por medio de pequeñas trampillas en el techo.

Por consiguiente, las personas que vivían en los Sassi estaban acostumbradas a la oscuridad. Y es más, imaginad cómo olerían las casas si no tenían ventilación. La obra de Levi tuvo muchísima repercusión, tanto es así que Palmiro Togliatti, de visita por Matera en 1948, dijo que lo sucedido en la ciudad era una "vergüenza nacional".

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Como nos explicó la guía en la Casa Grotta, Carlo Levi organizó perfectamente un sistema eficiente. Así, en las Casa Grotta, se han implantado canalizaciones de agua e irrigación para los huertos y jardines colgantes, al igual que pozos que recogen el agua de la lluvia que cae en las zonas comunes. De este modo, las casas poseen un perfecto sistema de climatización: en verano, los rayos del sol no penetran, mientras que en invierno sí. La temperatura en su interior se mantiene constantemente en torno a los 15 ºC.

También visitamos algunas de las iglesias más rupestres, completamente excavadas en la roca, que los monjes nos dejaron. Recuerdo que la humedad había arruinado las pinturas y pensé que, lamentablemente, era posible que en unos años ya no sería posible admirar aquellas maravillas.

Buscando los rayos del sol a la hora de comer, decidimos saciar nuestra hambre con un buen y refrescante helado artesanal que compramos en la heladería "I vizi degli angeli".

Una vez que nos lo comimos, fuimos a ver la catedral de Matera, levantada en la estribación más alta de la ciudad, donde antes estaba el antiguo monasterio benedictino de San Eustaquio. La catedral se edificó a partir de 1230, y por fuera ha conservado casi por completo su aspecto original. Su interior es más ostentoso, está decorado con un enyesado dorado y esculturas muy bonitas. Alberga valiosos frescos de la época bizantina y un magnífico pesebre de piedra esculpido entre los años 1530 y 1534.

Solo pudimos dedicarle a la ciudad un día, pues al día siguiente continuamos nuestro viaje hacia Apulia. Aun así, la ciudad nos dejó impresionados, bien por su aspecto tan particular como inusual, bien por su historia.

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Siguiendo la tendencia de las mejores obras arquitectónicas de los últimos años, la ciudad de Matera ha sido elegida este año como Capital Europea de la Cultura. Desde el 31 de diciembre hasta finales del próximo año, acogerá los eventos, exposiciones y espectáculos que la convertirán, sin duda, en una ciudad fascinante y única.

Ya que estáis, ¿por qué no aprovecháis para echarle un ojo a los lugares abandonados más bonitos del mundo? Podría ser la idea perfecta para pasar el mejor Halloween de vuestra vida.

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I Sassi di Matera

Publicado por flag- Jose Lahera — hace 3 años

La pequeña ciudad de Matera es el lugar más turístico y visitado de la desconocida región italiana de Basilicata. Se encuentra situada al sur del país, a pocos kilómetros del límite con la paradisíaca región de Puglia. Está considerada como una de las ciudades más antiguas del mundo y tiene el honor de ser el primer lugar del sur de Italia declarado Patrimonio de la Humanidad.

Si hay algo famoso que ver en Matera son los Sassi y las cuevas rupestres. Se trata del antiguo asentamiento de viviendas escavadas en las rocas, en el que podrás ver casas, restaurantes, hoteles, iglesias rupestres, así como terrazas y miradores espectaculares. Estas construcciones, habitadas desde tiempos remotos, están perfectamente adaptadas al terreno. Los sassi de Matera están divididos en dos: Sasso Caveoso y Sasso Barisano.

El momento más recomendado para visitar Matera es al atardecer, cuando la ciudad empieza a iluminarse y la panorámica que regala es inolvidable.

Sasso Caveoso

Este sasso alberga entre sus estrechas y empinadas calles la Iglesia de San Pietro Caveoso y la Casa-Cueva, donde podrás conocer como se vivía hace siglos en una de estas viviendas.

Sasso Barisano

Es el más conocido y visitado, donde se encuentran la mayoría de hoteles-cueva, restaurantes, y tiendas de souvenirs y artesanías. Este barrio ha sido restaurado y preparado para el turismo, convirtiéndose en muy poco tiempo en uno de los lugares más visitados del sur de Italia.

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