Marrakech, la magia del desierto

Os he hablado en otra ocasión de la magia de los zocos marroquíes, y hoy quiero determe un poquito más en una ciudad que me tiene fascinada: se trata de Marrakech. No es casualidad que miles y miles de turistas la seleccionen cada año para pasar sus vacaciones, pues es un lugar verdaderamente mágico, donde ya se perciben los aires del desierto. Al mismo tiempo, sin embargo, puedes comprar y caminar por ella con muchas comodidades que echamos de menos en otros lugares, como por ejemplo hoteles bien acondicionados o un bar donde sentarte y tomar una cerveza. Probablemente en esa mezcla de elementos occidentales y orientales es donde se encuentre la razón de su éxito como destino turístico.

Marrakech me fascinó desde la primera vez que la descubrí por dos cosas: sus monumentos y colores y sus compras. Entre los monumentos, es imprescindible la Koutoubia, esa torre que se dice que es gemela de La Giralda y donde, en algunos momentos, podemos ver a cientos de personas rezando tanto dentro como fuera, en la explanada que se encuentra a su lado. Muy cerca de la torre está la plaza de Jmaa el Fna, que a mí particularmente me recuerda a cómo debieron ser los mercados medievales, pues en ella encontramos una curiosa mezcla de vendedores de zumos, cuentacuentos y hombres que juegan peligrosamente con cobras. Dicen que es un espectáculo hecho para turistas, y puede que tengan parte de razón, pero la magia sigue estando ahí, y parte de esa magia se encuentra en el colorido que tiene todo: el aire parece llenarse también con las tonalidades ocres del cercano desierto, un olor a especias lo inunda todo y las palmeras, recortadas sobre el horizonte, terminan este cuadro que tanto impresiona a quienes no somos de aquí. 

La otra razón por la que Marrakech siempre es una buena opción son las compras que permite realizar. Por un lado, las de artesanía, que se concentran en la enorme medina y sus extensos zocos, en los que es posible encontrar casi de todo. Desde souvenirs tan puramente turísticos como las babuchas hasta mis favoritas, piezas realmente hechas a mano con mucho gusto, desde tejidos artesanales hasta figuras de metal o velas perfumadas. Es un auténtico placer recorrer estos zocos y dejarse impregnar de tanta originalidad. La otra parte del Marrakech de shopping es la zona nueva, en la que se encuentran numerosas firmas internacionales. Es una buena forma de desconectar del trasiego de la medina en medio de avenidas más amplias, bien iluminadas. Es cierto que no tienen el toque local del zoco, pero en ocasiones puede que se agradezca. Así que ya sabes, elige tu opción de viaje y recorre Marrakech. Estoy segura de que te encantará. 

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